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Planifique como los diseñadores

El avance proviene de formular nuevas preguntas, no de polemizar sobre las soluciones existentes. Estas son 8 alternativas que podrían cambiar el pensamiento y el proceso de planificación dentro de una organización.

Jaime Bárcenas
4 de marzo de 2016

Los estrategas de negocios siguen esforzándose por formular nuevas alternativas para los métodos tradicionales de planeación, sin tener en cuenta que estas formas tradicionales han presentado problemas desde hace mucho tiempo. El continuo esfuerzo por convertir la planeación en una “ciencia” que se basa en números, eficiencia administrativa, predominio de técnicas únicas y aplicaciones obsoletas; han llevado al limbo a la creatividad.

Que tal si hablamos entonces de probar otro camino, y podríamos empezar por imitar un poco la disciplina que tienen los diseñadores, un medio que se caracteriza por procesos participativos, diálogos continuos, con flexibilidad en los tiempos de entrega y que saca provecho de los conflictos en lugar de evitarlos. Todo con el firme propósito de inventar y aprender, dejando de lado el querer controlar todo.

Y sin intentar exagerar, me quiero imaginar ¿qué pasaría con la estrategia del negocios si los gerentes tomaran en serio esta propuesta? ¿qué pasaría si los ejecutivos trataran de pensar como los diseñadores?. Después de participar en muchos ejercicios de planeación de la estrategia de negocios, les voy a sugerir 8 alternativas que podrían cambiar el pensamiento y el proceso de planificación dentro de una organización:

1. Comprender que diseñar una estrategia de negocio equivale a inventar

Pese a que todos los estrategas tienen un buen discurso sobre el arte y la ciencia de la gestión estratégica, lo cierto es que a la hora de buscar analíticamente “la estrategia correcta”  la mayoría olvidan el arte y escogen la ciencia.  Pero hay que tomar en serio la importancia de reconocer la diferencia entre lo que hacen los científicos y los diseñadores, pues mientras que los primeros investigan el hoy para descubrir las explicaciones acerca de lo que ya existe, los diseñadores inventan hoy algo que no existe y que será nuevo mañana. Y  es que a todos nos importa que la estrategia dibuje un futuro distinto al presente, entonces hay que tener muy claro que rara vez un futuro absolutamente grandiosos se descubre a través del análisis.

2. Reconocer el poder de la persuasión

Si la estrategia es en verdad una intención – una historia más, entre muchas, acerca del futuro –, entonces siempre es discutible. Los líderes tienen que persuadir a otros de que la historia que eligieron es la más sabia, deben convertirla en un relato seductor en el que los empleados sean “amantes” y no “prostitutas”. Pues compartir una imagen del futuro no es una tarea fácil ni para los líderes más experimentados, después de todo la mayoría de las estrategias en las diferentes industrias exigen un compromiso previo a un reto nuevo, diferente y que se basa en la seguridad de lo que ha funcionado bien en el pasado. El poder de la persuasión radica en compartir una nueva visión como una invitación y no como una simple orden.

3. Inspirar a los demás

Los grandes diseños son aquellos que convocan a abrir las expectativas  cada vez más a un futuro mucho más grande, desafortunadamente si nos referimos al estado actual del diseño de negocios se caracteriza por lo simple, seguro y un tanto mediocre; no hay ni la mínima intensión de cautivar a la audiencia y mucho menos de inspirarla, grave error si se quiere obtener éxito rotundo en los negocios.

4. Aprender a experimentar 

¿Cómo se pasa de la maestría a la genialidad? ¿De la capacidad técnica a la verdadera innovación? una sola respuesta: experimentando. Dar lugar a la mente para idear nuevos procesos de planeación estratégica, elevar el poder de la imaginación para probar nuevos futuros y generar nuevos prototipos materiales que potencialicen la expresión.

5. Incluir más personas en las conversaciones estratégicas

La imagen del genio solitario que trabaja en su espacio de inspiración es un mito, tanto en el arte y en la ciencia como en los negocios. El diseño nos enseña sobre la importancia de incluir múltiples puntos de vista en el proceso; elevar el discurso individual a una verdadera conversación. Cuanto mas complejo es el desafío del diseño, mayores son los beneficios de contar con diversas voces y miradas que lo enriquezcan.

6. Aprender a hablar de otra manera

Por supuesto que no alcanza con reunir a una variedad de personas en una habitación para  producir diseños superiores, tenemos que cambiar la manera en que hablamos entre nosotros. Es común que en los ambientes de negocios todos actuemos como si estuviéramos debatiendo y defendiendo una posición, esto puede llevar a estancar el progreso, pues el avance siempre proviene de formular nuevas preguntas, polemizar situaciones existentes y de re examinar lo que damos por sentado.

7. Trabajar “al revés”

La mayoría de los gerentes aprende una metodología directa para resolver un problema: definirlo, identificar varias soluciones, analizarlas y  elegir una. En cambio los diseñadores parten del final de este proceso: procuran tener claro el resultado deseado del  diseño, y después trabajan hacia atrás para poder lograrlo.

8. Hablar de las posibilidades

Se dice que un gran diseño surge de la conjunción de los límites, los eventos fortuitos y las posibilidades, elementos centrales para crear diseños innovadores, elegantes y funcionales. Lo importante es saber por dónde se empieza, pues la costumbre de hacerlo estableciendo el presupuesto, las posibilidades de implementación y las ganancias, impiden generar nuevos escenarios. Un gran diseño parte de la siguientes pregunta:  “¿Qué pasaría si cualquier cosa fuera posible?”. Después de todo, si la estrategia es una invención, y si nuestras hipótesis solo están acotadas por lo que podemos imaginar, la tarea número uno es eliminar las barreras que impiden que la imaginación se extralimite.

Muy raras veces se consiguen diseños ejemplares, sin embargo lo que más vale la pena hacer es aquello que resulta difícil de lograr, pues su resultado será siempre superior a los demás.