MARIO VALENCIA

Planificando el atraso

La mitad del crecimiento económico esperado en los próximos cuatro años, según las estimaciones del Departamento Nacional de Planeación contenidas en las bases del Plan, proviene del “choque petrolero” y las regalías.

Mario Valencia, Mario Valencia
18 de febrero de 2019

Al presidente Iván Duque y al ministro Alberto Carrasquilla no se les puede acusar de incoherentes. El denominado Plan Nacional de Desarrollo que presentaron al Congreso, es consistente con la pobreza y la desigualdad que están decididos a mantener en Colombia. La mitad del crecimiento económico esperado en los próximos cuatro años, según las estimaciones del Departamento Nacional de Planeación contenidas en las bases del Plan, proviene del “choque petrolero” y las regalías. En efecto, esperan que la economía crezca 80 puntos básicos, de los cuales 40 puntos básicos son minería. Mientras tanto, la educación y la protección social aportarán 0 (cero) al crecimiento. No es carreta, ¡está en el Plan, léanlo!

En el Plan de Inversiones, 11,2 % está destinado a la minería y 1,9 % al desarrollo rural. ¡De la industria manufacturera ni hablan! Pero como estamos en año electoral, llenaron el proyecto de frases rimbombantes: “primero los niños”, “trabajo decente”, “que nadie se quede atrás”, “fábricas creativas” y “valor agregado naranja”, entre otros. Que no se hagan ilusiones los emprendedores -que son casi todas las personas, aunque la “economía naranja” quiera hacer creer otra cosa-, ni los empresarios -aun los que ciega y equivocadamente siguen apoyando a Duque-; el “pacto por el emprendimiento, la formalización y la productividad”, que busca una “economía dinámica, incluyente y sostenible”, solo cuenta con el 2,2% de los recursos. El final de esta película de horror, es que el sector que más crecerá al final del gobierno de Duque es el financiero, 5,1% promedio anual. ¿Adivinen quién se está frotando las manos?

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Para eso los eligieron. Lo que busca el plan es facilitar los negocios de la minería, la especulación financiera, la utilización de recursos públicos para enriquecer a algunos privados, a los contratistas y a las multinacionales que pusieron a Duque en la presidencia. Que el resto se salve como pueda.

El Plan consiste en seguir sacando y exportando petróleo y carbón, esperando el baloto de los precios internacionales y apostando al desastre del ‘fracking’, como aparece en la página 638 de las bases del plan. La estrategia es que afuera comprarán más de lo mismo, ignorando lo que pasa en la economía global. En el artículo 21 del proyecto se prorrogan las concesiones mineras por 30 años adicionales. Los artículos 14 y 43 facilitan la privatización de empresas. Los artículos 58, 113, 117, 119 y 140 son una reforma pensional para salvar de la crisis a los fondos privados. Y el artículo 181 son facultades extraordinarias al Presidente para modificar toda la estructura del Estado.

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El artículo 35 es el fin del Departamento Nacional de Planeación. Es la renuncia del Estado a la planeación del desarrollo en el largo plazo, trasladando el presupuesto de inversión a la voracidad politiquera del Ministerio de Hacienda, dirigido por un mercachifle. Nada de lo que está contenido en esa política llevará a Colombia al desarrollo; por el contrario, creará un rezago permanente en materia científica y tecnológica con las potencias globales.

Que en los casi 60 años de planificación del desarrollo, Colombia, dotado a más no poder de riqueza humana y natural, siga siendo un país con un ingreso per cápita de US$6.000 al año, es prueba del fracaso y engaño al que someten a la población. Los principales enemigos del desarrollo colombiano han sido sus gobiernos y el actual escogió que su camino es seguir haciendo gavirismo, uribismo y santismo, cada uno más desastroso que el anterior.

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