CAMILO DÍAZ

Pensiones y empleo debate sin resolver

El mercado laboral acosado por el desempleo y la informalidad está estrechamente vinculado con la solución al problema pensional.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
8 de febrero de 2020

La agenda próxima del Gobierno en materia económica estará concentrada en el eventual trámite de las reformas pensional y laboral que el ejecutivo viene diseñando con el fin de cumplir dos de sus objetivos de política pública, disminuir el desempleo, que el año pasado promedio 10,5%, y aumentar la cobertura pensional, o más bien la protección a la vejez, como lo planteo la ex ministra de trabajo Alicia Arango. Esos dos debates de pensiones y empleo siguen sin ser resueltos, acosados por un mercado laboral que presenta una alta tasa de desempleo e informalidad, y por un sistema pensional con profundas desigualdades como la baja cobertura, inequidad, y desafíos de obtención de pensión.

La discusión de la reforma pensional no debe limitarse simplemente a incrementar la cobertura, o a cambios en los parámetros como edad de jubilación, monto de cotización, o tasa de reemplazo. La discusión debe tener en cuenta la estructura del mercado laboral colombiano, que al final del día, es el responsable de que los trabajadores logren o no obtener una pensión al final de su vida productiva. 

El hecho de que el 50% de los ocupados se encuentren en la informalidad implica que la mitad de quienes son considerados trabajadores no cotizan al sistema de seguridad social, por lo cual no lograran obtener una mesada pensional simplemente porque se encuentran fuera del sistema. Al menos otro 20% tampoco lograra obtener una pensión puesto que, aunque cotiza al sistema de seguridad social padece periodos prolongados de desempleo o estacionalidad en los ingresos, lo que le impide o bien completar el número de semanas mínimas o ahorrar suficiente dinero para pensionarse. Otra parte de la población activa si bien logran completar sus semanas de cotización, en varios casos no logran ahorrar suficiente en el régimen de ahorro individual y terminan con mesadas que están por debajo del 50% de sus ingresos como trabajadores, mientras que los que lo logran a través del régimen de prima media terminan recibiendo subsidios del Estado para lograr mesadas alrededor del 70% de sus ingresos.

En todos los casos la principal variable para que se alcance el objetivo de pensionarse está estrechamente vinculada con la vida laboral de los cotizantes. Una etapa productiva con bajos salarios, en la informalidad, alta rotación y periodos de desempleo altos conducirán a que no se alcance la jubilación, independientemente si se cambian los parámetros de edad, monto de cotización etc. 

Entonces una de las aristas sobre las que se debe trabajar es efectivamente el mercado laboral y la generación de empleo de calidad con cotizaciones a la seguridad social, por supuesto dejando a un lado la lógica que considera que si se disminuyen los costos laborales por la vía de contraer los salarios se van a generar nuevos puestos de trabajo, esto es un error puesto que los costos que son ahorrados no son reemplazados por los demandantes de empleo. Los nuevos empleos se generan cuando nueva demanda justifica la contratación de personal adicional, no porque incorporar nueva fuerza laboral sea más barato.

Finalmente vale la pena analizar los datos correspondientes a la contribución del Estado al sistema pensional, mientras se dice que se gastan cerca de $42 billones desde el presupuesto para atender el pago de pensiones, poco se profundiza en el hecho que de esos ingentes recurso solo $21 billones son dirigidos a Colpensiones, el monto restante se gasta en atender las pensiones de los regímenes especiales, que en el caso de los altos funcionarios públicos llegan a pagar mesadas de hasta veinticinco salarios mínimos, con lo cual la mayoría del monto subsidiado por la Nación termina en manos de los más ricos que tuvieron la suerte de estar en un régimen especial y obtener una mesada pensional elevada.