GUSTAVO RIVERO

Pensamientos tóxicos

¿Qué pensamientos dificultan el camino al éxito?

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
20 de abril de 2018

Marco Aurelio decía: “La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos”. También decía: “Tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Cuando te des cuenta de esto, encontrarás la fuerza”. Efectivamente, si usted se diera cuenta de cuán poderosos son sus pensamientos, jamás tendría uno negativo.

Los buenos pensamientos dan confianza y permiten actuar. Los pensamientos equivocados pueden llevar a planes descarrilados y al estancamiento, por ello debemos aprender a mantenernos alejados de las zonas tóxicas. Según Lead From Within, mientras dirija su camino desde el pensamiento dañino e insolidario hacia la positividad, hay áreas que debe evitar:

La necesidad de la perfección: cualquiera que piense que debe ser perfecto se está preparando para el fracaso. Cuando la meta es la perfección, siempre se quedará con la sensación de que no la alcanza y con el tiempo llegará a verse como un fracasado. Todo lo que haga creará su futuro, y no tiene que ser perfecto para llevarlo al éxito.

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No ser lo suficientemente bueno: todos en algún momento tenemos dudas. Pero si se convierte en un estado mental constante, si pasa mucho tiempo pensando que no es suficientemente inteligente o hábil, no asumirá la responsabilidad de mejorar el valor de lo que tiene que ofrecer. Las personas exitosas identifican sus talentos y los usan para alcanzar su máximo potencial.

Compararse con los demás: es una tentación constante ver si estamos a la altura de otros, pero la realidad es que todos somos diferentes. Nadie más tiene sus dones y perspectivas, sus antecedentes, desafíos e intereses, y no puede aprender nada de sí mismo mirando a los demás. Dedique su tiempo y energía a crear su mejor versión y rodéese de gente de calidad que lo fuerce a subir de nivel.

Necesidad de estar siempre en lo correcto: la verdad es que todos nos equivocamos y eso está bien. Necesitamos aprender de nuestros errores y experimentar un poco de humildad. Si no se controla, la necesidad de tener razón puede hacer mucho daño: puede afectar a sus relaciones, a su negocio y a su liderazgo. A veces tendrá razón y a veces estará equivocado. Recordar eso y tomarlo con calma nos ayuda a tener éxito y nos hace mejores personas.

Preocuparse por lo que los demás piensen: la gente siempre tendrá opiniones sobre usted. Creerán en usted o no, pero las personas exitosas entienden que, independientemente de lo que otros piensen, pueden hacer lo que sea necesario para triunfar. Pueden tomar las decisiones arriesgadas necesarias para alcanzar el éxito. No se tome tan a pecho las opiniones de otros, porque las respuestas a “quién es usted” y “qué puede lograr” vienen desde dentro. Nadie puede hacerle sentir inferior sin su consentimiento.

Permitir que el pasado dictamine el futuro: si cree que “quién era” y “qué hizo en el pasado” determinarán su futuro, piénselo de nuevo. La gente crece y cambia de dirección. Quién era usted ayer no tiene por qué coincidir con quién será mañana o incluso hoy. Incluso si ha fallado en el pasado, puede tener éxito en el futuro. Tenga confianza para seguir intentándolo. Las personas exitosas no permiten que nada del pasado erosione su capacidad de crear un futuro exitoso, porque saben que la vida está llena de segundas oportunidades. Piense siempre: “yo gano o aprendo, nunca pierdo”.

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Creer que su destino está fuera de sus manos: muchas personas sienten que su destino está escrito. La verdad es que su destino es algo que puede moldear: el poder está dentro de usted y permitirse creer lo contrario es sólo una manera de no asumir la responsabilidad. A veces las cosas serán difíciles, a veces serán desafiantes, pero en todo momento, usted tiene el poder de crear su propio éxito o fracaso. Su destino está en sus manos, corazón y mente.

En lugar de permitir que sus pensamientos lo saboteen, utilícelos responsablemente, manténgalos alejados de situaciones perjudiciales y deje que le sirvan para que usted aprenda a servir. Recuerde que el 90% de lo que le preocupa nunca sucede, y como decía Louise Hay: “Yo ya no arreglo mis problemas, arreglo mis pensamientos y los problemas se arreglan solos”. No hay cambio mental más importante que dejar de verse como escultura para pasar a verse como escultor.