CLAUDIA VARELA

Mi estrategia es que por fin me necesites

Si quiero realmente ser inteligente en el tiempo con mi trabajo debo pensar que si una acción que emprendo hoy puede impactar el mediano plazo, estoy construyendo estrategia.

Claudia Varela, Claudia Varela
8 de abril de 2018

Creo que es muy importante desde una perspectiva profesional entender mi propio plan estratégico, para dónde voy y qué pretendo alcanzar. Si quiero realmente ser inteligente en el tiempo con mi trabajo debo pensar que si una acción que emprendo hoy puede impactar el mediano plazo, estoy construyendo estrategia.

Siento que el pensamiento estratégico es uno de los más difíciles de tener. Alguna vez encontré a alguien que lo tenía, luego se metió a trabajar tan a fondo en un modelo de negocio que implicaba solo el hoy y la cuota de mañana, que empezó a perderlo.

A veces castigamos muy fuerte a las nuevas generaciones juzgando que no tienen compromiso y por tanto su visión estratégica es cortoplacista. Realmente no sé si es solo su responsabilidad, estamos exigiendo al mundo tanta inmediatez que a veces me encuentro con que es mejor no planear. Pero también es claro que siempre hay que tener un norte para saber quér tanto me desvié o llegué a la meta.

Siendo un buen líder, ¿cómo incentivar y procurar el pensamiento estratégico en mis colaboradores? Lo primero que debe hacer un buen líder es ser ejemplo, básico y profundo como eso. Si solamente estoy presionando por la cuota del mes, si solo me importan los quick wins o triunfos inmediatistas y soy ejemplo de eso, a nadie le va a importar mucho la estrategia sino más bien mostrarse en el plazo inmediato.

Esto puede llevar múltiples problemas entre ellos de ética, ya que podría entenderse que  el fin puede justificar los medios.

Un buen líder debe estar preocupado por la estrategia así sienta que solo está de paso en la posición actual. ¿Qué quiere decir esto? Que hay que abstraerse del ego y pasar por encima de él, pensando más bien en las implicaciones que tienen las decisiones en el negocio, la gente y los clientes, así yo mismo esté o no esté presente en el momento que esto pueda ocurrir.

Un buen líder también delega y permite que otros piensen las consecuencias de sus actos y los efectos diversos generando incluso árboles de decisión para momentos críticos. Si yo no dejo manejar el auto jamás mi hijo adolescente va a aprender a conducir o a entender lo que puede ocurrir con un exceso de velocidad, por ejemplo. Delegar es vital para que otros vivan no solo la adrenalina de la buena ejecución sino la emoción de una buena estrategia.

El líder escucha más de lo que habla. No solo soluciona, sino que hace que los demás encuentren soluciones y si hacemos las preguntas correctas sobre las implicaciones que puede tener una decisión del corto plazo incentivamos el pensamiento estratégico que tanta falta nos hace hoy.

¿Cómo no inspirarse en poetas y pensadores para hablar de estrategia? Benedetti enseña la mejor manera de entender una buena táctica y una buena estrategia a través de unos ojos enamorados que buscan quedarse en el recuerdo. Solo un extracto de su poema me hizo pensar que es más simple de lo que realmente parece.

Dice Benedetti: “Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos, escucharte, construir con palabras... Mi estrategia es en cambio más simple y más profunda. Es que un día cualquiera, no sé cómo, ni se con qué pretexto, por fin me necesites...”

¿Más amoroso y simple? ¿Mejor mensaje de liderazgo en los negocios? ¿Mejor manera de ver la gente? ¡Mario Benedetti ídolo!