OPINIÓN ONLINE

Paradoja entre economía y mercados financieros

El comportamiento de los mercados financieros puede contribuir, significativamente, a la auto alimentación de las expectativas de recuperación económica al mantener el acceso fácil y barato a la financiación externa ya sea con deuda o con inversión extranjera.

Germán Verdugo
14 de septiembre de 2016

Pese al ambiente de optimismo que parece estar generando el acuerdo logrado entre gobierno y FARC para poner fin al conflicto armado con dicho grupo guerrillero, la economía colombiana atraviesa un momento difícil caracterizado por lento crecimiento económico, inflación elevada, altas tasas de interés del mercado crediticio, creciente déficit fiscal, amplio desbalance externo y una débil moneda.

No obstante, uno de los hechos que más contrasta con los resultados económicos de este año ha sido el favorable resultado de los principales activos financieros.

El indice del mercado accionario colombiano se ha valorizado más de 20% en lo corrido del año, mientras que los títulos de deuda pública de largo plazo lo han hecho en más de 15%. Esto a pesar de que la teoría sugiere que ante un escenario de alzas en las tasas de interés (como ha ocurrido en Colombia), la actividad económica se enfría al hacer mas costoso el acceso a la financiación, tanto a los consumidores como a las empresas.

Así mismo, la desaceleración económica, teóricamente, pondría al gobierno en una situación más apremiante, toda vez que esa menor dinámica debe reflejarse en mayores necesidades de financiamiento vía deuda pública, ante el deterioro del balance fiscal, como, en efecto, está sucediendo.

El resultado teórico esperado sería totalmente evidente en Colombia si fuera una economía cerrada, especialmente a los flujos financieros internacionales. Sin embargo, mientras que a la luz de datos recientes, la economía experimenta una marcada desaceleración con un crecimiento de apenas 2.0% en el segundo trimestre de 2016, las ventas minoristas prácticamente estancadas y la tasa de desempleo exhibe un incremento considerable, los activos financieros muestran fuertes valorizaciones en el último mes y medio.

Esta paradoja de baja actividad económica y altas valorizaciones de los principales activos financieros en Colombia se explica por dos hechos: i) Ser una economía abierta y, en mucho menor medida; ii) Mantener la credibilidad en la capacidad de las políticas macroeconómicas internas de apoyar el crecimiento económico de largo plazo.

Aunque todavía muchos relacionan este comportamiento con el precio del petróleo y otros con el acuerdo alcanzado con las FARC, lo cierto es que quitándose la venda y observando lo que sucede en otras economías comparables como Brasil, donde no hay proceso de paz ni dependencia del petróleo, el comportamiento entre los resultados de la actividad económica y la valorización de los activos financieros es muy parecido al caso colombiano.

El índice accionario de la Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa) ha registrado una valorización cercana a 35% en lo corrido del año, resultado que contrasta con la profunda recesión (PIB cayó 3,8% en 2015 y caerá 3,3% en 2016) y crisis política (Dilma Rousseff fue destituida por corrupción).

Además, el país tiene la inflación en 9%, la tasa de interés del banco central en 14,25%, el déficit fiscal en 9.58% del PIB, es decir, difícilmente podría tener peores resultados económicos y aun así, los mercados financieros viven un año destacado.

Lo anterior, a pesar de lo simplista que pueda sonar, sencillamente significa que el valor relativo de los activos a nivel global, sumado a las expectativas de un adecuado funcionamiento de las instituciones políticas y económicas de manera individual en los países emergentes, parece ser suficiente para soportar la valorización de los activos financieros; particularmente, en un mundo con excesos de liquidez y escasas alternativas de inversión de fácil acceso (como es el caso de los activos financieros).

En todo caso, este comportamiento de los mercados financieros puede contribuir, significativamente, a la auto alimentación de las expectativas de recuperación económica al mantener el acceso fácil y barato a la financiación externa ya sea con deuda o con inversión extranjera.

Desde esta perspectiva es imprescindible que así como la política monetaria ha actuado en consecuencia con la situación económica local, la política fiscal haga lo propio, pues ya hace un año que se dieron las recomendaciones para una reforma tributaria estructural y no se ha dado ni un paso adelante. Adicionalmente, ya hay muchas voces apoyando la indisciplina fiscal con la excusa de financiar el posconflicto.