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El comienzo de la era Post 2015

Culmina la etapa de los objetivos de desarrollo del milenio, y empezamos la era Post 2015 de los objetivos de desarrollo sostenible en donde los países emergentes tienen una sobresaliente potencia. Opinión de Maria Alejandra Gonzalez-Perez.*

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
2 de marzo de 2015

El año 2015 simboliza un comienzo sensato y ambicioso de la nueva orientación hacia el desarrollo con énfasis en alianzas globales. Existe voluntad política y tiende a percibirse alineación entre las organizaciones multilaterales, los gobiernos nacionales y empresas multinacionales para asegurar que la agenda Post 2015 será la fuerza más importante para determinar el futuro del desarrollo internacional. Empero, hoy nos encontramos en el planeta con un momento de inseguridad alimentaria; riesgos medioambientales que conllevan a mayores costos en pro de la adaptación a los efectos de cambios climáticos; bajos crecimiento del comercio, de la productividad laboral y de la economía mundial; de descenso en los precios de los commodities; de mayores restricciones en países desarrollados para absorber las exportaciones crecientes de países emergentes y en vía de desarrollo; de industrias con mayor intensidad tecnológica y por ende menos demandantes de fuerza laboral, y más dependientes de capital; y un crecimiento de la desigualdad rural y urbana, y por ende mayores tensiones sociales y políticas.

En septiembre del año 2000, en el marco de la Cumbre de Jefes de Estado de las Naciones Unidas en Nueva York se estableció la resolución en la cual los 189 mandatarios presentes acordaron y adoptaron la Declaración del Milenio que consiste en ocho objetivos, conocidos como los dos objetivos de desarrollo del milenio (ODM), alineados para lograr un mejoramiento de la calidad de vida de los países más pobres para el año 2015. Estos objetivos giraron alrededor bajo la premisa acordada en la que los países y sus ciudadanos tenemos “la responsabilidad colectiva de respetar y defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad en el plano mundial”.

Algunos de los impactos positivos de los ODM fueron, la visibilidad y claridad dada a los temas desarrollo y pobreza en la agenda política internacional, y los lineamentos para la traducción de estos aspectos en la operacionalización de políticas públicas que se convirtieron en un progreso significativo de la reducción de la pobreza, el hambre y enfermedades como la malaria. Sin embargo, los ODM tuvieron algunas críticas, como lo son la falta de énfasis en problemáticas que persisten en cuanto diferencias género y falta de empoderamiento de las mujeres; deterioro del medio ambiente; y la exclusión de los derechos políticos y civiles y reformas institucionales para combatir la desigualdad y la discriminación; y sobretodo, la falta de objetivos explícitos y políticas para el desarrollo económico a nivel nacional y global.

Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), fueron jalonados por el informe del Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015 publicado en Mayo del 2013, el cual fue producto de procesos de consultación a más de 5.000 organizaciones de diferentes regiones del mundo y de varios sectores sociales y económicos, se sugiere la creación de una Alianza Mundial renovada para la erradicación de la pobreza antes del 2030, mediante la transformación de las economías a través del desarrollo sostenible y el establecimiento de pilares para una incluyente prosperidad sostenida, antes que expiren ODM. Estos ODS son más ambiciosos que los ODM en cuanto a su cubrimiento, profundidad y universalidad, que van a requerir innovaciones en la construcción de políticas y en las mediciones de estas tanto a nivel nacional como internacional tanto en países desarrollados como en vía de desarrollo.

De acuerdo a Rolf Traeger, Director de la unidad de países menos adelantados de la Conferencia de las Naciones, hay diferencias inherentes, tanto de forma como perspectiva entre los ODM, y los ODS. De estas diferencias se puede resaltar que, los ODM tenían como área determinada de influencia los países en desarrollo y un enfoque en el bienestar de los individuos y el desarrollo humano, en complemento los ODS incluyen a todos los países, y su perspectiva incluye no solo el bienestar de individuos, sino los bienes públicos globales. Respecto al número de metas, objetivos e indicadores hay un incremento sustancial dado a que mientras que los ODM consistían en 8 objetivos, con 21 metas y 60 indicadores; los ODS tienen formuladas 17 objetivos, 126 metas, y cerca de 400 indicadores. Además de esto, los ODS hacen un énfasis especial en la implementación de los objetivos, aspecto que había carencia en los ODM.

A diferencia de la era de los ODM, en los ODS los protagonistas serán los gobiernos, mercados y las multinacionales de los países emergentes. Según el profesor Timothy M. Shaw, director del programa de PhD en Gobernanza Global y Desarrollo Humano de la Universidad de Massachusetts, el año 2015 representa una transición de la década de los BRICS, continuando con el empoderamiento político y económico logrado por los países (mal) llamados del sur, y sus implicaciones en el desarrollo global.


* (PhD), Profesora Titular de la Escuela de Administración, Universidad EAFIT