Opinión Online

La visión como el potencial de las empresas no formales de Colombia

¿En qué negocio estoy? ¿En dónde quiero estar en unos años? Quizás el día a día de los pequeños empresarios no les deje tiempo ni siquiera para hacerse esta reflexión, mientras las grandes compañías invierten tiempo y recursos en fijar un norte.

Invitado
4 de noviembre de 2015

Hemos dedicado mucho tiempo a hablar de las grandes organizaciones del país, pero desafortunadamente muy poco al manejo de las empresas no formales, que son más de trecientas mil (300.000), según la Supersociedades.  De estas compañías también hay mucho por aprender, y por trasmitir, para que inicien su camino hacia la formalización.

A partir de esta sexta entrega del especial de Legado y Dirección, quiero enfatizar en que el management o gestión empresarial también puede ser útil para que estas organizaciones pequeñas salgan adelante, pues algunos criterios de dirección son transversales por lo que pueden implementarse desde una empresa unipersonal hasta el conglomerado más grande del país. Este es el caso del concepto de la visión empresarial

Invito a las empresas no formalizadas a que traten de buscar esa formalización y a motivar a sus hijos a ser empresarios, es un proyecto de vida estupendo. Contrario a lo que mucha gente piensa, que es mejor tener hijos profesionales para que se empleen bien, considero que lo ideal es tener hijos profesionales que sean empresarios con compañías sostenibles en el tiempo y no hay manera de que esto pase si ellos no están comprometidos con el negocio familiar.

Por esta razón aplaudo el surgimiento en Colombia de Bancompartir, un banco que nace para atender las necesidades de 360 mil familias con pequeños negocios que no tienen acceso al crédito, precisamente porque no cuentan con una cuenta bancaría, no están inscritas en las Cámaras de Comercio, no tienen libros contables etc. Su Presidente, Rodrigo Mejía comentó en su discurso de lanzamiento que este banco no sólo quiere contribuir a que estas empresas se formalicen, sino a su sostenibilidad.

Cualquier empresa debe tener unos principios básicos de management, es decir tener una visión, lo que significa: ¿Qué quiero ser en el futuro ?, saber qué se quiere ser, para dónde se va, y cómo llegar allí, son fuerzas muy poderosas. Voy a explicarlo con un ejemplo: conocí en Medellín a las señoras Yolanda y Marlene Prada, fundadoras de la empresa Fájate. Ellas empezaron su negocio con una visión muy fuerte. Yolanda era instrumentadora de cirugía plástica, le decía a su hermana que es especialista en mercadeo y gerencia, que su sueño era crear una gran compañía de fajas que fueran cómodas y bonitas, sueño que finalmente compartieron juntas y hoy es una realidad. Su éxito ha sido sorprendente, hoy es ya una compañía con vocación internacional al exportar a varios países del mundo. 

Usualmente estos negocios surgen en un momento de necesidad, en personas de mente abierta, con los sentidos muy desarrollados para percibir qué es lo que está faltando en el mercado, cuál es la necesidad.

Para todos los emprendedores o empresarios que aún no han formalizado su negocio, la primera pregunta que deben hacerse  es: ¿Qué quiere ser? ¿Cuáles son sus objetivos, sus metas? Quienes han surgido con éxito son los que se arriesgan con una visión. No existen negocios rentables y de riesgo bajo, esto es muy poco creíble. La actitud de muchas familias empresarias, especialmente cuando hay personas que dependen económicamente del negocio, es la de una aversión al riesgo. Muchos dicen que es prudencia, pero creo que la prudencia está más relacionada a arriesgarse a sacar adelante un negocio cuando se ve y cuando existe la oportunidad. 

Muchos académicos han escrito sobre este tema, el escritor Peter F. Drucker enfatiza en varios de sus libros de administración que los empresarios deberían preguntarse siempre ¿En qué negocio estoy? ¿En dónde quiero estar en unos años? Quizás el día a día de los pequeños empresarios, no les deje tiempo ni siquiera para hacerse esta reflexión, mientras las grandes compañías invierten tiempo y recursos en fijar un norte.

Mi primera recomendación es que establezcan el periodo de tiempo en el que quieren llegar a cumplir su visión y seguramente lo lograrán. Por ejemplo: “Quiero llegar a tener una empresa que sea el sustento de mi familia y el de las siguientes generaciones, y formalizarme en los próximos cinco años”.  Si se piensa que sea sólo para el sustento económico y para formar a los hijos como profesionales, su negocio no tendrá ninguna alternativa de crecimiento. 

En la dirección de empresas siempre habrá dificultades, pero actualmente también existen fundaciones e instituciones del gobierno dispuestas a ofrecer ayuda continua a los emprendedores.  

La segunda recomendación por lo tanto es buscar apoyo, hay mucho dinero tanto privado como público destinado a apoyar emprendimientos y negocios novedosos, pero pocos proyectos realmente estructurados donde colocar esos recursos, porque se quiere que sean liderados por gente que tenga la pasión, la reputación y buenos resultados. Por ejemplo, algunas fundaciones como IC están interesadas en apoyar negocios inclusivos, así no estén formalizados, lo importante es que exista un líder comunitario que agrupe a más personas de una localidad, o región, y aunque les ayudan con recursos lo más importante de su aporte es que les dan una guía para dirigir sus empresas. 

Evidentemente esos préstamos deben ser retornados para ayudar a otros, en realidad la idea es “Enseñar a pescar y no entregar el pescado”, precisamente porque este país necesita muchos más empresarios para su proceso de transformación. Yo los retaría a que pregunten por estas fundaciones que los pueden ayudar a formalizar su visión. 

Finalmente, el autor Stephen Covey, escritor y profesor estadounidense conocido por ser el autor del libro: “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”, dice: “Ponga el fin en la mente”, si usted quiere hacer una empresa familiar cuyo fin sea el de trascender, ponga esa visión en su mente.