Opinión Online

El riesgo de no entender los riesgos

Esta última semana que las tasas de los TES de largo plazo han venido en aumento para ubicarse entre 7% y 8%, mientras que la tasa de corto plazo se mantiene cerca de 4,5%, llama la atención cómo este empinamiento de la curva parece haberse convertido en una situación estructural en Colombia, a pesar de ser una economía destacable en América Latina.

Invitado
10 de junio de 2015

Si bien es comprensible que factores cómo el repunte en las expectativas sobre un pronto inicio del camino hacia la normalización monetaria por parte de la Reserva Federal o el probable deterioro fiscal por la ausencia de una efectiva disciplina fiscal en Colombia, generen presiones alcistas sobre las tasas de interés, lo paradójico es que muchos inversionistas locales se refugian en TES de corto plazo porque “el riesgo es menor”.

¿A qué riesgo se hace referencia en este punto?

Esencialmente al riesgo de mercado, es decir a la posibilidad de que una inversión en títulos de deuda pública del gobierno nacional se desvalorice en el día a día, sin importar mucho que suceda al vencimiento del bono. Esto solamente tiene efecto si las inversiones tuvieran que ser liquidadas en las próximas jornadas, hecho que responde a la valoración a precios de mercado exigido a las entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera. Pero en la práctica, a menos que haya una situación tan crítica que involucre una corrida bancaria o una fuga de capitales de Colombia, los inversionistas deberían tener un espectro más amplio para evaluar otros riesgos y así evitar ir al vaivén de las noticias de  corto plazo que tienden a ser muy volátiles.    

En efecto, existen, al menos otros dos riesgos esenciales a la hora de invertir en títulos de renta fija: el riesgo de crédito que implica la posibilidad de que el emisor del título de deuda no honre sus compromisos y el riesgo de liquidez que es la posibilidad de perder valor al momento de intentar volver dinero en efectivo los títulos de deuda en cualquier momento. En el caso de los TES, vale la pena recordar que son los activos financieros con menor riesgo de crédito (su calificación local es AAA) y también los de menor riesgo de liquidez (transan alrededor de 6 billones de pesos diarios).

Entonces, ¿por qué los inversionistas locales prefieren pasarse a inversiones en dólares, donde las tasas de interés son extremadamente  bajas o quedarse invertidos en la parte corta de la curva de TES o en cuentas de ahorro que actualmente tienen rentabilidades reales negativas (no alcanzan a cubrir el nivel de inflación)? La respuesta no es trivial. Si fuera una situación de refugio a muy corto plazo (días o semanas), tiene bastante sentido puesto que sería una forma de aprovechar desvalorizaciones temporales para entrar en inversiones con mayor riesgo de mercado a mejores precios.

Sin embargo, como lo mencione al principio, esta situación de preferencia por inversiones de corto plazo, parece estar tornándose estructural y allí hay que buscar otras explicaciones. Tener inversiones en títulos cuyo rendimiento es inferior a la inflación (TES de corto plazo, cuentas de ahorro, CDT, fondos a la vista, etc.) demuestra una altísima confianza en el retorno de la inflación hacia niveles más cercanos a la meta (3%) o simplemente ocurre algo más preocupante y es la presencia de distorsiones de mercado, producto de una escasa tolerancia al riesgo mal entendido.
 
Si en efecto la inflación en Colombia retorna a niveles cercanos al 3% en cuestión de meses, este sería un generador de altas valorizaciones en el mercado de TES, especialmente de largo plazo, puesto que permitiría, incluso, que el Banco de la República redujera la tasa de interés de intervención, ya que el descenso de la inflación sería producto de la desaceleración de la demanda agregada. Pero precisamente la desaceleración económica incrementa el riesgo de crédito y, eventualmente, el riesgo de liquidez, por lo cual es mejor estar invertido en TES, o en otra moneda cuyos activos financieros tengan igual o menor riesgo de crédito y sus rentabilidades a mediano y largo plazo sean mayores. De lo contario, se empiezan a asumir costos innecesarios a la luz de lo que significa una inversión de portafolio, puesto que habría que considerar el riesgo de perder rentabilidades atractivas en el momento en que caigan las tasas de largo plazo.

Si el otro escenario es que la inflación no retorna rápidamente al 3%, esencialmente porque la moneda colombiana no se recupera (aprecia) ante un escenario de subida de tasa de interés en EE.UU. en los próximos meses, entonces las rentabilidades reales negativas en inversiones con rendimientos inferiores a la inflación y el riesgo de invertir en activos de baja liquidez comenzarán a pasar la factura a los inversionistas “cautelosos”.  Por esto mismo, es indispensable que el gobierno nacional haga la tarea y controle rápidamente las expectativas de un deterioro fiscal permanente en un escenario global donde habrá menor disponibilidad de recursos (por recuperación de las economías desarrolladas y cambio en la postura monetaria en EE.UU.), para tornar verdaderamente atractivas las tasas de interés de la deuda pública de largo plazo, a pesar del riesgo de mercado.