Opinión Online

Argentina: la mayor devaluación desde 2001

El nuevo gobierno de Macri se está moviendo con rapidez para normalizar y poner en marcha una economía con graves problemas estructurales.

Invitado
25 de diciembre de 2015

El primero al que se ha enfrentado ha sido el sistema de restricción de divisas, conocido como “cepo cambiario”, puesto en marcha por el gobierno kirchnerista en octubre de 2011. Se introdujo para intentar proteger la divisa e hizo casi imposible que los ciudadanos pudiesen comprar dólares, lo que había sido tradicionalmente un vehículo de ahorro para protegerse de la elevada inflación.

El resultado fue un mercado paralelo, donde pesos y dólares se intercambiaban a una tasa alternativa: la semana pasada era de 14,5 pesos por dólar, frente a un tipo oficial de 9,9. Este sistema ha ocasionado graves desequilibrios de oferta en la economía, al dificultar el acceso a dólares a los importadores y, sumado a la imposición de fuertes impuestos sobre las exportaciones agrícolas, se ha traducido en una merma de las reservas del banco central, lo contrario de su objetivo.

El nuevo gobierno se ha visto obligado a eliminar el “cepo” ante la falta de dólares en el sistema: la actividad de los exportadores, que son los que generan divisas, se veía muy restringida por la sobrevaloración del peso, mientras que los importadores no podían obtener dólares, generando desabastecimiento en supermercados e industrias.

Tal y como ha reconocido el propio ministro de economía, se pone en marcha una primera fase de flotación controlada. No se descarta intervenir si el peso cae muy por debajo de los niveles donde se encuentra en el mercado paralelo:

- Se establece un único precio para el acceso a dólares.

-Se podrán comprar dólares libremente, en cualquier entidad financiera o agencia de cambio, sin necesidad de pedir autorización al AFIP, el órgano de control creado por el anterior gobierno para la solicitud de moneda extranjera.

-Aquellos que pretendan hacerse con efectivo en moneda extranjera, tendrán un recargo del 5% sobre el tipo cambiario que establezca el mercado.

-En el caso de las personas físicas, el límite para las compras de dólares se ha establecido en 2 millones, no habrá límite en el caso de las empresas.

A la apertura de la jornada del 17 de diciembre, el peso argentino se devaluó inicialmente un 40% respecto al dólar, llegando incluso a situarse en los 15 pesos por dólar de forma puntual. Si bien cerró la jornada en 13,3. A partir de este ajuste inicial, el objetivo es evitar un desplome adicional y que el proceso sea gradual.

Las reservas internacionales se habían desplomado en los últimos meses (-25% desde septiembre, hasta 25.600 millones de dólares) y el gobierno espera aumentarlas en 15.000-25.000 millones a lo largo del próximo mes gracias a los acuerdos con los exportadores agrícolas del país, con determinados bancos extranjeros (se espera que respalden una operación repo del banco central), y con China, (conseguirá dólares a través de una línea swap). Por otra parte, cabe destacar que el impacto de la devaluación sobre la bolsa y la prima de riesgo de riesgo no ha sido relevante.

Aunque se trata de una reforma necesaria para reconducir la política económica del país, en el corto plazo empeorará aún más el escenario macro:

- Tendrá un impacto directo sobre el poder de compra, al provocar un aumento de una inflación que ya se encuentra por encima del 25%.
- Obligará a un endurecimiento de la política monetaria: el banco central ha elevado en 8 puntos porcentuales el tipo de depósito hasta el 38%, para estabilizar el peso y la inflación.
- Conllevará una merma importante en los beneficios de las empresas internacionales.
- Supondrá una presión adicional sobre las divisas de sus principales socios comerciales, especialmente sobre el real brasileño y el peso uruguayo.

En balance, la combinación de fuerte depreciación del peso, inflación por encima del 30% y política monetaria más restrictiva tendrá un impacto significativo en el consumo y, por extensión, sobre el crecimiento del PIB. Lo más probable es que la economía vuelva a contraerse en la primera mitad de 2016 y no se espera una reactivación hasta finales de año. En balance, el PIB caerá un -0,5% en 2016.