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Gobernadores y alcaldes a invertir en educación

Las autoridades territoriales prefieren invertir en vías, plazas de mercado y hasta en ferias y fiestas, pero no en educación. ¿Cuáles son los costos de esas decisiones?

Invitado
29 de enero de 2016

En Colombia el gasto de las entidades territoriales en educación no es relevante, pese a que tanto en los procesos de elección de las autoridades nacionales o territoriales la educación de los niños y de los jóvenes siempre aparece en los debates políticos como un sector de vital importancia para el desarrollo social, político, cultural y económico, cantos a la bandera sostendrán algunos.

Para las elecciones del mes de octubre, el Ministerio de Educación y entidades como las cámaras de comercio, los Cómo Vamos de diferentes ciudades, fundaciones y universidades organizaron y promovieron foros y debates en las 95 entidades territoriales certificadas en educación, con el propósito de incluir en los programas de gobierno de los candidatos a alcaldías y gobernaciones los temas educativos. En el MEN y en la ESAP existe evidencia que demuestra que más del 80% de los actuales gobernantes priorizaron la educación de los niños.

Hoy cuando los gobernadores y alcaldes están empezando a elaborar los planes de desarrollo territorial deben comprender que la importancia que ellos otorguen al sector educativo se expresa en las propuestas de gobierno a realizar en los próximos 4 años, pero de manera especial en la asignación de recursos y su posterior ejecución.

En la educación oficial por la cantidad de estudiantes e instituciones escolares los costos para realizar políticas y programas son siempre muy altos, máxime si existe la voluntad de lograr educación de calidad para los niños, niñas y jóvenes más pobres, quienes a su vez demanden mejores maestros y escuelas, para suplir falencias familiares o entornos sociales de muy bajo desarrollo cultural y ciudadano.

La experiencia muestra que los alcaldes y gobernadores se comprometen con programas educativos siempre y cuando los financie la nación. La mayoría de ellos no utilizan los recursos fiscales de las entidades territoriales para realizar programas y proyectos que beneficien a los estudiantes en el acceso, la permanencia o mejora de la educación.  En el año 2014, las entidades territoriales sólo financiaron con cerca del 11% el gasto total de la educación básica y media del país, la nación financió con más del 85% el funcionamiento del sector a través del Sistema General de Participaciones, crédito, recursos del presupuesto nacional, así como otras fuentes, tales como regalías.

En una reunión en Cartagena un funcionario distrital explicó por qué a la hora de administrar alcaldes y gobernadores no utilizan los recursos propios de las entidades territoriales en el sector educativo, en los siguientes términos: “Señor no es lo mismo gastar 300 millones en pavimentar un kilómetro de vía que todo el mundo ve y se beneficia de manera directa a dotar una institución escolar con un buen laboratorio para jóvenes que ni siquiera votan”.

Lo anterior es uno de los motivos por los cuales las autoridades territoriales prefieren invertir en vías, plazas de mercado y hasta en ferias y fiestas, pero no en educación.

Sin embargo, gobernadores y alcaldes esta vez tienen un buen ejemplo en el Gobierno Nacional, en primer lugar, el Plan de Desarrollo Nacional para el cuatrienio 2014 – 2018 incluyó a la educación como uno de los 3 ejes sobre los cuales se sustentan las demás políticas: paz, equidad y educación; y en segundo lugar, la nación asignó al sector educativo la mayor cantidad de recursos del presupuesto de la nación, lo cual es evidente, al ser el sector con mayor presupuesto durante los años 2015 y 2016, por encima del presupuesto de defensa.

Para sólo poner un ejemplo, relacionada con la importancia de invertir en educación, En las entidades territoriales gobernadores y alcaldes tienen que preguntarse por el costo de la deserción escolar de los jóvenes, quienes se están retirando entre los 12 y los 15 años del sistema educativo. Qué pasa con ellos una vez abandonan las aulas escolares, cuáles son los costos futuros en informalidad, violencia, salud, justicia, sistema penitenciario y en desarrollo político y democrático.

Basta señalar que en el año 2014, la matrícula de los estudiantes de grado séptimo en los colegios oficiales diurnos fue de 711.713 alumnos, para ese mismo año los estudiantes de grado once eran sólo 398.732, perdemos en 4 años en el sistema educativo público cerca del 45% de los muchachos. Para infortunio del país son los jóvenes del área rural y de los sectores deprimidos quienes primero desertan de la escuela, y hacemos muy poco para evitarlo, insisto es sólo un ejemplo, en educación hay otros muy dolorosos en términos sociales y humanos. Gobernadores y alcaldes ustedes deciden.   

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