Opinión Online

Un banco de microcréditos para las ciudades

El acceso al crédito para los microempresarios y pequeños negocios beneficia la formalidad y permite crear un historial que disminuye el riesgo.

Invitado
1 de septiembre de 2015

El acceso a crédito a tasas de interés razonables es una necesidad permanente para los ciudadanos, con el crédito los hogares pueden acceder a la compra de bienes durables o servicios educativos que de otra manera no podrían adquirir, pero lo más importante es que el crédito debe financiar la actividad productiva de las microempresas y pequeños negocios que generan empleo a varias familias y son la fuente de su sustento.

Microempresas y pequeños negocios de confecciones, comida, manufacturas y artesanías diariamente tienen necesidades de financiamiento como cualquier otra empresa, no obstante por su tamaño suelen encontrar restricciones de acceso al crédito porque son consideradas de alto riesgo de crédito y la mayoría de veces no pueden aportar colaterales o garantías que respalden las operaciones de crédito, o la información relacionada con su actividad como reportes financieros, extractos bancarios, y cartera con proveedores etc. es escasa o nula.

Lo anterior crea un círculo vicioso donde no tienen acceso al crédito porque no se puede evaluar su riesgo de crédito o no se conoce su información, y a su vez tampoco pueden empezar a crear historial crediticio, porque no han accedido a créditos. El desenlace de esto termina siendo que los prestatarios caen en manos de usureros que facilitan el crédito pero a tasas exageradamente altas que pueden superar el 110% efectivo anual, generando una situación aun peor que impide la acumulación de capital y en otros casos el costo elevado de la deuda lleva a la quiebra.

Una solución a esa problemática es la creación de bancos de microfinanzas en las ciudades. La capitalización del banco inicialmente debe hacerse con recursos de inversión desde el presupuesto, hay que aclarar que se trata de inversión porque la ciudad va a recuperar el monto prestado más los intereses que genere. En segundo lugar el proceso de análisis de las solicitudes debe hacerse con base en visitar físicamente la actividad que desarrolla el prestatario (confección, artesanía, cocina, etc.). En tercer lugar las tasas de interés deben ser moderadas por ejemplo el 20% efectivo anual (frente al 38% actual de microcréditos) y tener planes de pagos semanales y quincenales.

La operación del banco no requiere la apertura de sucursales físicas, las ciudades pueden aprovechar toda la infraestructura de transporte masivo para que cada caja de las estaciones pueda recaudar el dinero de las cuotas, y tambien desembolsar las solicitudes aprobadas, además se pueden adelantar alianzas con el sistema financiero para desembolsar las aprobaciones a través de la red de cajeros automáticos, tal como se hace en los servicios de giros que prestan algunas entidades financieras.

El proceso de prospección puede hacerse con asesores previamente capacitados que tendrían a cargo zonas de 30 o 40 manzanas de tamaño, su labor consiste en conocer a los prestatarios y su actividad, brindarles asistencia técnica en el manejo de finanzas y evaluación de sus inversiones, ayudarles en el diligenciamiento de las solicitudes, y por supuesto monitorear el pago de los créditos. Cuando se presenten retrasos en los pagos los asesores deben acercarse al prestatario y verificar su situación ayudándole a resolver su problema, muchas veces los retrasos en los pagos no están relacionados con insolvencia del prestatario o renuencia a cancelar, sino a poca liquidez o una calamidad doméstica, en estos casos el asesor puede trabajar junto con el prestatario y autorizar un pago parcial de la cuota en problemas y diferir el saldo restante dentro del monto a pagar de los pagos siguientes.

Las utilidades que generen los bancos de microcréditos deben ser utilizadas en dos actividades principales, la primera, incrementar su patrimonio para ampliar su cartera de créditos otorgados, y la segunda en realizar asistencia técnica y capacitación a los prestatarios para que mejoren sus habilidades con relación al manejo del dinero, evaluación de inversiones y generar hábitos de ahorro, así como propender por la formalización de sus negocios.

Bajo el esquema anterior se genera eficiencia puesto que la red de transporte masivo abarca casi toda la ciudad, el prestatario cuenta de manera permanente con asistencia técnica, se reducen los costos de monitoreo de la cartera y se favorece la formalización de los microempresarios. Lo anterior repercute en un menor riesgo de crédito que además de favorecer al banco de microcréditos, permite crear un historial a los prestatarios para el acceso a los canales formales de crédito. En etapas más avanzadas de este tipo de esquemas debería ocurrir que el capital privado quisiera participar en el patrimonio de los bancos de microcréditos a través de APP’s y así mismo la disminución de las tasas de interés para los microcréditos al existir mayor oferta y menor riesgo de crédito.