ERICK BEHAR VILLEGAS

‘La felicidad de la estrategia’: libro recomendado para el mejoramiento personal

‘The Joy of Strategy’, Allison Rimm (2013) propone la integración de la planeación estratégica en la vida personal para ser eficientes y felices. Se trata de la aplicación de un pilar fundamental de las organizaciones en la búsqueda de sueños personales.

Erick Behar Villegas
16 de enero de 2016

La idea de invertir en un proyecto se refleja en su promesa; probablemente será exitoso y se administrará con eficiencia. Rimm sugiere, sin embargo, que en lo que respecta a nuestras vidas personales, nuestra energía y tiempo se desperdician en proyectos que frecuentemente carecen de rumbo. Esto puede abarcar desde un trabajo aburrido que se muestra como un ‘callejón sin salida’ hasta una confusión por no saber qué estudiar, dónde invertir, etc. Así, retoma un pilar organizacional, la planeación estratégica, para proponer un camino de mejoramiento que puede desembocar en una vida con más satisfacción personal.

Ocho pasos hacia la eficiencia y felicidad

El libro me recuerda a una frase célebre de Seneca, quien escribió en las Epístolas Morales a Lucilio que el viento no ayuda a aquellos que navegan ignorando su rumbo. Esta misma idea permea las líneas del libro, que propone estos ocho pasos para alcanzar una vida con sentido y felicidad.

  1. Escribir una misión personal: (encontrar un propósito, basarlo en logros, talentos y pasiones)
  2. Dejar por escrito una visión (¿A dónde voy y por qué vale la pena el esfuerzo?)
  3. Nombrar los factores críticos para su éxito personal (¿Qué necesito?)
  4. Hacer un análisis DOFA personal (Debilidades, Oportunidades, Fortalezas y Amenazas)
  5. Fijar metas concretas a corto, mediano y largo plazo
  6. Llevar a cabo un estudio propio sobre la interacción entre emoción y tiempo
  7. Formular estrategias prometedoras (¿ayudan a lograr la visión?)
  8. Materializar el proceso en pasos concretos y manejables.

Cuando se leen estos pasos, parece que se miraran las clásicas, fáciles y nominales instrucciones para llegar a una felicidad extraña que se queda en las hojas. Sin embargo, el libro se puede leer usando las herramientas que trae. Por un lado, está el ‘custom closet’, un espacio para estructurar el plan personal siguiendo algunas recomendaciones dentro de los ocho pasos. El sexto paso es un buen ejemplo, pues supone hace una revisión de lo que hacemos durante un día entero, clasificando las actividades según su relevancia para nuestros propósitos y evaluando cuántas horas gastamos en lo que formulamos como prioritario. Según Rimm, los ejemplos que ha visto denotan una pérdida enorme de energía y tiempo, ya sea por la obsesión con el celular, por querer controlar y microgerenciar todo, o simplemente por procrastinar.

Otro ejemplo es formular una visión personal de manera metódica devolviéndose a los sueños de infancia y pensando qué tan frecuentemente aparecían, qué significaban y si existe algún sueño que uno quiera cumplir y lo tenga reprimido. Así no sea explicito, Rimm está proponiendo usar algunos elementos del psicoanálisis para proyectar la vida hacia un sendero satisfactorio.

Vivir sin objetivos y el potencial de mejorar

El problema de muchos, quizá sea sólo en algunos momentos de la vida, es que se vive la vida sin objetivos esenciales que no se enmarcan en un plan coherente hacia la felicidad o hacia algún tipo de satisfacción. Uno se puede preguntar si está bien quedarse contento a veces y no cuestionar lo que uno hace con el ánimo de cambiarlo, en vez de actuar. Por eso, Rimm invita a cuestionar los ‘debería’ para pensar en la misión que uno mismo se puede proponer.

Cuando uno mira este libro, es válido pensar que ha sido escrito para una sociedad sobre individualizada como la de EE.UU, cuya situación material permite a millones de personas divagar y estructurar sus pensamientos. En Colombia, sin embargo, el día a día y la necesidad de supervivencia que presiona a muchos se vuelve un impedimento para la mejora individual. Siendo conscientes de esto, sin importar la actividad que cada persona desarrolle, pensar estratégicamente en el futuro sí puede ser un alivio, y esto por una razón fundamental: el pensamiento estratégico nos permite tomar decisiones más fácilmente y nos hace conscientes del hecho de que nuestras decisiones y acciones pueden desembocar en una vida forjada por uno mismo, no por los planes de terceros.