Opinión Online

Cómo alcanzar la estrategia: de la empresa no formal a la formal

Los pequeños empresarios que han tenido una visión, un sueño, y una estrategia clara son quienes han llegado a la formalidad con mucho éxito.

Invitado
11 de noviembre de 2015

Con base en una evaluación realizada por mi equipo para el BID sobre el microcrédito, aprovechamos la ocasión para comparar las prácticas de las empresas no formales exitosas con las no formales en dificultades, se comprobó que las exitosas manejan un concepto de estrategia similar al de las empresas formales. 

En esta séptima entrega del especial de Legado y Dirección, voy a referirme a la estrategia empresarial. Esta, independientemente del tamaño de su compañía, es la que le permite proyectar el futuro de su empresa y alcanzar sus objetivos o metas en el corto, mediano y largo plazo. 

En el estudio realizado con el equipo de investigación Legacy & Management para el BID evaluando las actividades del Banco de la Mujer (Ya hace varios años), encontramos en las empresas no formales exitosas gran claridad mental en cuanto al producto, el mercado y sus  diferenciales con la competencia.  

Sus propietarios manejan conceptos de estrategia de manera intuitiva, quizás  sin saber que sobre ésta existen todo tipo de  documentos y se trabaja de manera formal en las grandes compañías.  Muchas veces los académicos en nuestra arrogancia creemos que la gente que no ha estudiado administración no pueden gerenciar empresas, pero nos han demostrado que sí.  

Los propietarios de empresas no formales saben competir muy bien, incluso contra grandes organizaciones. Por ejemplo los tenderos de Colombia se han sabido defender de los almacenes de grandes superficies como el  Éxito o Cencosud, algunos empezaron a competir con ellos en los barrios, con lo cual se temió que fueran a acabar con los pequeños empresarios. Los tenderos estudiaron muy bien qué hacían estos gigantes y qué no, por ejemplo vieron que sólo venden producto completo, mientras que ellos venden fracciones, especialmente en los barrios de estratos bajos,  los tenderos empacan en pequeñas muestras para el día, aceite, azúcar y otros productos, sin colocar marca al producto. 

Otro aspecto importante para ellos es la financiación. El tendero le fía a su vecino que usualmente le paga cuando recibe la quincena, ningún almacén de cadena hace esto, pues ellos no se compenetran con la gente. Prueba de ello es que el crecimiento de los tenderos ha sido superior a los de las grandes superficies. 

En el estudio también se detectó que los dueños de negocios exitosos no formales, seguían el consejo de otras personas cuando iban a tomar decisiones importantes. En la prueba y el error van  buscando el espacio no sólo para sobrevivir, sino para crecer con mucho ingenio, motivados  por la misma necesidad de supervivencia.

La diferencia entre las empresas formales y las no formales es que las primeras hacen estrategias por año, mientras las segundas las hacen todos los días. Se adaptan con mucha facilidad, porque tienen más movilidad, más rapidez, mientras las formales se demoran en moverse. Esa es su gran ventaja competitiva y también uno de sus temores al formalizarse. Lo cual es un mito, pues hay muchas cooperativas que les permiten agruparse, crecer, organizar más el negocio, sin perder su habilidad.

Con este ejemplo de los tenderos Vs las grandes superficies, queda demostrado que si bien las empresas no formales  exitosas no manejan la estrategia de manera explícita, para ellos es  más un plan de supervivencia, la tienen metida en la sangre y los ha hecho fuertes. Así como en el artículo pasado hablábamos que para estas empresas pequeñas el Gobierno Corporativo es un Consejo Asesor, a la estrategia la podemos denominar como Plan de Supervivencia, que incluye productos, mercados y su diferenciación con respecto a los grandes almacenes, realizan seguimiento a su plan y se adaptan fácilmente a los cambios del mercado. 

Otro de los aspectos observados en esta investigación es el cumplimiento de metas, es decir que la estrategia tiene un hito y lo miden con indicadores de gestión, aunque no lo denominen así, para ellos es simplemente el cumplimiento de logros. En su cabeza siempre tienen presente a dónde quieren llegar, cuanto quieren vender. ¿Cómo hacen para saber si el negocio está marchando bien? Frente a esta pregunta muchos respondieron que miden desde cuántas personas pasan por la tienda, el mismo concepto de georreferenciación utilizado en empresas formales, hasta cuanto pueden invertir, cuándo lo deben hacer y cuándo no. Estos dueños de negocios tienen un nivel de intuición y de observación muy desarrollado, saben qué se puede hacer y qué no. Evidentemente esta tipo de estrategias no era visible en las empresas no formales que no eran exitosas. 

En las pequeñas compañías no exitosas sólo viven el día a día, sin un norte, sin un plan de supervivencia. No son juiciosos, arrancan un tema, pero no le dan el seguimiento adecuado, tampoco tienen logros por alcanzar. Los que lo cumplen son las personas que salen adelante, quienes tienen logros  alcanzables y los consiguen, quienes tienen ganas de continuar el negocio y se enorgullecen cada día de ir alcanzando éxitos parciales, están emocionalmente muy comprometidos con su negocio.

Deseo concluir esta columna con una reflexión: por más exitosas que lleguen a ser las empresas no formales, llega un momento en el que las posibilidades de crecimiento se agotan porque no tienen acceso al crédito, porque sus proveedores les van a exigir balances, estructura, cuenta bancaría etc. 

Lo más importante es empezar a entender que las empresas no formales no pueden seguir siendo sólo el sustento de una familia mientras los hijos se hacen profesionales, con la carrera que estudien tienen una gran oportunidad de darle continuidad, convertirla en un legado familiar. Hay que perderle el miedo a la formalización. Evidentemente el Gobierno tiene mucho por hacer en esta materia, al igual que los bancos y las organizaciones sin ánimo de lucro. Contribuir a esa formalización debe ser una política de estado. Necesitamos muchas más empresas para sacar de la pobreza a este país. Los pequeños empresarios que han tenido una visión, un sueño, y una estrategia clara son quienes han llegado a la formalidad con mucho éxito.