Opinión Online

Las CINCO tecnologías que van a cambiar la economía mundial

“Predecir es fácil, lo extremadamente difícil es estar en lo correcto”, y más cuando se trata de presagiar cuáles serán las tecnologías que van a dominar el mercado global. En el mundo tecnológico, la clave está en construir el futuro, no en vaticinarlo.

Invitado
26 de octubre de 2015

Las predicciones tecnológicas están llenas de grandes equivocaciones:   “Yo creo que existe un mercado mundial para CUATRO computadores” Thomas Watson, CEO IBM en 1943;  “Las aspiradoras nucleares van a ser una realidad en 10 años” Alex Lewyt, presidente  de Vacuum Company; “Apple está muerto” Nathan Myhrvold, CTO de Microsoft, en 1997;“El problema del spam va estar solucionado en dos años”, Bill Gates, en  2003.

También han existido y existen visionarios y tecnologistas que han dado en el clavo. Ellos no especulan sobre cómo va ser el futuro, lo construyen. Estos visionarios han sido parte fundamental en el diseño e implementación de tecnologías disruptivas, que han roto y rompen paradigmas constantemente como Nikola Tesla, Henry Ford, Steve Jobs, Elon Musk, entre otros.

Cuando lo inalámbrico sea perfectamente aplicable en toda la tierra nos convertiremos en un gran cerebro… Nosotros seremos capaces de comunicarnos instantáneamente, sin importar la distancia. No solo esto, sino que a través de la televisión y la telefonía podremos interactuar como si estuviéramos cara a cara, y los instrumentos que usaremos con eso serán extremadamente simples comparados con nuestro actuales teléfonos. Una persona podrá cargar uno de estos en su bolsillo.” Nikola Tesla en 1930.

Monopolios tecnológicos

La capacidad de predecir cuál es la siguiente “disrupción”, el siguiente nuevo paradigma en “tecnología”, es una habilidad casi “alquimista”. Es una destreza anhelada por gerentes de fondos de capital de riesgo y por cualquier emprendedor. La triste realidad, es que únicamente un 3% de ellos puede predecir correctamente la siguiente disrupción. Las ganancias de los retornos de capital de riesgo privado tienden a seguir algo similar a la “ley potencial” donde una minoría tienen ganancias extraordinarias, y la gran mayoría tienen un desempeño mediocre o negativo. 

Peter Thiel, co-fundador de Paypal, primer inversionista en Facebook y Linkedin, Co-fundador de Palantir y director de Founders Fund, un fondo de capital de capital de riesgo basado en San Francisco, sin duda, tiene este talento.
 



Thiel piensa y actúa “de manera contraria” a las ideas pre-establecidas. Cree y ha probado consistentemente que un emprendedor tecnológico busca establecer un monopolio  natural. Es decir, una tecnología que sea difícil de replicar, 10 veces mejor que las existentes. Además, dicha innovación debe ser una unidad estructural complementaria a las ya existentes y debe capturar el máximo valor posible. 

Este pensamiento va en clara contravía con las ideas de la teoría microeconómica convencional, que predica que una compañía debe alcanzar el punto de equilibrio de libre competencia, donde el costo es igual al precio de sus productos. Para él la competencia es para perdedores, lo que importa es crear un juego gana-gana.

La innovación tecnológica no es un casino. Es decir no, obedece a la ley “gaussiana” de los promedios, donde todos los innovadores tecnológicos harían lo mismo en la media y las ganancias se distribuirían alrededor de dicha media, debido a mejorar incrementales, en una curva en forma de campana. La innovación es, por definición, una manera de resolver un problema y capturar el valor de la solución desde una perspectiva radicalmente diferente. 

Pocas compañías lo logran. Solo algunas se vuelvan las reinas  de sus mercados. Organizaciones como Ford, Intel, Microsoft, Google, Apple, Cisco, Facebook, Uber, aprovecharon, en sus primeros años sobretodo, su posición privilegiada: su estado disruptor como monopolios naturales.

Enfocarse en tecnologías que cambian de escala.

Gordon Moore co-fundador de Intel, estableció una ley empírica que predice como cada dos años, se duplica el número de transistores. Es decir en 1971, el microprocesador Intel 4004 tenía 2,300 transistores y ya en el 2011 el procesador Quad Core Z 196 tiene más de 1,000 millones de transistores. Dicho comportamiento le permitió a Intel tener un monopolio natural en la industria de los microprocesadores.

En MACROWISE, hemos identificado cinco familias de tecnologías que pueden cambiar la economía mundial basadas en comportamientos similares a los de la ley de Moore. Estas tecnologías son: 

Tecnología antienvejecimiento: En el 2003, el costo de analizar el genoma humano era de US$1.000 millones. Hoy, en el 2015, ese mismo proceso cuesta alrededor de  US$1.000.

“Robolución”: China tiene una densidad de 30 robots/10.000 trabajadores. Alemania, Japón y Corea del Sur tienen una densidad del orden de 300 Robots/10.000 trabajadores. El gobierno chino planea tener una densidad de 100 Robots/10.000 trabajadores en el 2020.

Transporte Espacial: En 1960, cuando se iniciaron las misiones Apolo para explorar y aterrizar en la Luna, poner un kilo de masa en el espacio costaba alrededor de US$35.000. En el 2015, el costo total de poner en el espacio 1 kilo de masa, en la nave espacial Falcon 9 de SpaceX, es de aproximadamente US$3.500.

Internet de las Cosas: Es el equivalente al sistema nervioso del ser humano. En el 2010, habían 500 millones de dispositivos conectados entre sí a través de la web. En la actualidad, hay más de 25.000 millones de dispositivos conectados.  Cisco, la compañía de tecnología de redes, proyecta que en el 2020, más de  50.000 millones de dispositivos estarán conectados a través de Internet.

Ciberseguridad: La ley de Moore también ha tenido consecuencias negativas.  Por un lado, el costo de perpetrar un ciberataque de alta complejidad se ha reducido considerablemente. Por otro lado, el costo de evitarlos o detenerlos se ha incrementado exponencialmente. Según Hewlett Packard, el costo de un ciberataque puede ser de mínimo US$3 millones, en promedio de US$10 millones alcanzando hasta US$65 millones en los casos más complejos. Para las compañías, los ciberataques pueden crear vulnerabilidades en toda su cadena de valor. Por ejemplo, en 2013, Target, el retailer, sufrió un ciberataque que le costó cerca de US$165 millones, a la fecha uno de los ataques más costosos a nivel global. Los gobiernos también son víctimas de ciberataques que ponen en peligro desde posiciones políticas como en el caso (continuo) de Wikileaks hasta los sistemas de defensa como fue el caso de Stuxnet a las plantas nucleares de Irán en 2012.