CAMILO DÍAZ

Nuevo ciclo con recuperación

Los indicadores de actividad económica empiezan a mostrar indicios de recuperación aunque permanecen los riesgos.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
10 de octubre de 2020

El dato de desempleo reportado por el Dane la semana pasada ha sido una excelente noticia para la economía, porque la tasa de desempleo disminuyó desde el 20,8% en el peor punto del año al 16,8% en agosto. Eso significa que de los más de cinco millones de empleos que se perdieron por el cierre de la economía ya se han recuperado cerca de dos millones.

Habrá quien diga que todavía el daño es inmenso porque tres millones de puestos no han sido recuperados, pero esa posición es la de ver el vaso medio vacío, más si se considera que el choque sufrido por la economía fue grandísimo y que las principales fuentes de riesgos no han desaparecido.

De mantenerse el ritmo que se está consolidando, habrá un nuevo ciclo de recuperación de la economía. Sin embargo, que ese ritmo permanezca estará determinado por las acciones que se tomen por parte de las autoridades monetarias y el Gobierno.

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Seguir abriendo la economía es una tarea que debe continuar: poner a funcionar el sector de entretenimiento, los bares y los eventos masivos es una labor que debe hacerse, por supuesto con protocolos y medidas de bioseguridad. Esos sectores de la economía son importantes generadores de empleo y tienen a su vez encadenamientos con otros sectores productivos. Sin que ellos también entren a operar, difícilmente se consolidará del todo la recuperación.

Aunque con agosto ganando dinamismo en el mercado laboral tampoco se puede anunciar una victoria completa en términos del ritmo de la recuperación, es sabido que en los meses de julio a septiembre la industria trabaja a toda marcha para suplir los inventarios que se comercializan en la temporada de compras de fin de año, entonces una parte de los empleos que se crearon están explicados por esa demanda estacional del empleo en la industria. Igualmente varios de los que se crearan en noviembre y diciembre van a estar vinculados al comercio para atender la temporada de ventas navideñas.

En el frente externo, Colombia debe buscar la forma de incrementar las exportaciones no tradicionales, puesto que en la medida que la economía global se recupere es necesario exportar bienes y servicios diferentes a los tradicionales café y petróleo para poder generar suficientes puestos de trabajo que logren reincorporar a toda la fuerza laborar que quedo desempleada y buscar que el desempleo baje del 10,5% que promedió todo 2019, una cifra que ya era elevada, inclusive sin que existieran los efectos negativos del coronavirus en el empleo y la economía.

En materia de exportaciones, persiste el reto enorme de mitigar la dependencia a las cotizaciones del petróleo, del carbón y del café. Basta ver que las exportaciones colombianas se contrajeron 21,3% en agosto de este año frente al mismo mes de 2019, fundamentalmente por la diferencia entre los precios del petróleo del año pasado y de este. Esto es necesario porque las cotizaciones del crudo, principal bien de exportación colombiano, van a continuar cercanas a los niveles actuales, puesto que el crudo es el commodity que tiene mayor relación con la actividad industrial mundial y porque la oferta, así como la disponibilidad de suministros de petróleo, se mantienen en un nivel mayor al crecimiento de la demanda.

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Un último punto que no se puede obviar es la necesidad de que el Estado apuntale a la recuperación, ya no solo desde el gasto para conservar el empleo o proteger de la pobreza a los hogares más vulnerables, debe hacerlo desde la inversión en dotación de bienes públicos como carreteras, puertos, infraestructura social y de gobierno, hospitales y acueductos.

Ejecutar inversiones de gran envergadura tiene la cualidad de dinamizar la economía en el corto plazo y dotarla de elementos de competitividad para el futuro. Dicho de otra manera, la coyuntura es una oportunidad para invertir en los pendientes que se tienen con relación a la infraestructura de todo tipo y ganar competitividad. La pregunta que sigue sin resolverse es cómo financiar esas inversiones: ¿Con deuda? ¿Con impuestos? ¿Vendiendo los activos de la Nación? ¿Con crédito desde el banco central? o ¿Cómo? De la manera como se resuelvan los anteriores interrogantes depende en buena medida la recuperación.