MAURICIO BOTERO

Nubarrones en el horizonte…

Todo indica que si no hay “fracking” en Colombia, el gas que tenemos difícilmente va a alcanzar por los próximos cuatro años.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
14 de octubre de 2020

Durante muchas décadas el país se ha recostado en las exportaciones de combustibles fósiles como una, y muchas veces la principal, fuente de divisas. Estos ingresos le han permitido varios lujos, siendo el principal que Colombia, con más de 14 millones de toneladas por año, es uno de los principales importadores de comida del mundo, comida que en buena parte pudiéramos estar produciendo acá. Las autoridades no parecen darse cuenta que en poco tiempo, posiblemente en menos de tres lustros, esta situación puede cambiar y nuestras exportaciones de petróleo y de carbón se pueden reducir a cero.

Empecemos por el caso del petróleo: los reinos de Arabia Saudita y sus principales vecinos en el Oriente Medio se han dado cuenta que en un mundo en donde la electricidad pase a ser el principal combustible para el transporte y en el que la demanda por petróleo disminuya en un 70%, ellos tienen que sobrevivir. Y para poder sobrevivir, lo que estas monarquías van a hacer es aumentar su capacidad de producción a entre 30 millones y 35 millones de barriles diarios, cifra que puede llegar a ser la demanda de crudo en el 2035.

La enorme ventaja de Arabia Saudita y sus vecinos es que pueden producir petróleo por US$4 el barril o menos. En cambio Colombia necesita un precio de US$29,90 y Estados Unidos (principalmente los campos de “fracking”) un mínimo de US$40.

En pocas palabras, y le podemos dar las vueltas que queramos, los reinos del Oriente Medio tiene la capacidad de producción para satisfacer la demanda y sacar a patadas del mercado a los otros productores como Colombia cuyos costos son considerablemente más altos. Es posible que me equivoque en el año y que no sea en el 2035, sino en el 2040, pero que nos van a sacar del mercado, no hay la menor duda.

En el caso del carbón térmico, la situación puede ser aún más grave: mercados que Colombia creía tener asegurados a largo plazo como el de la India, se empiezan a esfumar. Según un reciente informe de Bloomberg, la India va a empezar a cerrar sus plantas térmicas a carbón más ineficientes.

Según las autoridades, toda planta que necesite más de 2.600 kilocalorías para generar un kilowatio/hora de electricidad será cerrada. Y si bien es solo un paso en la dirección correcta, el gobierno de la India anunció un ambicioso plan de incentivos para las energías renovables, lo que de alguna manera conlleva a que la demanda de este país por carbón térmico sea cada vez menor.

Otro de los temas que las autoridades deben analizar es el del gas. Todo indica que si no hay “fracking” en Colombia, el gas que tenemos difícilmente va a alcanzar por los próximos cuatro años.

Sin embargo, el Gobierno y las compañías del sector siguen haciendo planes faraónicos para aumentar el consumo de gas, combustible fósil y contaminante que seguramente tendremos que seguir importando. Lo que es inadmisible es que esas obras se hagan con dinero de los contribuyentes. Si el sector privado le quiere apostar al gas, que lo haga con sus propios recursos.

El panorama de los combustibles fósiles en Colombia tiene por delante serios nubarrones.

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