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No todo pasado fue mejor

En el mundo de las pasiones no logramos ponernos de acuerdo en si fue mejor Pelé o Maradona, o sí Djokovic superará los títulos de Federer. Hoy quizá lo único que podemos decir en el marco del deporte, es que en cierta medida el pasado y presente no son equiparables.

Samir Campo
6 de abril de 2016

Las discusiones son eternas entre los que saben y los que no sabemos mucho de un determinado deporte, más aun cuando se trata de encontrar los mejores de la historia deportiva. En medio de este enorme “tire y hala” están  los que creen que todo tiempo pasado fue mejor, y los que, desde el show de la gran tribuna actual de luminarias y redes sociales exhiben capacidades excepcionales para ganar o propiciar gestas inolvidables.

En el mundo de las pasiones no logramos ponernos de acuerdo en si fue mejor Pelé o Maradona, o si Djokovic superará los títulos de Federer. No encontramos vislumbrar si Woods, MacllRoy o Mickelson están llamados a hacer parte del olimpo del golf, o si Conforto estará por encima de  McGuire o Sosa; miles de familias el pasado domingo discutieron acaloradamente acerca de si Messi y sus amigos pasarán a la historia como los mejores o si Cristiano Ronaldo se constituirá en un icono indestronable de la famosa Casa Blanca que no queda en Washington; entre tanto en Washington se discute si Stephen Curry, habiendo vencido a LeBron James podrá llegar a destronar al gran mito de los noventas: Michael Jordan.

Hoy quizá lo único que podemos decir en el marco de la gran carpa del deporte como un eje fortísimo del entretenimiento mundial, es que en cierta medida el pasado y presente no son equiparables, e inclusive en muchos casos dos deportistas hoy, en la misma disciplina tampoco lo resultan, esto fundamentalmente por tres barreras excepcionales de mercado.

En primera instancia, la dinámica del deporte ha sufrido transformaciones substanciales en varios aspectos: se han sucedido décadas y en algunos casos siglos, que han propiciado nuevas tácticas y estrategias que movilizaron los conceptos de cualquiera de los deportes que hoy disfrutamos en nuestros ratos de ocio; solo por citar el caso del fútbol, observemos un ejemplo, quizá una de las actuaciones más recordadas en la historia de los mundiales es Brasil setenta, no es de negar que para los amantes del balompié resulta propio decir que era “magia, armonía y buen trato del balón”, sin embargo cuando lo comparamos con cualquiera de las selecciones nacionales del último mundial encontraríamos que esa exquisitez nos resulta lenta, de posiciones muy estáticas y sin la disciplina táctica que requiere hoy este deporte en cualquier lugar del mundo.

De otra parte la barrera tecnológica, que contribuye con lo anterior, también dispone de nuevas maneras de ver el deporte, de preparar el deportista, de analizar su rendimiento y de hacer justicia entre los competidores; si miramos hacia atrás en el ciclismo encontramos como la tecnología farmacéutica y biomolecular desarrollada a limites importantes, construyo “jinetes del caballito de acero” de alto rendimiento, capaces de imponer records en las carreteras y pistas del mundo, sin embargo esa misma tecnología permitió descubrir procesos antiéticos, casos de dopaje y conductas antideportivas, que pusieron en tela de juicio casi que una generación completa de atletas, no solo en este rubro, sino en varias disciplinas como el atletismo o el beisbol.

Cada vez más formar a un astro del tenis, de la natación, del atletismo o de cualquier deporte, pasa además del talento, la disciplina y la constancia, por el filtro de la tecnología capaz de encontrar en el deportista su espectro de mejor y mayor rendimiento; lo cual, antaño era impensable dado que no solo mucha de la tecnología usada hoy no existía, y porque el músculo financiero de la industria y el mercadeo no había puesto sus ojos de lleno en el retorno de la inversión que podía producir el deporte; dinero que hoy, resulta una tercera barrera en tanto que estimula la construcción y el incentivo de nuevos íconos, y de lado, dinamiza no solo la venta de entradas, sino también, todo el merchandising de productos deportivos, alimenticios, vestuario, lujo, etc. Solo basta ver el caso de Nike que a nivel mundial para 2015  cerró su ejercicio financiero con ganancias por US$3.273 millones, un 22% más que el año anterior, contando como promotores de la marca con figuras como Cristiano Ronaldo, Roger Federer, LeBron James, Rory McIlroy, Derrek Rose, entre otros.

En conclusión y así la nostalgia del pasado nos agobie, bien vale pensar que todos los cambios que estamos viendo en el deporte y todos los recursos que transforman la historia del mismo, en el tiempo, pulverizarán no solo las marcas, sino los panteones del olimpo a los cuales nuestro amor por el deporte ha rendido culto.