CLAUDIA VARELA

No me defraudes por favor

Podríamos empezar teniendo conciencia, al ser líderes y actores principales de los equipos de trabajo, de evitar algunas creencias y frases de cajón que nos acompañan en las situaciones del diario andar organizacional, presento cuatro frases recurrentes para reflexión.

Claudia Varela, Claudia Varela
12 de agosto de 2018

La mente nos juega buenas pasadas todo el tiempo. Tenemos esta lógica de hacer un orden de opuestos permanente en nuestra vida, todo lo que no es bueno en automático es malo, lo que no es simple es complejo, lo que no es bonito es feo y así nos funcionan las neuronas en el diario vivir.

En un mundo absolutamente social, debido a la coherencia de manada que tenemos como seres humanos, lo que no es exitoso inmediatamente termina siendo un fracaso y cuando alguien no hace lo que yo esperaba es visto como una decepción, como si el otro tuviera por tarea simplemente defraudarnos.

Pensando en los famosos 4 acuerdos de Ruiz (concepto simple pero increíblemente trascendente), siento que si no tomamos las cosas como algo personal, la vida puede fluir mejor. ¿Cómo podemos lograr eso en el mundo corporativo?, ¿cómo podemos trasegar de manera objetiva el camino de las dificultades organizacionales para así tener más éxito?

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Podríamos empezar teniendo conciencia, al ser líderes y actores principales de los equipos de trabajo, a evitar algunas creencias y frases de cajón que nos acompañan con las situaciones del diario andar organizacional, presento cuatro frases recurrentes para reflexión

    1. Me decepcionaste. He escuchado esta frase de manera reiterativa refiriéndose a la labor que hizo algún personaje mal hecha. La pregunta para el líder es más bien por qué puso las expectativas tan altas o hasta dónde parte de la “decepción” no corresponde a la responsabilidad total de la persona que cometió el error. Es decir, no hay decepción si sabemos en qué arena caminamos.
    2. No tenía idea de que eras así. Cada quien es como es, seres humanos tratando de ser mejores y en mundos corporativos que a veces pueden ser un poco fuertes. No hay que meterle cargas emocionales a la gente y menos cuando están cometiendo errores. Hay que respetar la diferencia y no entrar a hacer juicios. Hechos y datos, por favor.
    3. Deberías ser como Pedro. Quizás en el fondo todos podemos aprender de alguien más, pero es claro que no debemos estar comparando a los que no nos gustan con modelos parecidos a nosotros mismos. Los esquemas de aprendizaje, mentoring y pupilos son útiles, pero de nuevo… datos y hechos.
    4. Debes vestirte como ejecutivo/a.  Esta frase me parece muy desacertada. Es obvio que los códigos de vestir los dan las empresas y el ambiente, pero es un poco extraño pensar que en pleno siglo XXI la ropa sea el indicador de qué tan buen ejecutivo eres. Hoy las empresas están abriendo sus dress code y ahora se escucha que realmente el código es no código.

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Al final puede haber 300 estilos más de pensamiento que hagan que juzguemos más de la cuenta o que nos dejemos llevar por juicios fundamentados en nuestras propias creencias. En realidad, nadie nos defrauda, nadie nos decepciona, nadie quiere hacer algo solo contra nosotros. Bueno, hablo en general porque las malas intenciones también existen, pero está claro que en el mundo del liderazgo no debemos tomar como afrentas las acciones de los demás. La decepción está adentro de cada quien que puede verla como quiera.

Datos, hechos, realidades no percepciones. No te defraudes. Que no te pase lo de Frida: “Me enamoró con cada palabra, me destrozó con cada acción”.

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