CAMILO DÍAZ

No llores por ti Argentina

Los sucesos que se han desatado en los mercados financieros por cuenta de la normalización monetaria en Estados Unidos empiezan a afectar al resto de las economías.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
8 de septiembre de 2018

En lo que va del año, el peso argentino acumula una devaluación cercana al 100%. Mientras en enero de este año, por un dólar americano había que entregar 18 pesos argentinos, en la actualidad hay que entregar 37 y un par de semanas atrás 41.

Eso significa que el peso argentino perdió la mitad de su valor frente al dólar. Las consecuencias son que la deuda en dólares de las empresas y del Estado pasaron a costar el doble.

Los problemas de Argentina han venido por cuenta del sector externo, del déficit fiscal y de los movimientos que está causando en los mercados financieros la reversión de flujos de capital hacia Estados Unidos.

Argentina acumula un déficit en cuenta corriente del 5,5% del PIB y el Estado otro del 4%, ambos hacen que la nación dependa del flujo de capitales que llega para hacer inversiones, en instrumentos financieros como las letras de crédito y bonos emitidos por el Gobierno.

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En 2017 y parte de este año, la nación argentina emitió letras ofreciendo rendimientos de 30% para estimular el ahorro en moneda local y contener la demanda por dólares que mantenía bajo presión al peso argentino. El problema es que ofrecer ese elevado retorno implica tener una fuente de ingresos capaz de pagarlo.

En ausencia de fuentes propias, Argentina está a expensas de financiarse con entradas de capital por deuda proveniente de inversionistas.

Las medidas anunciadas el lunes por el Gobierno de reducir rápidamente el déficit fiscal para llevarlo a cero el año que viene, más la subida de tasas del banco central hasta el 60% para defender la moneda, llevarán a Argentina a la recesión, puesto que tasas de interés elevadas más contracción del gasto estatal e impuestos a las exportaciones, frenarán la economía.

La sostenibilidad de remunerar el ahorro en pesos con tasas de 60% pronto será puesta a prueba por los mercados, así mismo, la resiliencia de la autoridad cambiaria para intervenir en el mercado cuando el dólar se dispara, puesto que seguir drenando las reservas internacionales es un riesgo demasiado grande.

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El único cortafuegos es el crédito por US$50.000 millones que el FMI a acordado entregar por tramos al país, en la medida en que lo vaya necesitando. Cualquier retraso o inquietud sobre su desembolso va a afectar aún más la situación y la confianza en que el país cumpla el pago de sus obligaciones.

La cosa no termina ahí, el valor de los bienes importados aumenta en la misma medida impulsando la ya elevada inflación que alcanza el 25% anual (algunos hablan del 35%).

La población tiene frescos en su memoria los sucesos del 2001 cuando una escalada del dólar, subida de las tasas de interés y venta de dólares para defender el tipo de cambio terminaron en la congelación de los depósitos bancarios (en el llamado corralito) y miles de argentinos perdieron sus ahorros, mientras el sistema bancario sucumbía por cuenta de los desbalances cambiarios y la exigencia de todo el dinero por parte de los ahorradores.

El aumento de tasas de interés de la FED y la reducción de su balance vendiendo activos, han empezado a pasar factura a los mercados emergentes, en especial, aquellos países que tienen mayor dependencia de los flujos de inversión extranjera y de ingresos por exportaciones de materias primas.

Argentina desafortunadamente depende significativamente de los flujos de inversión y de los ingresos provenientes de las exportaciones de soya para financiar su déficit fiscal y de cuenta corriente.  

Durante el tiempo que la FED no subió las tasas de interés y los datos de empleo e inflación americanos permitieron mantener la expansión monetaria, el peso argentino se mantuvo estable y los inversores extranjeros hicieron ganancias fabulosas por los rendimientos ofrecidos.

Ahora con la FED cambiando su postura, las tasas de interés subieron y el dólar se fortaleció provocando que esos mismos inversores abandonen los activos más riesgosos como los argentinos y liquiden posiciones en monedas especulativas para cubrir sus riesgos en dólares.

Por otro lado, Brasil que es el principal socio comercial de Argentina, a donde envía el 16% de sus exportaciones, hasta ahora está recuperándose de la profunda recesión que contrajo la economía 5%.

La implicación para Argentina fue la caída sustancial de sus ventas externas y por ese lado los ingresos provenientes por las exportaciones, ampliando el hueco en las finanzas públicas y en la balanza comercial.