MIGUEL ÁNGEL HERRERA

No es claro que nos convenga Biden

Trump hace campaña por estos días estigmatizando a Biden como socialista. No podemos caer en ese juego superfluo y manipulador. Pero tampoco podemos dejar de ver el riesgo geopolítico para Colombia de un eventual triunfo de Biden.

Miguel Ángel Herrera, Miguel Ángel Herrera
1 de octubre de 2020

Con las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, se esperaría que el sentimiento generalizado en Colombia sea el de preferir al opositor del decepcionante Trump. Casi independientemente de quién sea, cualquier líder demócrata debería interesarnos y convenirnos más que el troglodita republicano. Pero la geopolítica global bajo la influencia demócrata y el tufo socialista de Biden podrían representar más incertidumbre para nuestro país que el continuismo del mismo Trump. ¡Qué horror!

Es claro que internacionalmente Trump es decepcionante desde donde se le mire. Y digo internacionalmente porque domésticamente la lectura podría ser diferente. El expresentador de “realities” ha liderado la actual polarización política y económica del mundo, ahondando el conflicto de Oriente con Occidente y reoxigenando disputas entre las potencias mundiales; también ha debilitado la institucionalidad política global que busca la integración mediante el multilateralismo (alejó a Estados Unidos de la ONU y de la OTAN), y ha promovido presiones económicas chantajistas en lugar del diálogo diplomático, contra China particularmente.

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Trump es claramente un belicista internacional con corbata. Prometió acabar con las guerras en el extranjero, pero en realidad incrementó la presencia militar de Estados Unidos en Oriente Medio y tensionó militarmente a países como Irán, que antes de la llegada del magnate al poder vivían en calma chicha. Los pocos logros en su política exterior han sido o bien cosméticos (como el acercamiento con Corea del Norte), o bien inestables e inciertos (como el acuerdo con las milicias talibanas). De fondo, no hemos visto el primer logro estratégico de política exterior de Trump, lo que es suficientemente diciente -tras cuatro años- para augurar que nada diferente deberíamos esperar si es reelegido.

Pero Trump ha sido también la principal fuente política de la incertidumbre económica global. Su utilización descarada y provocativa del proteccionismo arancelario, está desgastando las oportunidades de crecimiento del comercio mundial. Los aranceles punitivos son el corazón de la estrategia económica de Estados Unidos, y no solamente en relación con China. Para el republicano la política económica, como los negocios, es un juego de suma cero. Cada relación económica bilateral debe tener un ganador y un perdedor. No hay gana-gana. America First!

El resultado es que durante Trump el comercio internacional perdió dos puntos de crecimiento. Pero no se trata tan sólo de las pérdidas cuantitativas de inversiones y empleo causadas por la locura arancelaria, sino de la incertidumbre que introduce el subjetivismo económico de Trump en el funcionamiento de la economía mundial y la deslegitimación de las instituciones encargadas del equilibrio económico mundial. Y si nos miramos el ombligo, encontraríamos que poco o nada hizo Trump por impulsar el comercio con Colombia. Ni fu ni fa.

Entonces mejor miremos a Biden, quien de partida tiene potencial para retar a Trump. El exvicepresidente demócrata representa valores políticos cruciales para la integración socio-económica global que está amenazada por Trump y otros factores, pero también enciende alarmas importantes porque podría exacerbar el oportunismo ideológico de partidos, líderes y facciones de la izquierda anti desarrollista.

Obama dice que Biden es el líder ideal para gestionar las vastas desigualdades en nuestra sociedad. La estrategia de los demócratas no favorece la creación generalizada de la riqueza, sino la redistribución de la misma, administrada por un gobierno centralizado. Biden lo ratificó en el debate del martes pasado en la noche.

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Pero sano es recordar que Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega prometieron la redistribución administrada por un gobierno centralizado. Pero solamente hemos visto tiranía y miseria en esos países, y en otros que han elegido estrategias similares. No creo que vayamos a ver tiranía y miseria en Estados Unidos si Biden gana, pero preocupa la tranquilidad al menos temporal que ganarán los dictadores de izquierda por cuenta de la visión política de los demócratas que lleguen a la Casa Blanca. Y si algo no queremos en Colombia es tener de vecino un régimen chavista relajado y confiado.

Biden ha dicho que el cambio climático es una amenaza existencial. Pero también ha insinuado que esta amenaza se contrarresta controlando el desarrollo económico e incrementando la intervención del Gobierno Central. En eso se parece mucho a Sanders. Ese ambientalismo antidesarrollista no es un asunto exclusivamente global porque podría alimentar los planteamientos dicotómicos de los activistas colombianos -y de otros grupos non sanctos- acerca de la desaparición de la explotación de recursos naturales en nuestro país. Para ellos es oro o agua, por ejemplo.

Como vimos en el debate, Trump hace campaña por estos días estigmatizando a Biden como socialista. No podemos caer en ese juego superfluo y manipulador. Pero tampoco podemos dejar de ver el riesgo geopolítico de un eventual triunfo de Biden para Colombia, pues el mejor escenario para el socialismo delictivo de Venezuela es aquel en el que se generen espacios de discusión política que le permitan al régimen de Maduro recuperar legitimidad internacional. No creo que Biden quiera ser cómplice del dictadorzuelo venezolano, pero sí creo que este se aprovecharía del demócrata para tomar aire fresco y ganar tiempo, mientras mantiene y fortalece el sistema político más corrupto de Latinoamérica. No olvidemos que Cuba se legitimó políticamente ante la comunidad internacional en tiempos de Obama. Eso claramente no nos conviene.

En conclusión, el escenario es tan confuso para Colombia como el primer debate que vimos esta semana. ¡El peor debate presidencial que he visto!

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