JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA

Ni un metro para atrás

Cuando por fin los bogotanos teníamos relativamente cerca las posibilidades de tener un metro, o la primera línea del metro aparecen los de siempre, los que no les interesa la ciudad si no sus beneficios personales y políticos, y se unen para tratar de parar el proceso existente ad portas de las próximas elecciones.

José Miguel Santamaría, José Miguel Santamaría
26 de julio de 2019

Durante los anteriores 12 años de administraciones de izquierda no hicieron nada diferente a hacer globos acerca del metro así hayan ganado las elecciones prometiéndolo, todo fue un espejismo, llegaron incluso a mostrar fotos de metros de otros países como proyectos de este. Son especialistas en la política nido, mitad paja y mitad caca.

Aunque el alcalde Peñalosa no ha sido el más ferviente promotor del metro, se comprometió a hacerlo en campaña y venía dando todos los pasos necesarios para sacarlo adelante, su propuesta de un metro elevado tiene toda la factibilidad económica y técnica, hacer un metro subterráneo en Bogotá es mucho mas costoso y demorado en su construcción, no existen los recursos necesarios para construirlo, además, que la primera línea sea elevada no implica que líneas futuras en determinadas partes puedan ser bajo tierra. Lo que considero relevante como en cualquier proceso es empezar y esto es un buen inicio.

Es muy importante explicar a la ciudadanía el gran riesgo que corremos si elegimos destructores y no promotores de proyectos de infraestructura, parar la construcción del metro no es más que una estrategia politiquera que pone de acuerdo a la más soterrada izquierda para seguir destruyendo la ciudad, no existe un ejemplo exitoso de gobierno de izquierda en Latinoamérica, entonces para qué dar papaya.

Lo ideal generalmente es enemigo de lo bueno, es claro que debíamos tener metro hace mucho, seguramente muchas líneas, desafortunadamente este no es el caso, por algo tenemos que empezar y el proyecto de esta alcaldía es viable, por primera vez estamos tan cerca de lograrlo.

Para tener un buen sistema integrado de transporte masivo se necesitan diferentes clases de transporte, el tren de cercanías es fundamental para traer a las personas desde los municipios vecinos, los alimentadores o buses que van a sitios alejados de la ciudad y los llevan hasta las estaciones del metro o de TransMilenio que terminarán transportando a través de la ciudad. El que piense que Transmilenio no le cambió la cara a Bogotá para bien debería dejar los alucinógenos. En esta época solo los mayores de cincuenta años nos acordamos cómo era antes el transporte en la ciudad, era el absoluto caos.

Muchos se preguntarán por qué siempre he manifestado mi rechazo a un gobierno de izquierda, esto lo hago principalmente porque una buena gerencia y planeación se logra sin ideología, cuando esta hace parte se toman malas decisiones. La izquierda prefiere los subsidios por encima de la infraestructura, prefiere hacer un Estado grande en vez de uno eficiente y pequeño, prefiere aumentar impuestos sin importar si acaba el aparato productivo que es el gran generador de empleo en el país. Por todo lo anterior y por mucho más nos tenemos que defender de los gobernantes populistas y oportunistas que florecen día a día en nuestro país.