JORGE IVÁN GÓMEZ

Michael Jordan para directivos (que quieran el alto rendimiento)

Quiero confesarles que en estos días me topé con la biografía de Michael Jordan y me impresionó. A raíz de eso, quise relacionar esta figura del deporte con una idea que tengo y es sobre cómo ayudar a desarrollar directivos de alto rendimiento.

Jorge Gómez Pinilla, Jorge Gómez Pinilla
10 de febrero de 2019

Michael Jordan es uno de los mejores deportistas de alto rendimiento de todos los tiempos. ¿Cuál es, en resumen, su secreto y qué podemos hacer como directivos para aprender de él y triunfar en nuestras organizaciones?

Primera lección: Altas expectativas sobre nosotros mismos

Jordan trabajaba por unas metas que él mismo se imponía. Por ejemplo, la meta de correr más rápido, tener más precisión en los tiros o tener una visión de conjunto de la cancha. A cada cosa le dedicaba mucho tiempo de trabajo personal. Por eso, Jordan confesaba que los mejores momentos del juego no eran en la línea de tiro, sino en el trabajo previo, exigente y, muchas veces, solitario que realizaba en el gimnasio.

Segunda lección: Para acertar hay que fallar

Jordan reconocía con humildad que falló más de 9 mil tiros, tuvo más de 900 juegos perdidos y en 26 ocasiones tenía que marcar el punto ganador y no lo hizo. Pero, dice el exbasquetbolista que gracias a esos fracasos él obtuvo el éxito. Paradójicamente, siempre vemos la parte externa del éxito, pero olvidamos su parte oculta y secreta que consiste en fallar, corregir, aceptar las críticas y, sobre todo, descubrir que el éxito es un hijo de los errores y las equivocaciones que capitalizamos en aprendizajes.

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Tercera lección: trabajar duro en uno mismo

Jordan sabía que la única garantía de su éxito era el trabajar muy duro: levantarse a las 5 de la mañana para practicar era una amable rutina para él. Lo verdaderamente importante era mejorar una capacidad todos los días un poco más. Sobre esto, Jordan decía: practico mucho, todos los días, para que en el juego nada sea nuevo para mí.

Vista la figura de Jordan, ¿qué podemos aprender y llevar a la práctica en nuestra vida directiva para tener un alto rendimiento? Lo primero es ser consciente de que un buen directivo es muy parecido a un deportista de este tipo. Esto significa que debe trabajar todos los días en su propio desarrollo, entrenarse y mejorar en sus propósitos. Para que esto no suene retórico, estas son las actividades clave para el desarrollo de un directivo de alto rendimiento:

1.Capacidad para trabajar por objetivos personales y para su grupo

2.Capacidad para comunicar ideas, instrucciones, sugerencias, objetivos, expectativas y resultados esperados de las personas

3. Capacidad para desarrollar hábitos organizacionales como la puntualidad, el respeto, y, sobre todo, la capacidad de enfocar a las personas sobre lo que es prioritario para la organización.

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Conclusión

Podemos llevar la ciencia del alto rendimiento del deporte al mundo de las empresas y organizaciones. De la mano de Jordan hemos descubierto que es posible liberar todo nuestro potencial directivo practicando, entrenando y aprendiendo.

Un directivo no puede dejar de aprender. Si no se desarrolla el liderazgo, esta capacidad se pone rancia y se pierde la posibilidad de inspirar y alcanzar grandes metas. 

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