RAÚL ÁVILA FORERO

Megaciudades y desarrollo mundial

Más allá de ser un núcleo de oportunidades, las megaciudades vienen presentando retos importantes a nivel de planeación urbana y ordenamiento territorial. Y si bien esta tendencia sigue en aumento, ya son varios los países que albergan este tipo de ciudades dominantes a nivel demográfico y económico.

Columnista , Columnista
29 de abril de 2019

Las tendencias en urbanización han sido una constante dentro de los últimos 100 años de historia sobre el ordenamiento territorial a nivel mundial. Mientras para el año 1900 se calculaba que sólo el 15% de la población mundial residía en las ciudades, sorprendentemente para el año 2008 el porcentaje subió a poco más del 50%. Y la tendencia parece no detenerse, ya que para el 2030 se espera que sea el 60% de la población orbital.

Esto se debe en esencia, a que las ciudades se han convertido no sólo en nodos comerciales, sino también en lugares en los que se concentra la riqueza, la generación de mayores ingresos y las oportunidades de negocios. Sin embargo, a estas ciudades, que albergan una considerable proporción del desarrollo económico y demográfico de un país, se les viene conociendo bajo el término de megaciudades.

En términos técnicos, las megaciudades se caracterizan por ser una conurbación que alberga un mínimo de 10 millones de habitantes. Si bien contienen una gran diversidad social, una buena oferta educativa, un crecimiento económico muy estimulante, y una continua vocación hacia la innovación, su nivel de desarrollo también ha dado origen a problemáticas como la sobrepoblación, la polución del aire, los constantes embotellamientos y hasta una gran brecha en términos salariales. 

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Al respecto, Euromonitor, uno de los líderes mundiales en materia de investigación, recopiló en un informe los cambios y retos que se presentarán, a lo largo de la próxima década, en cuanto al tema de las megaciudades. En esto vale la pena destacar la importancia que tendrá la consolidación de megaciudades en economías en vía de desarrollo.

Si bien las primeras megaciudades se fueron aglomerando en economías desarrolladas, tal como los casos de Nueva York y Tokio, el pronóstico es que entre 2017-2030 países en vía de desarrollo, especialmente de Asia Pacífico y África, tomen la delantera gracias a un acelerado crecimiento poblacional y de su PIB real. Incluso, se prevé una mayor concentración de esta tendencia en América Latina con la inclusión de Bogotá al registro regional en el que ya figuran megaciudades como Lima (Perú), Ciudad de México (México), Sao Paulo y Rio de Janeiro (Brasil).

Con esto, se empieza a visualizar un panorama en que la movilidad urbana va a tener un auge y, por consiguiente, una serie de retos que se deben tomar como áreas de oportunidad o de mejora. Uno de ellos es la creciente necesidad de iniciativas para moldear, más que megaciudades, ciudades inteligentes gracias al aumento acelerado a nivel demográfico. Podemos hablar en este caso de cosas como el manejo de desperdicios, la eficiencia y sostenibilidad del transporte público, una diversificación en la matriz energética, etc.

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Por otro lado, podríamos enfocarnos a nivel de segmento poblacional dependiendo de la región. Según Euromonitor, el envejecimiento experimentado en el este de Asia puede constituirse como una oportunidad de negocio desde el punto de vista turístico, tanto a nivel nacional o internacional. O también puede considerarse el incremento de la clase media, en varias ciudades africanas, como un aspecto que se será un importante dinamizador del consumo nacional. Allí pueden enfocarse varias oportunidades de negocio para distintos sectores.

Sin embargo, existen desafíos claves que son de relevancia y que determinarán la entrada de nuevas megaciudades, en las que se cuentan no sólo a Bogotá sino también a Chicago (EE.UU.), Bagdad (Irak), Chennai (India), Luanda (Angola) y Dar es Salaam (Tanzania). La mayor parte de estos relacionados directamente con el desarrollo de los mercados, incluyendo mejoras en infraestructura y una mayor oferta de oportunidades de empleo.

Aunque, sin lugar a duda, temas como el control sobre poblacional, el aumento en la delincuencia y los problemas de embotellamientos por mala gestión del tráfico no deben dejarse a un lado. En esto, Bogotá mantiene importantes retos para poder brindarle a los actuales y futuros habitantes una ciudad con excelentes oportunidades de movilidad, un esquema de seguridad propicio, buenas opciones de empleabilidad, y una distribución urbana que permita un equilibrio con las zonas verdes, que tanto han caracterizado a nuestras ciudades capitales.

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Así, el esquema que se vislumbra para las megaciudades en el año 2030 corresponde precisamente a un agregado de 6 ciudades actuales, para completar 39 megaciudades en el mundo. Con esto se estima que, para ese año, el 9% de la población mundial se albergue en megaciudades y que estas aporten aproximadamente el 15% del PIB mundial. Cifras que no son para desestimar y pone en manifiesto el impacto de esta tendencia urbanística.

Las megaciudades ya son mercados de consumo de gran potencial para el asentamiento de diversos tipos de negocio. Empero, existen ciertos casos en los que las megaciudades llegan a ser tan grandes que ejercen un dominio totalmente desproporcionado, en comparación con aspectos como su extensión territorial.

De hecho, muchas de ellas están en camino a convertirse de megaciudades a megalópolis, siendo capaces de acaparar a 50 o 100 millones de personas. Pero, casi que todas las megaciudades, mantienen el desafío de alinearse mucho más al tema del crecimiento sostenible y la sustentabilidad para quitarse el estereotipo típico urbano que concentra aspectos como la contaminación, la congestión vehicular o los barrios informales.