CLAUDIA VARELA

¿Manipulas o te manipulan?

Las empresas solo pueden ser reflejo de lo que pasa en la sociedad y en muchos casos microreflejos de los sesgos de afinidad que cada grupo social vive.

11 de septiembre de 2020

No hay que hacer negación, las organizaciones son imperfectas porque somos seres imperfectos quienes las creamos y vivimos en ellas.

He conocido varias clases de animales políticos en las empresas que he trabajado. Si bien es cierto que algunas corporaciones alimentan a cierto tipo de depredadores y viven felices con ellos, hay otros que son demasiado buenos en el arte de mimetizarse y volverse como camaleones exitosos escalando posiciones.

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Hace poco descubrí que el lenguaje no verbal es menos mentiroso y controlable porque es inconsciente. En el último libro que leí sobre análisis de comportamientos, buscando una guía para la lectura de la gente a través del análisis del lenguaje corporal y la psicología del actuar, se hablaba de los manipuladores.

¿Esta es una clase de personaje o al final todos podemos asumir este rol de manipulación? Ambas respuestas son correctas. Todos los seres humanos en algún momento de nuestras vidas manipulamos y somos manipulados.

Pero hay algunos que son expertos en el oficio. Saben muy bien como convencer a los demás y usan cualquier arma con el fin de alcanzar sus metas, que por lo general son egoístas.

El manipulador es al final inseguro y puede tener problemas de autoestima. Muchas veces está convencido de que su verdad es la única verdad y hay algunos casos donde creen reales sus propios engaños. Son competitivos y pueden ser maquiavélicos en sus interacciones. El manipulador de profesión siempre va a querer tener razón y hace uso de lo que sea necesario para lograrlo.

El manipulador tiene algunas señales en su lenguaje corporal. Baja la mirada para mentir, se distrae mirándose las manos, mira a los ojos con cara de víctima si es necesario. Es muy buen argumentador y hace preguntas retadoras para no responder ante preguntas concretas. Cuando a un manipulador le preguntas algo concreto que no le conviene responder, te devuelve la misma pregunta, habla de otra cosa, o plantea la situación extrema para lanzar cortinas de humo, pero ¿cómo te atreves a dudar de mi palabra y a preguntarme esto?

Me parece superdifícil convivir con manipuladores. Los buenos son tan hábiles que no solo logran convencerte, sino que al final pides disculpas. 

¿Cómo lidiar entonces con estos personajes manipuladores en las organizaciones, que muchas veces terminan siendo los mejores animales políticos? Lo más importante es guardar la calma. Escuchar más que hablar, y observar, es parte de la clave para no dejarte manipular ni permitir que este juego se produzca dentro del equipo de trabajo.

Hay que normalizar al manipulador. El buen líder debe conocer bien cuál es el comportamiento de los miembros de su equipo. En este orden de ideas sabrá la tendencia a la manipulación malsana de alguno de ellos si ese es su proceder. Normalizar significa que entendamos bien cuál es el actuar estándar para notar cuando hay algo diferente.

El manipulador siempre buscará ser notado, reconocido y apoyado. Sabrá enredar, porque suelen ser muy buenos con la retórica y pueden ser peligrosos cuando de verdad está convencido de que sus historias (que pueden ser tremendamente improbables) son ciertas y por tanto ellos suelen ser víctimas y no victimarios.

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Si alguien necesita manipular (no influenciar) definitivamente usa armas que no son muy transparentes. Ten mucho cuidado con los manipuladores, pueden dañar el ambiente, hacer daño a los miembros del equipo, al objetivo colectivo, al proceso o incluso a su líder si es necesario.

El manipulador profesional debe mantenerse observado. Va a ser muy difícil que lo noten, es experto en camuflarse, así que si quieres tener un equipo y una vida saludable aléjate de la energía de la manipulación y si ya lo tienes en tu equipo, normalízalo para que no caigas en sus redes.