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Maldito desempleo

En Colombia se considera que una persona está ocupada si durante el periodo de medición trabajó por lo menos una hora remunerada a la semana, mejor dicho: en el mes de mayo, 2.13 millones de individuos no lograron pasar tan bajísimo requerimiento, no lograron pertenecer al exclusivo grupo de los empleados.

Eduardo Bolaños
6 de julio de 2016

El día a día de un colombiano promedio está plagado de malas noticias; tantos años de violencia desmedida y corrupción infinita nos han dejado una piel dura, tal vez por ese motivo es que siempre clasificamos entre los países más felices del mundo, simplemente nos acostumbramos a ignorar, esperar la próxima tragedia y seguir con nuestras vidas.

Tal vez la tragedia más grande en Colombia es el desempleo. Con poco lugar en los titulares de prensa, desplazado por los temas de moda, pasa casi que desapercibido entre la maraña de información que nos encontramos todos los días. Hace rato venimos celebrando que la tasa de desempleo bajó de dos dígitos pero si damos una mirada a la región, nos encontramos que no hay nada por celebrar:

Dentro de las economías más representativas de la región Colombia tiene la segunda tasa de desempleo más alta y a nivel Suramérica la situación es igual dado que la estadística de Venezuela no solo está desactualizada sino que es poco confiable.

En Colombia se considera que una persona está ocupada si durante el periodo de medición trabajó por lo menos una hora remunerada a la semana, mejor dicho: en el mes de mayo, 2,13 millones de individuos no lograron pasar tan bajísimo requerimiento, no lograron pertenecer al exclusivo grupo de los empleados.

Como vemos el reto no solo es conseguir empleo, sino, que este le brinde a las personas la posibilidad de acceder a condiciones dignas de alimentación, vivienda, vestuario y seguridad social.

Actualmente en Colombia existen 22 millones de ocupados dentro de los cuales 9.6 millones consideran estar subempleados, es decir, el 44% de aquellos que tienen trabajo consideran que su empleo es inadecuado por competencias, ingresos o insuficiencia de horas… una verdadera tragedia.

Claro está que tantos empleos no se crean de la noche a la mañana, nadie tiene dos millones de puestos bajo la manga, se necesita de toda una estructura productiva que sirva como soporte para la creación de estos puestos de trabajo. Es claro que ni el Banco de la República, ni el Ministerio de Hacienda la tienen fácil; por un lado el emisor ha incrementado su tasa de intervención para contener la inflación pero encareciendo el acceso al crédito y por otro lado el Ministerio debe tener lista y aprobada una reforma tributaria para este año con el fin de tapar el inmenso hueco que se generó con la caída en los precios internacionales del petróleo. En otras palabras tanto la política monetaria como la fiscal parecen conspirar para agravar aún más el problema.