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Los retos de Colombia para ser más innovadora

El nuevo Índice Global de Innovación muestra un avance de Colombia en la materia. Sin embargo aún hay mucho trabajo por hacer para convertirnos en los líderes de la región.

Juliana Sánchez Trujillo
23 de agosto de 2016

El último reporte del Global Innovation Index, publicado por la asociación entre la Universidad de Cornell, el World Intellectual Property Organization y la Escuela de negocios INSEAD, Colombia se ubica en el puesto 63 de 128. Esto representa un crecimiento de 4 puntos con respecto al reporte del 2015 en el que se ubicaba en el puesto 67. Esto posiciona a Colombia como la quinta economía más innovadora después de Chile (44), Costa Rica (45), México (61) y Uruguay (62). La meta, propuesta por el gobierno, es ocupar el primer puesto de la región, y por eso se han desarrollado múltiples estrategias para el fortalecimiento de la Ciencia, Tecnología e Innovación. Todas ellas impulsadas desde organizaciones como Mintic, Innpulsa, Colciencias, Cámaras de Comercio y Ruta N, entre otras que claramente están empezando a rendir frutos ¿Pero qué significan los resultados del índice?

Significa que estamos bien a nivel de infraestructura, particularmente, sobresalen los mecanismos de participación ciudadana en línea, la sostenibilidad ambiental y el alto número de certificaciones ambientales ISO 14001 y de calidad ISO 9001. Así mismo, es sobresaliente nuestro acceso al crédito, en el que ocupamos el puesto 2 de 128, la facilidad para proteger a pequeños inversionistas, el gran número de empresas dedicadas a la capacitación formal, la importación de tecnología de punta y el crecimiento de la industria de la publicidad y de la impresión;  lo anterior muestra de nuestro gran potencial creativo.

Por su parte, nos rajamos en seguridad y estabilidad política; las pruebas PISA, la proporción docente- estudiante; el acceso a la educación superior; el porcentaje de capital invertido en investigación y desarrollo; las alianzas entre academia, Estado y Empresa Privada en pro de la innovación, la cantidad de talento de investigación empleado en las compañías nacionales y la exportación de TICs.

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En otras palabras, lo que más hace falta es la infraestructura para la innovación y la sofisticación de mercado. Por eso, es importante que empecemos a crear tecnología, más que adoptar logros de otros países. Lo anterior implica que hay que fortalecer el capital humano para investigación; tenemos que promover la investigación y el desarrollo y seguir uniendo esfuerzos para aumentar el acceso a la educación superior y para la repatriación de doctores a nuestro país. Pero para que esto se logre, se debe contar con ofertas competitivas que les permitan regresar. Pero ojo, esto no puede ser labor solo de la academia; porque ser doctor no necesariamente es sinónimo de profesor, es importante que en las empresas también se pellizquen pues solo las alianzas entre Estado, empresa privada y academia son las que funcionan. De nada nos sirve tener investigaciones publicadas en revistas indexadas se hace una transferencia que permita llevarlas al mercado. Esa ha sido, por ejemplo,  la fórmula ganadora en Corea del sur, donde la inversión en investigación viene sobretodo de capital privado. No es sorpresa entonces que una empresa como Samsung haya puesto al país en el radar de la innovación.

También es importante que en la búsqueda por el desarrollo tecnológico se fortalezca la capacidad de pequeños productores para tecnificar los tejidos productivos, se promueva la creación de clústeres de innovación que unan a diferentes actores tanto a nivel nacional como regional y que se sigan promoviendo los parques tecnológicos para la creación y aceleración de nuevas empresas en las que se incentiven las actividades de exportación de tecnologías con apoyo del Estado.

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Finalmente, se necesita una transformación en nuestra mentalidad y apostarle más a metas de largo plazo. Si seguimos creyendo que por ser Latinoamericanos siempre estaremos atrasados, nunca lograremos ser reconocidos como referente de innovación. Tenemos por tanto que reconocer nuestros avances y continuar en un ejercicio de aprendizaje constante.