OPINIÓN ONLINE

Los milénicos, más productivos que los baby boomers y la generación X

Las redes sociales, más allá de ser para los milénicos su manera preferida de relacionamiento social, bien manejadas, pueden mejorar la productividad porque son una importante fuente de información de tendencias en productos y servicios y cada vez se establecen por allí más vínculos laborales.

Gonzalo Gómez Betancourt
25 de mayo de 2016

En esta  cuarta edición del especial “El poder de los milénicos” deseo enfatizar en su productividad laboral, uno de los temas que más le preocupan a los baby boomers, generación que fundó las empresas más importantes del siglo XX y a todos aquellos que pertenecemos a la generación X, es que no terminamos por comprender cómo pueden estar todo el día “pegados” a las redes sociales y rendir laboralmente, razón por la cual su uso es prohibido en horas laborales en muchas compañías.

Para analizar el fenómeno de las redes sociales y su relación con la productividad, empezaría por comentarles que en los años 60 el sociólogo norteamericano Stanley Milgram quiso experimentar que estructura tendría la red social americana y para eso envió 160 paquetes a personas desconocidas escogidas al azar que habitaban en el estado de Nebraska. Junto con cada paquete las instrucciones: “El propósito de este paquete es que llegue a su destinatario como parte de un experimento”. Un corredor de bolsa que recibió el paquete le sugirió que hiciera lo mismo pero partiendo de personas que le fueran conocidas a él y que a su vez fueran buscando posibles conocidos del destinatario final.  

Así se hizo y la conclusión fue inesperada pese a que la población estadounidense en ese momento rodeaba los 250 millones de personas, una vez computados los datos de los paquetes que llegaron a su destinatario, si bien no se pudo establecer el número exacto de intermediarios para lograrlo, lo que se sugirió apriori utilizando principios físicos fue que la información llegó no de manera lineal sino saltando de una persona a otra, con lo cual si bien la distancia entre ellas era muy grande, el camino medio encontrado por Milgram era sólo de 6 grados. Más adelante esta red se denominó como Small World, lo que derivó en la expresión “el mundo es un pañuelo”.  En efecto en 1971 el antropólogo Robin Dunbar fijó en 150 el número de personas que pueden desarrollarse plenamente en un sistema determinado, lo relacionó con el tamaño de la neocorteza cerebral  y su capacidad de procesamiento.

Hoy se ha demostrado que las redes sociales han reducido drásticamente el número Dunbar. Por ejemplo en Facebook, la red social con mayor número de usuarios, está entre 5 y 6 individuos el  número de separación entre personas conocidas y desconocidas. Con lo cual la expresión más falso que un amigo de Facebook, podría estar en discusión en el plano laboral, pues los llamados vínculos o lazos débiles como denominó a las redes Marck Granovetter, investigador de la Universidad de Stanford, están desarrollando un papel vital en la propagación de  las ideas. Suena más fácil aprender algo de un conocido, que de un desconocido. Si un amigo de su red de Facebook le comparte una información, con seguridad usted le da mayor crédito y la lee. Muchos puestos de trabajo e intercambios laborales, se han dado a través de estos vínculos débiles, también se ha demostrado que son el despegue de muchos productos y servicios, convirtiéndolos en el socialholic de los Milénicos, lo que sin duda los hace más productivos porque son capaces de mover relaciones y promocionar productos y servicios a mayor velocidad.    

Al ser los milénicos una generación cuyas motivaciones personales son las trascendentes y las intrínsecas, son más productivos si con su labor satisfacen a terceros, incluso pasando por encima de las motivaciones extrínsecas, como el dinero. Adicionalmente hemos comprobado que en ese camino quieren aprender de todo con la esperanza de estar más preparados y saltar de un proyecto a otro así encuentran una satisfacción muy importante lo que conlleva a mejores resultados.

Esta generación tiene como premisa no quedarse mucho tiempo en una misma empresa, por tanto debemos cambiar nuestra forma de pensar si queremos potenciar su productividad. Para  nuestra generación los ascensos debían iniciar desde la base de la pirámide hasta llegar a la presidencia. Es decir alguno de nosotros podía iniciar su carrera en una compañía terminando la universidad e iniciando en la organización como almacenista y terminar como Jefe de Producción y hasta aspirar a ser presidente de la compañía 25 años después, con 45 años de edad. En el caso de los baby boomers alcanzaban ese logro luego de 40 años de trabajo y 60 años de edad.

Conociendo cómo se comportan y cómo se relacionan, ¿qué debemos hacer para aprovechar que pueden ser hasta más productivos que nosotros?

Lo que estamos observando es que tienen menos interés en ese proceso de crecimiento dentro de la compañía, porque está más relacionado con superar sus propias metas, participando en proyectos donde se les reconozcan sus emprendimientos. Ellos quieren enfocarse en un producto o tema específico e ir desarrollándolo a lo largo de diferentes experiencias de ese tema en particular.

Conozco el caso de una milénica de 30 años, cuya meta profesional es que los empresarios no vean la Responsabilidad Social como un tema de caridad, un aspecto en que unos ganan y otros pierden, sino como un aspecto social donde todos ganen. En su vida laboral ha pasado de empresa en empresa tratando de cumplir su meta, si su jefe no está de acuerdo, ella simplemente se va, es un poco el mismo objetivo del capitalismo consciente, beneficiar a todos los stakeholders de la organización. Empezó a diseñar esta meta en una compañía muy importante, no lo logró y saltó a otra empresa, al final entendió que como sus jefes pertenecían a la generación de los baby boomers y/o a la X, no lo iba a lograr y optó por ella hacer su propia fundación.  Así nos cueste entender, si nosotros teníamos que aguantarnos el jefe pensara lo que pensara, ellos no, prefieren irse.

La otra característica que nos puede ayudar a mejorar su productividad es la de aprender su idioma y contar con la habilidad de transmitir sus ideas a la junta directiva, si no lo hacemos vamos a tener una altísima rotación. Así mismo conocer su proyecto de vida, con lo cual logrará un vínculo extraordinario con ellos, pues para los Milénicos, liderazgo es más que status, es una forma de trascender, en la cual debe haber un balance entre lo personal y lo profesional.  Les gusta lo que hacen pero no quieren sacrificarse.  Lo importante es ofrecerles una estrategia horizontal en la cual tengan mayor oportunidad de crecimiento. Participar en proyectos para lanzar nuevos productos, con herramientas tecnológicas a su disposición, dejarlos volar, ofrecerles formación, viajes, que intercambien opiniones. No hay que tildarlos de irrespetuosos porque no lo traten de doctor o doctora, o le hablen de ‘tú‘, ellos son así, conviértase en su amigo en Facebook en vez de prohibirles que estén en contacto en las redes sociales, comparta su información, que así mismo la compartirán ellos también.

Y por último, tenga en cuenta que es una generación basada en reconocimiento de logros alcanzados y reconocimiento de logros de equipo, con lo cual las dos debe diferenciarlas de manera clara. Los milénicos tienen un increíble sistema de adaptación, así que atráigalos ofreciéndoles libertad y autonomía, no se preocupe, sé que a muchos les parecerá arriesgado pero la gran mayoría son responsables con las labores que se les encarga, más si trabajan en lo que les gusta.