JULIO ANDRÉS ROZO

Los emprendedores colombianos que unen el cambio climático y la cuarta revolución industrial

Debo aceptarlo y de paso confesarlo: soy de aquellas personas que se hace el que comprende y asienta con la cabeza cuando le hablan sobre blockchain, machine learning, minería de datos, inteligencia artificial y otros conceptos más. Entiendo algo, pero en mis adentros aún me siento perdido y confundido. Y sí, acepte que usted puede ser uno de aquellos que aún asiente como yo cuando le hablan sobre el tema.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
6 de junio de 2019

Y es que todo sucedió muy pero muy rápido... Cuando comencé mi propio emprendimiento en el tema de capacitación en negocios verdes, creía y sentía que lo tenía todo bajo control. Los conceptos, herramientas y metodologías para luchar contra el cambio climático me eran familiares y las dominaba. Hoy, siete años después, me siento ignorante sobre las nuevas dinámicas para hacer negocio y debo tomar cartas en el asunto para no quedarme rezagado.

Recuerdo cuando estaba en el colegio y el analfabetismo se relacionaba con el no saber leer y escribir. Años más tarde, ser analfabeta se relacionaba con quien no tenía dominio del idioma inglés u otra lengua extranjera. Hoy en día, ser analfabeta significa carecer del dominio del lenguaje de los algoritmos, los datos y las habilidades de programación. Siendo así, me confieso un gran analfabeta que para parecer interesante, sigue asintiendo con la cabeza en los foros, congresos y reuniones de expertos que hablan sobre el futuro de los mercados.

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La cuarta revolución industrial no es el futuro, es el ahora. Ya está permeando los estilos de vida de las personas, la manera de hacer negocios y está definiendo los instrumentos que van a permitir hacerle frente a los retos ambientales, sociales y económicos que nos condicionan.

La semana pasada conocí a EcoRegistry

La lucha contra el cambio climático en Colombia se desarrolla desde diferentes frentes. Algunos construyen incentivos económicos, políticas públicas; otros generan conocimiento en las universidades y promueven el diálogo para que las cosas sucedan. En mi caso, me adentro en la región de la Amazonia (Caquetá, Guaviare, bajo Meta) para trabajar con los emprendedores. Y hay unos otros que como Alejandro Celis y Juan David Durán de EcoRegistry, hacen innovación y emprendimiento para que como colombianos logremos cumplir las metas de reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero (GEI).

Lo primero que me llamó la atención de EcoRegistry fue que surgió a partir de la necesidad de generar alianzas entre los grandes empresarios y los emprendedores. En este caso: la multilatina ISA, su filial XM y Latin Checkout se unieron para desarrollar una plataforma que permite registrar los proyectos que dinamizan el mercado de carbono en Colombia, por medio del uso de tecnología blockchain.

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Como lo expliqué en una anterior columna, el mercado de carbono está despegando y sus oportunidades son muy grandes, tanto para aquellos que se motivan por conservar, como para aquellos que buscan nuevas dinámicas de inversión. Y para que este mercado despegue, necesitamos conocerlo más y por ende, generar más confianza en él. EcoRegistry es un aporte al mercado de carbono en Colombia. Como toda innovación, evolucionará y proveerá mejores soluciones para los actores del mercado de carbono (proyectos, certificadores, validadores, comunidades, inversionistas externos).

Con el surgimiento de más proyectos que busquen la reducción de emisiones de GEI, aumentará la confianza en el mercado de carbono. Cuando esto suceda, las oportunidades para mitigar y adaptarnos a los efectos del cambio climático en Colombia serán más tangibles. No obstante, esto no puede ni debe pasar como sucedía en tiempos de antaño: en donde el puro activismo y las acciones aisladas eran los motores de transformación. Por el contrario, hoy en día necesitamos una mayor escala y réplica rápida de las acciones y de los impactos. Es aquí en donde las Industrias 4.0 y su cúmulo de nuevas tecnologías hacen y harán sus mejores aportes. Dicho lo anterior, EcoRegistry surge como una alternativa para generar mayor confianza en uno de los mercados que responde a la necesidad de luchar contra el cambio climático.

Las Industrias 4.0 y los efecto rebote

“Para poder proteger nuestros ecosistemas, hay que conocerlos”, decía mi gran amigo Michael. Y aplica también para cualquier ámbito en donde se generen impactos: Para poder gestionarlos, necesitamos información.

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Uno de los grandes retos que tenemos aquellos que trabajamos en temas de sostenibilidad es lograr acertar con nuestras recomendaciones, decisiones y acciones. Me explico: el sentido común nos lleva a pensar que una acción proambiental es buena per se, pero nos falta información para identificar los escenarios que pueden suceder, a partir de lo que activa aquella acción bienintencionada.

Por ejemplo: en el hoy debate del uso de plásticos de un solo uso se ambientaliza el debate debido a la urgencia que tenemos como sociedad de encontrar alternativas para el uso de empaques. Pero la emoción a veces gana la razón y no logramos identificar las respuestas que conlleven a preguntas cómo: ¿y qué sucederá con los empleos del sector plástico en el corto plazo? ¿existen suficientes sustitutos en el mercado para corresponder a la transición y si no, qué debe suceder? Bien, en el marco de esas preguntas, y otras más, la información es importante para poder generar escenarios, reconocer realidades y proyectar planes de acción. Aquí es donde las Industrias 4.0 y su cúmulo de herramientas, que a la fecha nos parecen complejas de entender, nos ayudarán a tomar las mejores decisiones para que la emoción no termine siendo una cura peor que la enfermedad.

Medellín está liderando la parada en Colombia en este tipo de industrias. Ya mencioné el caso de EcoRegistry, pero como éste, hay otros más. LowCarbonCity, una organización que promueve el debate y la acción en temas prioritarios y esenciales para nuestra sociedad, lidera la discusión en Colombia sobre cómo las tecnologías de la cuarta revolución industrial contribuyen no solamente a administrar los efectos rebotes que emergen día a día, sino también qué tipo de innovaciones, soluciones y nuevos emprendimientos requieren nuestras ciudades y campos en un mundo lleno de retos ambientales y también de incertidumbres debido a la falta de información.

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La sostenibilidad es una meta social que merece ser liderada con bases sólidas para tomar decisiones acertadas. Es por ello que me atrevo, en este punto final de mi columna, a chivear el título de una próxima: ‘El fin del activismo ambiental‘, en donde ampliaré la necesidad de generar y hacer pública la información que nos permita saber por dónde realmente es que es cuando se habla de conservación ambiental, dentro y fuera del mercado.

Hasta el próximo jueves

@julioandresrozo,