RAÚL ÁVILA FORERO

Los cautivantes meses sin intereses

A fin de año, muchos establecimientos comerciales buscan seducir a los clientes y una de las estrategias más utilizadas es decirle que puede pagar a plazos, sin cobro de intereses. Un truco que, si bien puede estimular las decisiones de compra, también puede traer futuros dolores de cabeza a los tarjetahabientes.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
23 de diciembre de 2019

En festividades como las de fin de año, muchas personas desean tener una capacidad de gasto considerable que les permita adquirir viajes, obsequios y un sinfín de festines que amenicen dichos momentos. Sin embargo, luego de las celebraciones, muchas veces llegan dolores de cabeza por cuentas que quedaron pendientes por pagar, esto en general se da por hacer un mal uso de herramientas financieras que, en un inicio, parecían ser una buena opción.

Las tarjetas de crédito son la alternativa de mayor uso para este tipo de casos. Mientras que los intereses y las cuotas de manejo son, para algunos, motivos suficientes para evitar estas alternativas financieras, para otros son una modalidad que les permite un manejo más cómodo para diferir sus compras a ciertos plazos y manejar el flujo de efectivo, de acuerdo con su capacidad de ahorro, pago y posibilidad de endeudamiento. 

Por ejemplo, en el uso de las tarjetas, cuando se suman promociones de meses sin intereses para compras diferidas a determinado periodo de tiempo, la oferta de tarjetas de crédito se vuelve aún más seductora. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, de estas promociones, se puede sacar provecho sólo si se saben escoger bien el escenario.

Se ha identificado que lo que más conviene comprar bajo la modalidad de meses sin intereses son bienes duraderos que, valga la redundancia, perduren más que el plazo que se está adquiriendo para pagar. Asimismo, debe asegurarse una verificación en que las promociones de meses sin intereses sí sean verdaderas promociones, dividiendo la totalidad del costo en el número total de meses a pagar; esto debería ser equivalente a pagar el producto de contado.

No obstante, tener la libertad de elegir los meses para diferir una compra puede desembocar un descontrol de deudas. Lo ideal en nuestro sistema financiero es evitar el pago de intereses al diferir la mayor parte de las compras a un solo mes. Pero en otros sistemas de la región, los bancos acostumbran a acordar con el cliente determinados periodos para diferir sus deudas sin pagar intereses, y sin necesidad de que tenga que ser obligatoriamente a un mes, o simplemente dan un periodo de tiempo en los que las compras diferidas, realizadas en dicho periodo, tienen un 0% de interés.

Este es uno de los puntos evidenciados en un sondeo realizado por La República a inicios del 2019. Colombia es el único país de la región latinoamericana que le pregunta a un comprador a cuántos meses desea diferir el pago de su compra con su tarjeta de crédito. En el resto de los países, no es común hacerlo y, de hecho, muchos extranjeros se extrañan cuando se les hace esta pregunta al momento de pagar.

Lo que se hace en varios países de América Latina son acuerdos de pago que se ajustan directamente con el banco que les emite la tarjeta. Por ejemplo, en Chile las compras se pueden diferir en periodos de 3, 6 y 12 meses sin interés, en Uruguay a 6 meses sin interés y en México en plazos entre los 6 y los 18 meses sin interés. Pero cada uno de esos plazos son acordados previamente con el banco, más no con los establecimientos.

Dentro de las ventajas que tiene una estrategia como poder elegir el plazo a diferir, si y solo si se manejan razonablemente, es que se puede llegar a tener un mejor control de los gastos, seleccionando los plazos que sean más cómodos al cliente. Por ejemplo, diferir el saldo de unas vacaciones a 24 meses, mientras que un mercado puede diferirse a 1 o 2 meses son elecciones de compra razonables. Lo importante es tener en cuenta que, entre más tiempo difiera la deuda, más obligaciones mensuales tendrá que pagar.

Todo depende del buen uso que se le den a este tipo de facilidades financieras. Brasil, por ejemplo, es la economía con mayor flujo de tarjetas a nivel regional, con 150,1 millones en circulación para 2018. Y aunque esto puede dar a entender que esto da lugar a un alto endeudamiento de la población, se sabe que casi el 75% de las transacciones son diferidas a plazos muy cortos. Por ende, la acumulación de obligaciones es baja, y se disminuye el riesgo de sobreendeudamiento. 

En Colombia, a finales de 2018 había 14,8 millones de plásticos en circulación con una frecuencia de uso promedio en este tipo de tarjetas. Sin embargo, nuestro mercado financiero es muy dinámico en el tipo de facilidades de pago que ofrecen a sus clientes; mientras unos ofrecen tasas de interés un poco más bajas, otros bancos se centran en jugar con las cuotas de manejo ofreciendo un periodo de 6 meses sin cuota de manejo o, incluso, la exención de pago de cuota de manejo si se realizan, por ejemplo, 4 o más transacciones en el mes con la tarjeta.

Como cliente, lo más importante es hacer uso de tarjetas de crédito con mucho compromiso porque, como muchos casos, a veces no sólo se es responsable de una sola tarjeta, sino de varias, y manejar responsablemente estas alternativas financieras no es sencillo. 

Administrar con sabiduría sus pagos, especialmente los diferidos, es una característica fundamental para gozar de una vida crediticia saludable. No se deje llevar sólo por ofertas que brinden seductores meses sin intereses; planear bien las compras involucra elegir una modalidad de pago que no comprometa su estabilidad financiera; eso es lo primordial.