SERGIO GUZMÁN

Los bancos: enemigo público número uno

El país se encuentra económicamente maltrecho en medio de la pandemia del coronavirus y las prospectivas de recuperación no son prontas ni fáciles. Las condiciones perfectas están dadas para que políticos populistas hagan un villano del sector financiero.

Sergio Guzmán, Sergio Guzmán
16 de abril de 2020

El exabrupto del Senador Armando Benedetti en la plenaria del lunes en donde exclamó que, “este año, ni un solo banco puede ganar un solo bendito peso” fue una astuta movida política. En medio de la pandemia del coronavirus, muchos políticos populistas buscan jugar el papel de héroe y se encuentran buscando villanos por doquier, Benedetti no es la excepción. Los bancos y sus jugosas ganancias durante las últimas dos décadas se han convertido en uno de los sacos de arena predilectos de los políticos. 

Es fácil para algunos remontarse al año 1999 y su crisis financiera que nos dejó el (entonces) dos por mil de herencia. Es fácil darse golpes en el pecho y decir que como el país en su momento salvó a la banca, ahora es momento de que la banca le retribuya al país por las ganancias que ha generado desde entonces. Es fácil mirar la fortuna de Luis Carlos Sarmiento Angulo, que según Forbes asciende a más de US$8.800 millones, y considerar poca cosa su donación de $80.000 millones para asistir al doronavirus. En últimas, es fácil ver la paja en el ojo ajeno y exigir que el sector financiero haga más para sacar al país de su coyuntura actual.

Esto no quiere decir que el sector financiero pueda o deba eludir el papel que está destinado a jugar en la recuperación económica que le espera al país. 

Será entonces fundamental que el sector financiero logre enfrentar este reto con generosidad y empatía para poder contrarrestar al populismo económico que está clamando que el sector sea sometido a más regulación y a un régimen tributario menos benévolo que el actual. Ya vimos algunos pincelazos regulatorios en la época pre-coronavirus cuando el Congreso aprobó la ley de servicios financieros sin cobro adicional, o cuando el senador David Barguil logró incluir la sobretasa a la renta del sector financiero como parte de la Ley de Crecimiento Económico.

El sector financiero por ahora se encuentra a la defensiva.

Voces dentro del sector entienden que las políticas de garantía del Gobierno y los dictámenes del Banco de la República sobre los encajes están encaminados a facilitar los desembolsos, pero se quejan de que el gobierno no ha reglamentado los decretos que le permitan hacer más expeditos los trámites. También sugieren que el argumento del salvamiento del sector hace dos décadas no es aplicable a la coyuntura actual y tildan de desinformados a quienes sugieren que los bancos no están aprobando créditos. 

Los políticos populistas y la reacción del sector financiero están posicionando a la banca como el enemigo público número uno. Y se podrán salir con la suya.

Los bancos tienen mucho que mejorar en imagen y arranca por dar muestras de solidaridad con la situación económica de muchos de sus clientes. 

En primer lugar, el sector debería incrementar su apetito al riesgo – es evidente que la mora de la cartera de créditos de consumo se elevará – pero no por eso deberían descartar a créditos de clientes mipymes con poco historial de crédito. Las garantías el gobierno deberían ser un elemento suficiente para que los bancos se muevan en este sentido.

En segundo lugar, los bancos deberían considerar extender créditos con condonación de intereses. Muchos de los bancos han aceptado que sus clientes no están en condición de cumplir con sus obligaciones y han extendido los créditos, pero no han condonado el pago de intereses durante el tiempo que no se pague. Asumir algunas pérdidas en este sentido puede indicar solidaridad con esa situación.

En tercer lugar, se debe poner sobre la mesa la suspensión del cobro jurídico durante los tiempos de cuarentena. Ya sabemos que la gestión de cobranza se volverá más difícil durante los tiempos de cuarentena. Debido a las actuales circunstancias el gobierno nacional prohibió los desalojos y también algunos gobiernos locales suspendieron el cobro de servicios públicos vitales. Sería muy diciente que el sector financiero diese también en respiro a los morosos quienes con seguridad también enfrentan una áspera situación. 

Yo sé, es poco probable, e incluso iluso pensar que el sector financiero fuera a acatar alguna de las sugerencias anteriormente expuestas. Sin embargo, ante la oleada de críticas y villanización del sector financiero en la coyuntura actual, sería propicio que la banca tomara medidas para evitar ser presa fácil de los políticos populistas que emergerán durante la actual crisis.