ALEJANDRA CARVAJAL

Los atentados terroristas podrían evitarse gracias a las finanzas del clima

La chequera de estos grupos al margen de la Ley tiene fondos directos del narcotráfico. Creando una política de Estado consistente en desarrollar mercados verdes sólidos, así como potencializar la movilización de recursos para la acción climática podemos tener parte de la solución.

Alejandra Carvajal, Alejandra Carvajal
22 de enero de 2019

Del reciente ataque terrorista que sacudió a Bogotá sabemos que fue ejecutado por un hombre llamado José Aldemar Rojas, que pertenecía al ELN, que era un explosivista curtido, que estaba vinculado al frente Domingo Laín y que se movía por los departamentos de Arauca, Casanare, Boyacá y Meta. La Fiscalía General de la Nación logró determinar que la camioneta Nissan Patrol modelo 93 con la que se cometió el atentado tuvo desplazamientos recientes por el municipio de Barranca de Upía.

Barranca de Upía es el mismo municipio en el que en diciembre un monstruo indolente abuso y asesino a la niña Angie Lorena Nieto, que tenía 12 años y era amada por su familia y su comunidad. El cuerpo de Angie Lorena fue encontrado en Cabuyaro (Meta), municipio en el que acaba de hacerse uno de los más importantes hallazgos petroleros del país, que reportará unos 7.000 barriles de crudo liviano diarios. El asesino de Angie trabajaba en una petrolera.

Del ELN sabemos que es uno de los grupos armados más antiguos del país, e históricamente uno de los más difíciles para realizar algún tipo de negociación o llegar a algún acuerdo. Como todas las guerrillas colombianas, se alimentan de la coca y minería ilegal. De acuerdo con la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de los Estados Unidos (Ondcp, por sus siglas en inglés) la producción de cocaína en 2017 aumentó casi en un 20% con relación al año 2016, es decir de 772 a 921 toneladas métricas. La tonelada de cocaína, luego de consultar varias fuentes gubernamentales y en medios de comunicación, puede llegar a los 62 millones de dólares.  

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En medio de todo esto se encuentra un inmenso capital natural que esta siendo desaprovechado y que tiene un extraordinario valor en el exterior. Enorme.  Los cultivos de coca están acabando con la más grande riqueza del llano. La naturaleza. Paralelamente a las fiestas colmadas de drogas en Bogotá, Madrid, Nueva York o Tokio, las historias truculentas del Chapo y sus amigos (como las guerrillas colombianas que han brillado en su juicio) y la economía del narco, hay una belleza oculta para muchos, la naturaleza colombiana. En estas tierras se encuentra buena parte del futuro del mundo.

El llano, donde opera el frente del ELN que promovió el atentado, es una de las tierras más fértiles del país; cuenta con una riqueza natural sin igual. Sus sabanas, sus paisajes, la amabilidad de sus gentes son incomparables. Tiene varias industrias sumamente rentables como lo son la ganadería, la agricultura y el petróleo. También y muy desafortunadamente el narcotráfico.

Las dinámicas de deforestación y de erosión del suelo que trae consigo el narcotráfico son irreparables. Incluso para esa industria, el futuro es inviable pues existe un escenario posible y es en el que los narcotraficantes no van a tener tierras para sembrar, pues habrán acabado con ellas. Varios de los líderes sociales recientemente asesinados son personas que han empoderado a sus comunidades para combatir el cambio climático y preservar el ambiente.

El atentado del pasado jueves fue posible porque los guerrilleros del ELN, al igual que otros grupos ilegales, tienen una chequera que quisieran tener muchos países, todo por cuenta del narcotráfico. Para combatir este fenómeno existe una fuerte política de seguridad nacional, que podría reforzarse dando un papel preponderante a la protección del ambiente.

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El tema de finanzas del clima ha desarrollado para las economías de los países y distintos agentes vinculados rentabilidades importantes. Tan sólo por citar un ejemplo, en 2018 , de acuerdo con Climate Bonds Initiative el mercado de los Bonos Verdes generó un total de 1,43 Trillones de dólares. Sí los campesinos encargados de los cultivos ilícitos pudieran vislumbrar que el desarrollo de proyectos de reforestación ayuda al planeta y es rentable, de manera que puedan sostener dignamente a sus familias, (la mayoría no piden más que eso), muy seguramente lo harían.

De otro lado el petróleo es un recurso cuyas reservas tenemos contadas. Es la hora de diversificar la economía nacional y desarrollar otros mercados, relacionados directamente con la preservación del ambiente y la mitigación y adaptación al cambio climático.

El gobierno entonces debe fortalecer todo lo relacionado con negocios verdes y finanzas del clima. Puede sonar iluso, pero haciendo un gran esfuerzo posiblemente en unos años puedan verse mermados los cultivos ilícitos gracias al desarrollo de este tipo de iniciativas.

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