CLAUDIA VARELA

Lo que no quieres mostrar

Asomarse en las redes sociales suele ser un poco frustrante para manejar niveles de ansiedad siquiera medianos. El parámetro de perfección que suele observarse en las frases cautivadoras de una foto a veces pone a pensar que los demás tienen una vida perfecta.

Claudia Varela, Claudia Varela
14 de abril de 2019

Entiendo a los que dicen que no quieren estar más en redes sociales. No es que no me gusten, de hecho, las uso y me parecen muy útiles para informarme, informar, construir marcas y por supuesto ver qué les pasa a mis amigos y a veces contar qué me pasa a mí.

Pero dando una mirada desde el comportamiento humano lo que se muestra puede ser lo que se busca o de lo que se carece o quizás un afán desmedido de aceptación que tenemos todos los seres humanos.

Es interesante leer entre líneas lo que le pasa a nuestra sociedad y cómo usamos las redes. Viéndolo con un poco más de profundidad cada vez que se habla de algo político o de índole social se vuelve un matoneo interminable al que le da por pensar diferente. He leído todo tipo de improperios incluso vulgares por pertenecer a un grupo o una ideología diferente. No entiendo por qué hay que ofender y pasar por encima de otros para dar a conocer un punto de vista. Desde esta perspectiva somos una sociedad totalmente intolerante a la diferencia y absolutamente egocéntrica, porque lo único que vale es mi propio punto de vista.

Si lo vemos desde una mirada más superflua pareciera que la imagen es lo único que importa. Mostrar fotos de felicidad absoluta, de viajes increíbles, de los mejores ángulos, de los resultados del gimnasio y de lo absolutamente únicos en su especie que son los hijos propios es la tendencia.

He conocido parejas que aparecen en Facebook con la cara máxima de felicidad con captions como el amor de mi vida es esto #familytime y #porfinteencontre que un mes después se han divorciado. Es imposible que uno se dé cuenta que el amor de la vida no era el que uno pensaba en 30 días. Eso toma un poco más de tiempo.

A veces veo a esa gente que publica tantas cosas que parecen perfectas viviendo sus vidas reales y por supuesto este nivel de película romántica no es del todo cierto.

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Las preguntas que me planteo son: qué es lo que no queremos mostrar y qué es lo que nos mueve en tal medida a hacer nuestras vidas públicas. Si aprendemos a observar con claridad tendremos la inteligencia suficiente para saber influenciar a otros entendiendo los motivadores que hay detrás.

Hay que recordar que un buen líder, un verdadero inspirador, se conoce bien a sí mismo. Si pretendemos influenciar a otros tenemos que entender primero qué nos mueve y cuáles son aquellos disparadores que nos potencian o nos asustan.

Las organizaciones parecen a veces implacables ante la falla humana. Es como si los modelos de perfección de las redes se voltearan idénticos a las Organizaciones. Se observa un círculo vicioso donde tengo que parecer perfecto, con los parámetros establecidos de perfección, comportarme como tal, auto flagelarme si me equivoco y por supuesto esconder las cosas “malas” que me harían quedar como un perdedor, un ser humano al final , un ser imperfecto.

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No hay Photoshop en las escenas reales. No hay forma de esconder las vulnerabilidades y mejor aún no habría por qué esconderlas. No escondas más. Qué delicia ser lo que uno es ante el mundo. Si no te quieren en una organización con tus imperfecciones no quieras tu a esa Organización. Necesitamos creer más que la diferencia nos complementa, pero que en realidad todos somos exactamente iguales con virtudes y defectos, miedos y alegrías, buenos y malos momentos.

¿Qué tal un toque de espontaneidad en las Organizaciones? ¿Qué tal un toque de realidad en tu vida? ¿Qué tal no darte palo si te equivocas? ¿Qué tal ser feliz de verdad con la conciencia de tus limitaciones…que es en realidad lo que no quieres mostrar?

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