OPINIÓN ONLINE

Lo que no le han contado de los Panamá Papers

Antes de juzgar a Panamá como un paraíso fiscal y a todos quienes tienen empresas o cuentas en este país como personas que están fuera de la ley, es necesario reflexionar sobre las principales razones de esta situación, al menos desde la mirada de los empresarios colombianos.

Gonzalo Gómez Betancourt
20 de abril de 2016

De entrada el solo hecho de denominar “Panamá Papers” a este nuevo escándalo mundial que ya lleva varias semanas en discusión es bastante injusto porque no sólo Panamá tiene cuentas millonarias de “empresas de papel” y dineros escondidos de políticos, deportistas y empresarios, también existen en otros países como Suiza, Andorra, Liechtenstein, China, etc.

Sin embargo debemos decir en justicia que no todos los que tienen empresas o cuentas en Panamá y en otros paises son corruptos, me parece que debemos entender la situación antes de juzgar de manera indiscriminada. Voy a tratar de exponer tres aspectos por los cuales se generó al menos desde mi punto de vista esta tendencia de tener empresas o cuentas en el exterior al menos por parte de algunos empresarios colombianos:

Primero, hay familias de empresarios decentes que tuvieron o han tenido razones de peso para haber constituido empresas o cuentas en el exterior. Por ejemplo, a finales de la década de los 90, muchos empresarios se vieron obligados a sacar sus dineros del país para proteger el patrimonio de sus familias, ante la ola de secuestros que alcanzó cifras escalofriantes de más de 3000 por año, parece que se nos hubiera olvidado aquella época nefasta de la mal llamada “ley 002” de las FARC, que por incapacidad del estado en defender a sus ciudadanos nos veíamos sometidos a pagar este tipo de atropellos, y las bases de datos de las que se valían estos delicuentes, muchas venían de organismos del mismo gobierno por guerrilleros infiltrados, el ocultar el patrimonio se volvió un tema de supervivencia.

Segundo, hay empresarios proactivos que quisieron aprovechar la coyuntura de hacer empresa de manera legal en el vecino país porque sin duda Panamá les ofrecía mejores condiciones comerciales para atender otros paises, por ejemplo toda centroamerica, con la facilidad de tener cuentas en doláres producto de las exportaciones que el sistema colombiano nunca les ha permitido, y por qué no decirlo, por tener mejores condiciones impositivas, ya que Colombia ha decidido tener unas de las más altas del mundo, con impuestos absolutamente anti-técnicos, como es el impuesto al patrimonio.

Tercero, Colombia cuenta con una legislación absolutamente paternalista que viene de la ley civil, la cual no permite establecer fideicomisos patrimoniales idefinidos como si lo tiene Panamá con las fundaciones de interés privado, opción creada por su sistema legal principalmente para no dividir el patrimonio familiar, sino ponerlo al servicio de la familia, con lo cual es posible hacer una sucesión patrimonial sin dividir el patrimonio, además sin los efectos perversos de los herederos forzosos de la legislación civil colombiana, y que los fundadores tan sólo poseen una cuarta de libre disposición. Como Panamá se rige por la ley común americana, por ejemplo, los padres pueden dejar sus bienes como a bien tengan en las siguientes generaciones, o simplemente dejarlas a una institución de caridad.

Estas tres razones han sido en mi criterio las que han generado parte de este efecto sin profundizar en las otras de carácter de corrupción y narcotrafico evidentes que no son el objeto de este artículo. Sin embargo, como colombiano usted puede tener empresas o cuentas en Panamá o en cualquier país y es legal siempre y cuando las declare, pero aquí el tema es que muchos no las han declarado, unos porque definitivamente son evasores del estado y otros, porque temen que al hacerlo, como ha sucedido, se conviertan nuevamente en blanco de extorsiones o pierdan buena parte de su capital al abrir las cartas. Debo mencionar que el gobierno ha creado una especie de “amnistía” que si se declaran los capitales que se tienen fuera sólo se pagará un 10% para legalizarlo, pero esa ventana se está cerrando poco a poco.

Panamá viene haciendo esfuerzos por empezar a cambiar su sistema financiero, pero debemos aceptar que no puede cambiar de la noche a la mañana una tradición de siglos que pone en riesgo su sistema, porque es un país que basa su economía en el sector financiero. Por ejemplo, se calcula que el país tiene un millón de fundaciones de interés privado y la apertura de cada una tiene un costo entre US$2.000 y US$3.000, con su mantenimiento anual del mismo valor, y además la obligación de mantener como mínimo US$10.000 en una cuenta bancaria, si se hace el cálculo entenderán los recursos que se mantienen sin movilidad para la financiación del crecimiento de este país.  

Hasta el momento muchas naciones se han reservado el derecho de suministrar información financiera de quienes tienen cuentas bancarias, o empresas en sus países. Sin embargo, si Estados Unidos le pide información automática a cualquier país con los que tienen acuerdos comerciales, estos de inmediato se la proporcionan, en principio por no perder sus acuerdos económicos. Pero si le solicitan información a China, esta no se la dará. Colombia le está solicitando información automática a Panamá de colombianos con empresas o cuentas en su país, Panamá está dispuesta a entregar información pero no automática sino bajo solicitud formal sobre una persona identificada al que le estén haciendo un seguimiento judicial, ellos seguirán preservado el derecho a la reserva, de miles y miles de personas no solo colombianas sino del mundo entero, la probabilidad de que Panamá acepte esta solicitud es realmente baja.

¿Qué debe hacer Colombia? El camino adecuado es entrar a la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) para tener un país con los mismos lineamientos de países desarrollados, ir hacia la convergencia y ser transparente, hasta las Islas Caimán firmaron un acuerdo de transparencia, Panamá entrará tarde o temprano. Si los países se alinean al mismo sistema, la gente tendría menos tendencia a sacar sus empresas del país de origen. Entre más se le cierre la brecha a la corrupción, se van a lograr mejores resultados.  Sin embargo para eso faltan muchos años.

De otra parte lo que debe hacer el gobierno colombiano en lugar de perseguir a los empresarios que son quienes generan riqueza y empleo al país, es bajar el impuesto de renta, buscar a los empresarios informales y terminar con el impuesto al patrimonio, que sin duda también ha hecho que mucha gente transfiera legalmente sus bienes a otro países del mundo.

He escuchado a muchas personas hablar de que aquí hay un problema ético, legal y moral pero lo cierto es que no se han dado las circunstancias para que los empresarios colombianos puedan tener sus dineros asegurados. El Gobierno no sólo le pone más impuestos a los empresarios sino que les ha montado una verdadera persecución, razón por la cual muchos han optado por llevarse sus empresas o su capital a países como Panamá.

Si bien tenemos la posibilidad de un acuerdo de paz, el hecho de que sólo se esté realizando con un  grupo guerrillero, las FARC, mientras el ELN arremete con fuerza y hay indicios de que los paramilitares siguen delinquiendo, los empresarios estamos en la mitad de una batalla campal. El Estado debe garantizar la seguridad a todos los colombianos mediante la obtención del acuerdo de paz y la inclusión de unos impuestos acordes con lo que en materia tributaría se mueve en el mundo. Esta es la única manera en la que los empresarios podrán destapar sus cartas de una vez. 

Una reflexión para los empresarios que aún tienen temores, cuando estamos hablando de un núcleo familiar, se habla del mal menor, es decir esconder para proteger el patrimonio familiar. Permanecer ocultos no es el camino, no piense en el mal menor, piense en el bien superior. Trabajemos activamente por el proceso de paz, exponer las razones y encontrar también caminos de concertación, si con los delicuentes se está negociando los empresarios también debemos hablar de nuestros tiempos para abrir las cartas, debemos luchar por tener un mejor país, facilitar la paz, mediante la creación de más y mejores empresas, lo que mejora  la distribución de la riqueza, en un país en el que el 50% vive en condiciones de pobreza y eso sólo lo podemos hacer los empresarios.