CAMILO DÍAZ

La toma del pulso de la economía

El ritmo de la economía local sigue relacionado al precio de las materias primas en el mercado internacional, y a la coyuntura interna.

Columnista , Columnista
11 de mayo de 2019

La próxima semana el Dane dará a conocer las cifras de crecimiento del PIB del primer trimestre de este año, los cálculos del Banco de la República apuntan a una expansión del 3,2% en los primeros tres meses, sin embargo, otros analistas consideramos que puede estar más cerca al 3,1% dada la coyuntura del mercado interno y algunos fenómenos como el paro indígena, la confianza del consumidor que estuvo negativa hasta marzo, los precios del café y un menor precio del petróleo Brent.

De primera mano ya se conoció que las exportaciones del primer trimestre sufrieron una disminución del 1% frente al mismo periodo de 2018, la disminución se debió principalmente a menor valor de las exportaciones de petróleo, puesto que el crudo Brent promedio US$63,8 por barril frente a los US$67,2 del primer trimestre de 2018. Así mismo las exportaciones de ganado disminuyeron 0,5% reduciendo su aportación al crecimiento del sector agropecuario. Igualmente, la fuerte caída de precios que ha experimentado el café en la bolsa de Nueva York hará que el PIB agropecuario se resienta, puesto que los precios comparados del café han caído 20% frente al primer trimestre de 2018 cuando se cotizaban en US$1,20 la libra en comparación a US$1 promedio de este trimestre. Esa disminución sustancial de los precios tendrá un efecto negativo en el PIB agropecuario de los primeros meses del año, más aún los precios del grano no parecen tener recuperación a la vista.

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Por otro lado, la construcción de obras civiles no ha despegado, de tal modo que la aportación de las 4G al crecimiento del sector constructor será escaso, la realidad de las obras de 4G es que han sido un factor estabilizador, pero no han ganado suficiente dinamismo para jalar el crecimiento del segmento de obras civiles. En lo que va del año solo se ha concretado un nuevo cierre financiero por $2,3 billones, con lo cual se viene trabajando es con los avances de los proyectos ya en construcción. Sin impulso por la construcción de las 4G el sector de obras civiles pierde fuelle para impulsar el segmento de construcción.

Por otro lado, las licencias de construcción con datos a febrero mostraron una disminución del área licenciada del 5,3%, en donde las solicitudes para construcción de vivienda se contrajeron 8,3% y para usos no habitacionales 5,5%. Esos datos guardan consistencia con los todavía elevados inventarios de vivienda de estrato medio y alto que rozan los 2 años, y los de oficinas y usos institucionales de 4 años, lo que implica que probablemente la actividad del primer trimestre no estuvo determinada por nuevas construcciones, sino más bien por la salida de inventarios acumulados.

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Desde el lado del gasto de los hogares, la confianza del consumidor se mantuvo en terreno negativo todos los tres primeros meses del año, afectada por los coletazos de la ley de financiamiento en el bolsillo de las personas naturales y el ruido ocasionado por la propuesta de IVA a la canasta familiar. El indicador marcó - 6,4%  -9,9% y -1,4% para los meses de enero, febrero y marzo, respectivamente. A la baja disposición para comprar bienes durables y gastar de los consumidores, hay que agregar que los hogares se encuentran altamente endeudados, y de acuerdo a cifras de Anif, destinan el 40% de su ingreso disponible para atender obligaciones financieras que tiene plazos de duración de 5 años en promedio.   

Los anteriores datos muestran que si bien la economía viene recuperándose, y algunos sectores, como la industria, ciertos subsectores del agro, el comercio y los establecimientos financieros vienen presentando mejor desempeño, ir de vuelta hacia un crecimiento del 3,5% todavía enfrenta retos desde la demanda interna, con hogares que presentan alto apalancamiento y enfrentan una tasa de desempleo que se ha mantenido por encima de dos dígitos lo que va del año, inversión de las empresas que no es creciente como para apuntalar mayor dinamismo, y con gasto de inversión del estado que no podrá contribuir a impulsar la economía dada el apretado espacio fiscal que existe, incluso después de la relajación de la regla fiscal que vimos finalizando marzo que permitió $3 billones más de déficit fiscal.

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