GREGORIO GANDINI

La región se devalúa

Si bien la tasa de cambio del peso respecto al dólar cerró la semana pasada de nuevo por encima de $3.800, un nivel al que no llegaba desde mediados de mayo, es importante notar que no somos los únicos: otras monedas de la región están en la misma situación.

Gregorio Gandini, Gregorio Gandini
26 de agosto de 2020

Creo que vale la pena iniciar haciendo esta aclaración: en medio de la coyuntura particular de la pandemia, el análisis de las tasas de cambio debe hacerse con mucho cuidado y teniendo en cuenta que, en momentos en los que hay muchas fuerzas e información actuando simultáneamente en los mercados, es preciso saber que lo único constante es el cambio. Por eso, en el caso del comportamiento del peso-dólar, se ha visto tanta volatilidad este año, cerrando la semana anterior en $3.837 con una tendencia creciente desde hace un mes y llegando a un nivel no visto desde mediados de mayo, tal y como puede verse después de la línea punteada en el gráfico 1.

Es precisamente este gráfico la herramienta perfecta para entender el contexto, ya que nos muestra el comportamiento de la tasa de cambio desde diciembre hasta ahora y es claro el impacto de la incertidumbre del coronavirus en marzo, y cómo llevó a la tasa de cambio a negociarse en un rango entre $3.600 y $4.100 por dólar, cuando antes se venía moviendo entre $3.200 y $3.500.

Este efecto en sí mismo habla de un cambio fundamental en las fuerzas que afectan este mercado, iniciando a mi modo de ver con el shock de una pandemia que parece no tener una solución en el corto plazo, y cuyas medidas de contención han tenido que ir implementándose sobre la marcha con resultados económicos en niveles históricos de deterioro en términos de empleo y crecimiento.

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Recientemente, se han presentado aumentos de casos de covid-19 en países donde ya se habían reducido considerablemente, como Alemania, Francia y España, lo que por supuesto vuelve a aumentar la percepción de riesgo y, adicionalmente, el ruido que se genera alrededor de los desarrollos de las nuevas vacunas aumenta a su vez los niveles de incertidumbre.

Pero a la llegada de todas estas nuevas fuerzas y la incertidumbre que las acompaña se suman las agresivas medidas de política monetaria, tomadas por los bancos centrales, y los factores que ya existían previamente como el Brexit, que continúa sin resolverse entre Inglaterra y la Unión Europea, o el escalamiento de la Guerra Fría tecnológica entre China y Estados Unidos. Lo anterior ha llevado a que los comportamientos de los activos muestren tendencias que podrían inclusive, en algunos casos, verse contradictorias, como el caso de las acciones en Estados Unidos, que llegaron a máximos históricos mientras hay un gran deterioro de su mercado laboral.

Por su puesto, las divisas no son la excepción y una de esas contradicciones puede verse en el gráfico 2, donde se muestra la variación en las tasas de cambio de países emergentes de Latinoamérica o Latam y el índice DXY del dólar global entre el 21 de julio y 21 de agosto. Se puede ver cómo el real de Brasil (BRL) y el peso de Colombia (COP) encabezan la lista con un nivel de devaluación de 8,31% y 5,92% y, si bien el peso chileno (CLP) y el argentino (ARS) siguen la tendencia, están en niveles muy por debajo para ese mes. La única de las monedas analizadas que se revaluó durante el periodo fue el peso mexicano, en línea con el comportamiento del índice DXY.

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En este punto vale la pena hacer otra aclaración, y es que el grupo de los mercados emergentes está compuesto por un grupo bastante heterogéneo de países, lo que hace que las fuerzas que afectan sus activos no necesariamente sea las mismas, así que normalmente vale la pena también separarlo por regiones. De ahí que esté comparando a Colombia con otros países de Latam. Es más, para hacer más claro esto: los países emergentes de Asia se han revaluado, contrario al caso nuestro.

Un punto importante a la hora de hablar de la percepción de riesgo de las economías emergentes de Latinoamérica no es solamente el impacto económico de las medidas de control de coronavirus, sino la velocidad de recuperación. Por el comportamiento de las divisas y su rápida reacción a datos negativos externos es claro que el mercado no espera una recuperación rápida, al menos en Latam, lo que exacerba la búsqueda de activos refugio por parte de los inversionistas que prefieren buscar bonos de desarrollados, llevando sus tasas yield a terrenos negativos y el oro a máximos históricos, haciendo que la región se devalúe.

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