ALEJANDRA CARVAJAL

La red 5G: la nueva bomba atómica

Los adelantos tecnológicos han determinado cuáles son las superpotencias en los últimos siglos. La red 5G es la nueva bomba nuclear, que cambiará la manera de ver el mundo y revolucionará la inteligencia artificial, el 'big data' y el desarrollo de nuevos mercados.

Alejandra Carvajal, Alejandra Carvajal
11 de junio de 2019

‘El arte de la guerra‘, escrito por Sun Tzu  hace más de 2500 años, ha sido durante siglos una de las obras literarias más valiosas en materia de estrategia militar. Este libro, muy recomendado en las escuelas de Management (en varios MBA es un texto obligado), explica de manera detallada cómo triunfar frente a cualquier conflicto.

En uno de sus apartes dice: “Si las estimaciones realizadas antes de la batalla indican victoria, es porque los cálculos cuidadosamente realizados muestran que tus condiciones son más favorables que las condiciones del enemigo; si indican derrota, es porque muestran que las condiciones favorables para la batalla son menores. Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede. Muchas menos oportunidades de victoria tendrá aquel que no realiza cálculos en absoluto”. Si en algo se han mostrado campeones los chinos, es precisamente en eso, calcular.

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La tecnología definitivamente ha dado un giro total a la existencia humana, transformándola la mayoría de las veces de modo positivo. Muy seguramente, si Sun Tzu estuviera vivo escribiría un capítulo completo sobre esta y cómo puede ser un factor diferenciador para ganar cualquier guerra. De hecho, el gobierno chino lo tiene completamente claro, siendo la red 5G una de las armas principales que tiene para ganar la actual guerra comercial.

Y es que las guerras siempre las gana el que mejor estrategia y avances tecnológicos tiene. En la antigüedad el uso de las catapultas definieron el triunfo, siendo en las batallas más recientes los químicos y las armas nucleares decisivos para establecer quién sería el vencedor. La bomba nuclear determinó el fin de la Segunda Guerra Mundial, convirtiendo a Estados Unidos en la primera potencia mundial.

La red 5G es esa bomba nuclear que tiene el Gobierno chino y que no tiene el de Estados Unidos. Eso lo sabe el Gobierno Trump, y sería el origen de la novela de Huawei, que no es nada distinto a un factor distractor de un asunto bastante más de fondo, como lo es la red 5G.

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En el fondo el problema no es que los teléfonos de Huawei espíen a otros gobiernos y personas (es parte, pero no el problema en sí); la cuestión radica en que esta nueva plataforma va a llevar al internet a otra dimensión, direccionando con ello el futuro de la humanidad. La capacidad de la 5G es por lo menos 10 veces más rápida que la actual 4G, materializando aún más lo que conocemos como el internet de las cosas. Actividades tan simples para nuestra cotidianidad, como cuidar niños o ancianos, tendrán otra dimensión. La automatización de labores de las casas, como cocinar o el manejo autónomo de los carros, por citar solo un par de ejemplos, podrán realizarse desde nuestro celular. El desarrollo del conocimiento tendrá otras dimensiones, en las que la superpotencia que tenga esta tecnología será la ganadora.

Los teléfonos de Huawei, a diferencia de otros, pueden desde ahora operar diversos elementos de la red 5G, que otras marcas en el mercado, como Apple, no tienen. La 5G tridimencionaliza internet, lo cual Huawei así como el Gobierno chino tienen claro. De allí la prohibición.

5G es una tecnología que tiene varias virtudes; no solo el ancho de banda, el manejo del ‘big data‘ y la inteligencia artificial. Esta tecnología llegó para transformar las cadenas de valor de muchos negocios. La primera superpotencia que llegue a controlarla, garantizará el dominio de la economía mundial, al menos por los próximos 30 años.

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Veamos algo tan elemental como la digitalización del dinero. Más allá de las criptomonedas, todas las entidades bancarias tienen una app para hacer transacciones, haciendo que en un futuro no muy lejano ni siquiera tengamos que ir al banco, lo cual de hecho ya sucede. El dinero físico es un concepto que cada vez más pasa de moda, siendo el futuro el dinero digital. Ya existen impresoras que construyen casas; los ladrillos y el dry wall empiezan a caer en desuso.

Hace pocos días, en la ceremonia de adjudicación de licencias de la red 5G, Yang Jie, director de China Mobile, afirmó que adjudicar las licencias 5G era “una importante medida para el establecimiento de China como una superpotencia en internet”. Lo que realmente se está desarrollando es la construcción de un nuevo poder hegemónico mundial, algo que China tiene claro desde la época de Sun Tzu.

La nueva Ley de Tic, así como la relevancia que le ha dado el Gobierno nacional a la economía naranja nos hace más competitivos y disminuye la brecha digital. Debemos dejar de centrar nuestra perspectiva económica en el futuro del petróleo, sus reservas precios y demás. El debate debe centrarse en la tecnología, sus usos y desarrollos, en la digitalización. Esto ya se viene haciendo, pero repito, tenemos que centrarnos aún más.

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