VÍCTOR RIVERA

La nueva estrategia del Banco Central Europeo

En una época donde reinventarnos es la nueva normalidad, los bancos centrales no están exentos de este reto y nos preguntamos si se está repensando el rol de los bancos centrales al liderar la construcción de una nueva estrategia para esta entidad.

Victor Rivera, Victor Rivera
2 de octubre de 2020

Actualmente, sus políticas monetarias expansionistas no tienen el impacto que solían tener y nos preguntamos si Christine Lagarde, como presidenta del Banco Central Europeo, estará reinventando el rol de los bancos centrales al liderar la construcción de una nueva estrategia para esta entidad.

Durante la crisis económica que vivió Colombia en los 90, se afectó el patrimonio e ingresos de millones de ciudadanos, detonando una crisis hipotecaria sin precedentes y la quiebra económica de una porción significativa de hogares en el país, para quienes la vivienda representaba la totalidad de su patrimonio. 

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Dicho evento, generado principalmente por el incremento de la inflación, las tasas de interés atadas a este indicador aumentaron el costo de la deuda hipotecaria de las familias, que sumado a la caída del valor de mercado de los activos, estas tuvieron que tomar la difícil decisión de entregar su propiedad a la entidad financiera con la que tenían la hipoteca. 

Pero no solo los hogares perdieron, también los bancos, dado que muchos no pudieron mantener sus márgenes de solvencia y liquidez, y tuvieron que ser liquidados o salvados. Increíblemente, el Banco de la Republica también perdió desde el punto de vista reputacional y económico, dado que sus decisiones sobre el UPAC generaron desconfianza en los colombianos sobre el sistema financiero, que hoy en día repercute en los índices de bancarización del país. Solo la entrada de fintechs ha logrado que estos niveles de bancarización crezcan con mayor solidez. 

Dado que la misma situación se presentó en múltiples países, la mayoría de los bancos centrales del mundo definieron como principal objetivo “contener la inflación”. Para ello, de la mano de políticas de expansión monetaria, como la actual, tuvieron resultados exitosos, dado que los bancos centrales usaron las entidades financieras como vehículos para irrigar liquidez a las diferentes cadenas económicas y que como consecuencia los negocios pudieran crecer.

De esta manera, Colombia vio una mejora en el crecimiento económico reflejando un crecimiento del 600% en el Producto Interno Bruto, desde US$47 billones en 1990 a más de US$330 billones en 2019, y una mejora en la riqueza de las familias, con un incremento de 4,5 veces el PIB per cápita, desde US$1.445 en 1990 a más de US$6.600 en 2019. Esto permitió que mas del 30% de la población saliera de la pobreza.

Desafortunadamente, esta política tan exitosa en el pasado no ha generado hoy el mismo impacto, dado que los bancos no están dispuestos a trasladar dicha liquidez a la economía, salvaguardando su sostenibilidad de largo plazo. Y están en todo su derecho, porque su principal responsabilidad es salvaguardar su existencia para que tanto empleados, inversionistas y demás partes vinculadas continúen recibiendo ingresos por su trabajo. 

Adicionalmente, el índice inflacionario no ha cambiado por décadas y hoy no representa una apropiada medición de los bienes que son considerados de vital importancia para las familias.

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Lo anterior no solo se vive en Colombia, Christine Lagard, actual presidenta del Banco Central Europeo, ha puesto de manifiesto los mismos problemas en Europa, con el agravante que las tasas de interés para algunos productos financieros ya están en terrenos negativos.

Es por esto que ella, considera importante redefinir las metodologías para medir el factor inflacionario. Por ejemplo, considera importante incluir información de los empleos de medio tiempo, de tiempo parcial o de forma remota, que por su flexibilidad se están convirtiendo en la opción principal de empleados y empleadores.

Adicionalmente, durante las décadas de los 90 y 00 la globalización y el libre comercio de productos fue muy relevante para la canasta familiar, pero en la actualidad, la digitalización, los servicios y las experiencias presentan un incremento en el presupuesto familiar que no se puede desconocer. Estos intangibles hoy en día no se miden apropiadamente y por ende no han mostrado su impacto en el índice de inflación de los países.

Lo anterior no es menor. La expectativa del Banco Central Europeo sobre una desglobalización en razón al incremento en el proteccionismo por parte de las naciones y en el apetito de los ciudadanos por productos locales deja a la digitalización como la forma más popular entre los ciudadanos para acceder a compras de bienes o servicios provistos por no residentes.

Por lo tanto, la creación de nuevas herramientas de política monetaria y una mayor capilaridad del banco central son necesarias, hoy más que nunca. A modo de ejemplo, vemos como el plan de recompra de deuda para la pandemia, liderada por el Banco Central Europeo, permitió que las tasas de interés de los depósitos en Europa no cayeran al -2%.

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Esto sería como si el Banco de la República hubiera creado un mecanismo para dar liquidez a las empresas y pymes de forma directa, con lo que no habría tenido que bajar las tasas de interés por debajo del 2%, dado que tanto las grandes empresas como las pequeñas y medianas habrían encontrado la liquidez que las entidades financieras no están en capacidad de dar y a precios adecuados a la actual realidad de la economía colombiana.

De pronto, al no ser economista, Christine Lagarde puede atreverse a proponer este tipo de cambios que un economista tal vez no consideraría, dado que tendría que desaprender sus bases teóricas para poder reinventar una nueva caja de herramientas que haga a los bancos centrales mas efectivos en la ayuda de una sociedad. Pero sin duda alguna, lo mas importante es tener la ética para transformar lo que no esta funcionando para el bien común, aún cuando el beneficio personal se vea impactado.