ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

La media jornada escolar no ayuda a la calidad de la educación de los pobres

Con la media jornada escolar en el sector oficial, el sistema educativo colombiano segrega y ayuda a incrementar las diferencias de cuna entre los estudiantes, entre otras cosas porque la jornada escolar juega en contra de la calidad de la educación de los estudiantes más pobres.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
8 de abril de 2019

En Colombia una de las más importantes diferencias entre la educación oficial y la educación privada, en términos de calidad, la constituye la jornada escolar. La mayoría de los estudiantes de la educación básica y media oficial asisten a los colegios en media jornada escolar. En efecto, de 8 millones de estudiantes de la educación oficial, sólo 1,2 millones asisten a instituciones escolares donde les ofrecen jornada única o completa.

La media jornada escolar puede ser plausible en países desarrollados y con sociedades más equitativas; con familias empoderadas; con hogares donde los padres son mínimo técnicos o tecnólogos y están dotados de biblioteca, internet, computadores, periódicos y revistas, entre otros; y donde la participación de los padres de familia en el proceso educativo de los hijos y el trabajo coordinado con docentes y escuelas conlleva resultados que inciden directamente en la calidad.  

Hay que recordar que en los años setenta en Colombia existía la jornada única o completa en la educación oficial; sin embargo, los gobiernos de turno le impusieron al país, sin la participación de Fecode, el modelo de la media jornada escolar, como un mecanismo barato para ampliar las coberturas educativas. Desde entonces, en cada sede educativa de los colegios públicos funcionan dos y hasta tres jornadas escolares.

Los estudiantes de los colegios privados asisten a la institución escolar 180 días al año, ocho horas diarias, de 7 am a 3 pm, para un total de 1.440 horas al año; mientras que la mayoría de los estudiantes de los colegios oficiales acuden cerca de 172 días al año, durante seis horas diarias, para un total de 1.032 horas escolares al año. El horario escolar en la educación oficial se establece de acuerdo con la jornada escolar, en la mañana de 6:30 am a 12:30 pm y en la tarde de 12:30 a 6:30 pm.

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Con la media jornada escolar en el sector oficial, el sistema educativo colombiano segrega y ayuda a incrementar las diferencias de cuna entre los estudiantes, entre otras cosas porque la jornada escolar juega en contra de la calidad de la educación de los estudiantes más pobres. Además, la mayoría de los colegios oficiales están ubicados en lugares donde la familia y el entorno social no aportan a la calidad de la educación de los niños y adolescentes.

Con los niños más pobres se requiere incrementar el efecto colegio y lograr más y mejor educación, porque un alto porcentaje de la población con quien viven y comparten vivencias los estudiantes se caracteriza por pocos años de educación, baja riqueza cultural y ambientes violentos y autoritarios.

De manera especial invito a los lectores a que piensen cuál es el aporte y ayuda que puede hacer una familia a los docentes y al proceso educativo, cuando conocemos que el promedio de años de educación de la población rural no alcanza a los seis años; o la contribución que realizan las madres cabeza de hogar, con más de dos hijos y con ingresos cercanos al salario mínimo (según la encuesta de calidad de vida del DANE de 2016, las madres de cabeza de hogar alcanzan el 35,3% de los hogares en el país).

La media jornada escolar contribuyó a crear por lo menos tres problemas que inciden en el rendimiento escolar y en la calidad de la educación pública. Primero, algunos colegios con entornos inseguros, para evitar que los niños en la tarde terminen a las 6:30 pm, establecen que la jornada escolar inicie a las 6 am, con la consecuencia que, en casos como Bogotá, los estudiantes que utilizan rutas escolares tengan que salir a las 5 am, o antes, de sus casas, con el consecuente maltrato a los niños y a los adolescentes, perdida de sueño de los estudiantes, falta de descanso y adolescentes que salen a las 12:30 para sus casas, donde nadie los espera o los quiere; la calle y la ilegalidad los esperan.

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Segundo, los docentes se desprofesionalizan en la medida que, al trabajar media jornada, terminan dedicados a sus hogares (las mujeres docentes representan el 65% del total de los docentes estatales) o priorizando su acción en otro trabajo que realizan en la jornada contraria, según una investigación que realizó el IDEP en Bogotá más del 22% de los docentes tenían otro tipo de labor.

Tercero, el punto más grave, los colegios oficiales y sus docentes con la media jornada escolar no tienen tiempo para discutir y planear sobre el PEI, el proceso pedagógico, el currículo y menos para trabajar de manera especial programas de inclusión o atención especial a los niños que tienen atraso o problemas de aprendizaje. Directivos y maestros están ensañados en clases, clases y más clases, todas magistrales, pero aburridas para los más jóvenes; sin coordinación entre niveles, grados, contenidos y desarrollo personal de los estudiantes. En este esquema organizativo los docentes trabajan mucho, pero con escasos resultados.

Por fortuna, para el país y <sus niños es muy importante que el gobierno nacional y Fecode coincidan en la necesidad de implementar la jornada única o completa para la educación oficial, a pesar de que a la fecha no existe un acuerdo sobre cómo llevar a buen puerto este proceso, que sin duda ayudará a cerrar brechas. En el próximo artículo me referiré a las ventajas de la jornada única.

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