VÍCTOR RIVERA

La "japonificación" de Europa y los mercados de deuda corporativa

La crisis actual se presenta de forma contraria, originada en el sector real por un riesgo en la salud de las personas, y genera una disminución casi que inmediata del consumo de las familias, tanto por lineamientos de gobiernos como por la opción propia de no salir de sus casas.

Victor Rivera, Victor Rivera
29 de mayo de 2020

Con Christine Lagarde a la cabeza del Banco Central Europeo, se ha rumorado que se construirán las bases para una nueva política monetaria, con mayor capilaridad en el sector real. Pero también es común encontrar comentarios en el mercado londinense sobre la potencial "japonificación" de Europa, que se refieren a un entorno de tasas de interés negativas por un periodo de tiempo relativamente largo.

“La crisis actual es diferente a la crisis financiera de 2008”, explica la nueva miembro de la Junta Directiva del Banco Central Europeo, Isabel Schnabel. La crisis de 2008 fue originada en el sistema financiero americano y contaminó el sector real con impactos internacionales en países que no necesariamente tenían un impacto directo con el origen de la crisis financiera.

La crisis actual se presenta de forma contraria, originada en el sector real por un riesgo en la salud de las personas, y genera una disminución casi que inmediata del consumo de las familias, tanto por los lineamientos de gobiernos como por la propia opción de no salir de las casas. Se disminuye también la oferta de bienes y servicios y colapsan los ingresos de las empresas y en cadena; esto genera impagos de gastos administrativos y financieros.

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En situaciones como la actual, una de las principales herramientas de los bancos centrales para estimular la economía es bajar las tasas de interés. Con esto buscan incentivar la voluntad de las entidades financieras de proveer fondeo a las empresas, pero la realidad es que las entidades financieras pueden verse motivadas a proveer fondeo únicamente con dos condiciones principales: la primera, si la entidad financiera puede encontrar financiación a muy bajo costo, y la segunda, si la entidad financiera encuentra empresas con la capacidad de pagar sus deudas.

Dado que el choque de esta crisis se encuentra en la falta de demanda de familias y no en la falta de liquidez en el mercado financiero, la segunda razón es más relevante, por lo cual, se vuelve fundamental que los gobiernos puedan compensar la falta de confianza en el repago de la deuda de las empresas, dando garantías de crédito.

Por esta razón, ni la Reserva Federal, ni el Banco Central Europeo, ni el Banco de Inglaterra han enfocado sus discursos en las acciones que ellos pueden realizar bajando tasas de interés; al contrario, han realizado enormes esfuerzos para aumentar su capilaridad en el sector real, pidiendo a sus gobiernos que continúen dando garantías financieras a las empresas.

Pero lo más interesante está comenzando: recientemente, Jerome Powell, en una entrevista con 60 Minutos, dijo que ellos habían evaluado la posibilidad de disminuir tasas de interés a nivel negativo, pero encontraron que esta medida es permisiva por dos razones. En primer lugar, vuelve más frágiles a las entidades financieras y, en segundo lugar, reduce los ahorros de las familias.

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Una posición similar fue presentada por Odd Per Brekk, director del Fondo Monetario Internacional para Asia y el Pacífico, en un mensaje directo al Banco Central de Japón y al gobierno japonés. En este, estipuló que los estímulos fiscales deben ser aumentados, los impuestos no deben ser incrementados y las reducciones de tasas de interés son más dañinas que beneficiosas, dado que generan un estímulo económico muy limitado, al debilitar las utilidades en subsectores del sistema financiero.

Adicionalmente, aun cuando el Banco Central Europeo tiene herramientas para proveer liquidez a las entidades financieras, con tasas de interés que pueden llegar a -1%, esta entidad lanzó hace un mes el programa PEP de 750 billones de euros. Con este programa, pueden acceder directamente a comprar bonos corporativos, esterilizando el riesgo de las empresas que presentan mayor iliquidez.

De pronto por esto, Christine Lagarde, durante sus últimas intervenciones, ha demostrado más interés en hablar del impacto que puede llegar a desarrollar el PEP y el nuevo fondo de 500 billones euros, auspiciado por Angela Merkel y Emanuel Macron, que en hablar sobre el rumbo que tomará la tasa de intervención.

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De igual manera, el Banco de Inglaterra ha afrontado la crisis con líneas de financiación directa a las mayores empresas del país. Sin embargo, el punto en el que más se evidencia su esfuerzo es en incentivar la distribución de créditos por parte de entidades financieras y en que estos créditos no sean colocados a tasas de interés excesivas. Esto da un ejemplo de coordinación y desarrollo del sector financiero moderno, al canalizar este impacto en conjunto con el Ministerio de Hacienda del Reino Unido, por medio de fintechs y plataformas digitales, denominadas P2P (Peer to Peer).

En conclusión, podríamos afirmar que la evidencia del impacto que se genera con tasas de interés negativas, sumada al marcado interés de los bancos centrales por encontrar alternativas para brindar mayor liquidez al sector corporativo, sin lugar a duda, beneficiará a los inversionistas en fondos de crédito. Estos han visto oportunidades de plusvalía en la reestructuración de la deuda corporativa.

Sin embargo, lo más relevante es confirmar si Christine Lagarde tendrá el poder de reformar el alcance de la política monetaria, creando vías para generar un impacto similar al que únicamente podría ser generado por la política fiscal, o si simplemente dejará que la "japonificación" de Europa sea una realidad.