OPINIÓN ONLINE

La desaparición forzada en Colombia (Parte III)

Trataré el tema de las organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada, las recomendaciones del CNMH, y compartiré reflexiones.

Iván Montenegro
15 de diciembre de 2016

Es muy justo resaltar, de acuerdo al Informe del CNMH: “Hasta encontrarlos” (2016), el rol que cerca de 80 organizaciones consolidadas de familiares de víctimas de la DF desempeñan, actuando sobre todo en el nivel local. En primer lugar, por su lucha por la memoria de las víctimas, resarciendo su buen nombre con lo cual contrarrestan la justificación que realizan los victimarios, y realizando pedagogía social con el fin de crear y fortalecer la conciencia ciudadana frente a este execrable delito de lesa humanidad.

En segundo lugar, estas organizaciones, en unión con organizaciones defensoras de derechos humanos, crean conocimiento sobre la violencia y los efectos que este delito produce en las víctimas, sus familiares y allegados. Otro tipo de conocimiento generado por estas organizaciones tiene que ver con la ley, los derechos de las víctimas y los deberes del Estado. 

De acuerdo al CNMH, las organizaciones de familiares de víctimas han facilitado la participación de sus miembros en acciones de formación; han participado en eventos internos y públicos de reflexión y discusión sobre la DF. Los familiares de las víctimas han expuesto sus argumentos en diversos escenarios nacionales e internacionales, de manera preparada y cualificada, no solo divulgando y denunciando, sino proponiendo medidas para mejorar la atención que necesitan.

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Las organizaciones de víctimas y de defensoras de derechos humanos prestan apoyo jurídico y psicosocial a las víctimas, en buena parte debido a la ausencia del Estado, y ante todo por las necesidades de aquellas. Otro campo de trabajo de los familiares de las víctimas es la búsqueda de los desaparecidos, indagando sobre el terreno y confrontando a los victimarios. En la actualidad, según en CNMH: “hay más de tres mil cuerpos recuperados, que habían sido sepultados como no identificados, pero las autoridades no han encontrado a las familias para cotejo de ADN”; es otra medida de la gran dimensión de este delito.

Frente al proceso de Paz que ha iniciado, se espera que con los mecanismos de la Justicia Transicional –a nivel de estado del arte en el mundo-, las víctimas cuenten con mayor celeridad y certeza para la verdad y la justicia. A ello coadyuva la tenacidad y persistencia de los familiares y organizaciones durante décadas, afrontando la falta de voluntad política del Estado, y episodios de re victimización y desinformación sobre la DF.

El Informe del CNMH concluye con la formulación de amplias y precisas recomendaciones sobre: búsqueda de personas desaparecidas, en materia de verdad y justicia; asistencia, reparación integral y protección; y prevención y garantías de no repetición.

Los muertos civiles y de combatientes en razón del conflicto armado desde finales de los años 50, los millones de desplazados por aquél, las decenas de miles de personas por la desaparición forzada, son demostraciones de intolerancia, fanatismo y salvajismo en las relaciones sociales, políticas y económicas. Si a ello se agrega el alcance, la profundidad y arraigo de la corrupción en sectores público y privado, y la persistencia del resto de múltiples violencias, emergen, síntomas muy acentuados de patología social.

Cabe una vez más recordar que, tal como sucedió en la mesa de La Habana frente a la inminente ruptura del proceso de negociación, es la conciencia del “estiércol de indignidad” derivada de la guerra y sus repugnantes excesos, lograda a partir del testimonio directo de las víctimas, la que nos puede conducir a la tolerancia, la empatía, la reconciliación y, acaso, al perdón. 

Hoy abogo por el rol de la escritura, como lo expone Pablo Montoya (Discurso en el Premio José Donoso, 2016), en su contribución a la humanización de nuestras relaciones sociales, porque en nuestro caso colombiano, previo al abrazo reconciliador, debe anteceder la Palabra como lo cantaba Aurelio Arturo:…. “la que ofrecemos a nuestros amigos / la que acuñamos para el amor la queja / la lisonja / moneda de sol o de plata / o moneda falsa / en ella nos miramos para saber quiénes somos / nuestro oficio y raza /…”      

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