GUILLERMO VALENCIA

Invertir en Estados Unidos, una apuesta ganadora desde 2009

En la historia contemporánea siempre han existido personas que pregonan el declive del modelo de desarrollo de Estados Unidos. Sin embargo, lo que parece una crisis es tan solo un proceso de reinvención y creación destructiva.

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
19 de diciembre de 2017

Apostar en contra del índice de acciones de Estados Unidos ha sido una propuesta perdedora a lo largo del siglo XX. Es más, recientemente, el inversionista Warren Buffet mencionó que el siglo XXI verá un incremento del índice de acciones Dow Jones de hasta un millón, actualmente es de 24.508. Esa es una predicción razonable si tenemos en cuenta que durante el siglo pasado la tasa compuesta de retorno del Dow Jones fue del 5.81%. La afirmación de Buffet implica que dicha tasa será del 3.81% para todo este siglo.

No podemos saber si este augurio se cumplirá porque, como lo afirma el economista John Maynard Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos. ¿Quién puede esperar 100 años para obtener rentabilidad en sus inversiones?

El gráfico anterior muestra todos los mercados al alza que han existido en Estados Unidos desde 1900. En el eje X sus ganancias y en el eje Y la duración del mercado al alza. Siguiendo esta imagen se puede determinar que el aumento en el mercado, que comenzó en el 2009, solo es comparable con los periodos 1920-1929 y 1990-1999. Ambos momentos de la historia finalizaron con un ciclo de euforia seguido de un colapso financiero, un patrón a tener en cuenta en 2018.

Podemos dividir el actual mercado al alza en 3 fases. La primera de ellas comenzó en el 2009 y nació gracias a los esfuerzos de estímulo monetario coordinado por los bancos centrales más importantes del mundo, lo que creó un aumento del 150% en el índice accionario S&P. Está fase terminó en 2012, con una corrección del 17%.

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La segunda fase corresponde a la de un mercado al alza sin convicción porque la mayoría de actores creían que dicho estímulo era efímero. En este periodo el índice de acciones S&P subió el 50% y terminó con una corrección en 2015 de 17%.

Durante la tercera y última fase, que comenzó en febrero de 2016, el índice de acciones ha subido el 40% y llevamos 20 meses de un auge que pone a este periodo de tiempo como el más eufórico para el mercado. Sin embargo, también se corresponde con el momento previo al colapso de una burbuja financiera porque no sabemos hasta cuándo vaya a durar este ciclo.

¿Qué pasó en los mercados emergentes?

Una mirada a los mercados emergentes muestra una fotografía distinta. Durante la fase inicial del mercado al alza, los precios del índice de los mercados emergentes rebotaron junto con los ‘commodities’. Por su parte, la fase secundaria empezó con una caída de estos mercados y terminó con el gran ‘crash’ de los ‘commodities’ del 2015. No obstante, durante la tercera -y última fase- los emergentes rebotaron al alza en los mercados desarrollados, pero los ‘commodities’ no se recuperaron del todo y aún no alcanzan los precios del 2014.

Esto quiere decir, que invertir más en los mercados de Estados Unidos, que, en los emergentes, ha sido una apuesta ganadora desde el 2009.

Sin embargo, este periodo de auge culminará y con la tercera de las fases que hemos mencionado. Por lo tanto, desde MacroWise vemos un exceso de compresión de volatilidad y un ciclo de subida de tasas de interés. Como lo hemos abordado en otras columnas, los países más vulnerables por el ciclo actual de liquidez en Estados Unidos son los exportadores de materias primas.

¿Qué puede pasar el año que viene? Es posible que esta foto se repita y que el primer semestre del 2018 esté marcado por la continuación de la euforia en las acciones de Estados Unidos, en particular en los sectores tecnológico y manufacturero.

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No obstante, no podemos olvidar que las burbujas terminan en una gran corrección que puede afectar nuestros ahorros por muchos años. Un ejemplo de  esto ocurrió en el año 2000 cuando la burbuja del ‘punto com’, causó que el índice S&P500 tardara 6 años y 3 meses en recuperar los niveles anteriores a la crisis. Por su parte, la gran recesión de 2008 produjo un retardo en la recuperación de ese índice que duró 4 años y 10 meses.

Por lo tanto, hay una pregunta que deben hacerse los administradores de portafolios de inversión antes de que termine el año:

¿Vale la pena apostarle a la euforia de corto plazo si puede costarme una pérdida de la que me recuperaré en al menos cuatro años?