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Inflación bajo control

El pasado fin de semana el Dane publicó los resultados del IPC y el IPP con corte a octubre y, en contraste con lo que está ocurriendo con la incertidumbre política, la nueva reducción de la inflación refleja cómo el control de la inflación en un nivel bajo y estable.

Germán Verdugo
9 de noviembre de 2016

El pasado fin de semana el Dane publicó los resultados del IPC y el IPP con corte a octubre y, en contraste con lo que está ocurriendo con la incertidumbre política, la nueva reducción de la inflación refleja cómo el control de la inflación en un nivel bajo y estable, acorde con la meta de inflación, sigue siendo, sin duda, uno de los pilares de la estabilidad macroeconómica del país. 

La variación mensual del IPC tuvo un registro negativo por tercer mes consecutivo (-0.06%), con lo cual el nivel de inflación anual que es el comparable con la meta de inflación establecida entre 2% y 4% se redujo a 6.48%, completando así un descenso de 2.49% en apenas tres meses (desde 8.97%). De esta forma, la inflación anual (6.48%) se ubicó en el nivel más bajo en un año y pese a que aún se encuentre lejos de la meta, se acerca rápidamente, lo cual sumado al control de las expectativas de inflación, gracias a las decisiones de política monetaria de este año, han hecho que la probabilidad de alcanzar la meta de inflación hacia la primera mitad del próximo año sea creciente.

Otro hecho contundente es que la variación acumulada en los diez primeros meses del año se haya ubicado en 5.19%, por debajo del 5.47% observado en el mismo lapso el año anterior porque aumenta considerablemente la probabilidad de que la inflación finalice 2016 por debajo de 6%. Desde el año 2000, en el periodo enero – octubre  se ha acumulado, en promedio, el 89% de la inflación de todo el año, lo cual implicaría que la inflación para cierre de 2016 estaría alrededor de 5.83%.

La medición de inflación anual excluyendo los alimentos cuyos precios, en gran medida, están influenciados por factores climáticos que afectan la oferta o disponibilidad de los mismos y sobres lo cuales la política monetaria no tiene efecto, se ubicó en 5.64%, acumulando un descenso de 0.67% desde el máximo registro observado en junio de este año. Esta y otras medidas de inflación básica, intentan identificar solamente la variación en el nivel general de precios de la economía asociados exclusivamente al comportamiento de la demanda agregada, por lo cual el descenso en este indicador es más relevante para anticipar la postura monetaria del Banco de la República.

Por otra parte y también de alta relevancia para la inflación es el comportamiento del índice de precios al productor (IPP) por su efecto sobre la estructura de costos de las empresas que, al fin de cuentas, es lo que determina el nivel de precios al consumidor final. La formación de los precios de cualquier bien o servicio proviene de la estructura de costos más el margen de utilidad que el productor esté dispuesto a aceptar dadas las condiciones de mercado. La estructura de costos a nivel agregado se puede simplificar como la suma de los costos de los insumos, medidos por el IPP, los costos salariales o laborales y la carga tributaria que pagan las empresas.

Aunque cada sector o subsector económico tiene particularidades que hacen más fácil o más complejo para los productores transmitir los cambios en la estructura de costos a los precios de sus productos (bienes o servicios), es evidente que un bajo incremento del IPP contribuye a mantener baja la inflación. La variación anual de este indicador en octubre fue de 3.70% y a pesar de su alta volatilidad completó tres meses fluctuando en el rango meta de inflación (2% a 4%), manteniéndose por debajo del promedio de 6.25% observado entre mediados de 2015 y mediados de 2016, como consecuencia del comportamiento de la tasa de cambio (devaluación).

Adicional al desvanecimiento de los factores transitorios que hicieron repuntar la inflación hasta niveles cercanos al 9% (fenómeno del Niño, devaluación del peso y el paro camionero), la fuerte desaceleración de la demanda agregada está jugando un papel preponderante en la reducción, tanto de la inflación como de las expectativas de inflación. De hecho, mientras el crecimiento del PIB real fue de 2% anual en el segundo trimestre del año, la demanda interna apenas creció 1.3% anual en términos reales, mientras que el Banco de la República acaba de revisar a la baja la estimación de crecimiento para este año de 2.3% a 2.0%.

A la luz de lo anterior, los factores que podrían afectar la reciente convergencia de la inflación hacia el rango meta con efectos duraderos podrían ser: i) incremento muy superior a la meta de inflación en el salario mínimo para 2017, ¡¡) alzas en otros costos laborales (horas extras) y; iii) nuevos episodios de devaluación del peso si hay una salida de flujos de capital ante mayores tasas de interés internacionales. El efecto de un incremento en la tarifa del IVA será un choque transitorio que tiene un mayor beneficio al permitir mantener la estabilidad de las finanzas públicas.

En conclusión, la inflación está convergiendo rápidamente al nivel deseado por la autoridad monetaria y que garantizará una mayor estabilidad macroeconómica, pero todavía parece temprano para iniciar un ciclo bajista en la tasa de interés de intervención del Banco de la República. En cualquier caso si la mayor desaceleración económica contribuye aún más al descenso de la inflación y sus expectativas, no es descartable que el primer recorte de tasas de interés por parte del Emisor ocurra este mismo año.