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Generosidad y experiencia de Chile para Colombia

Nuevamente el Gobierno de Chile, a través de su Embajada en Bogotá, lideró una generosa y pertinente reflexión sobre los aprendizajes del proceso de transición chileno para la actual coyuntura colombiana y para los grandes y complejos desafíos de futuro que enfrentará nuestro país.

Víctor Hugo Malagón Basto
29 de septiembre de 2016

En el contexto del postconflicto colombiano la Embajada de Chile en Colombia, en cabeza del querido Embajador, excelentísimo señor Don Ricardo Navarrete Betanzo, ha organizado con el apoyo de la Universidad del Rosario, la Representación en Colombia del PNUD de las Organización de las Naciones Unidas, la Misión de Paz de la OEA, Diez Comunicaciones y la Fundación Naciones dos encuentros destinados a compartir las experiencias de Chile en el proceso de reconciliación que tuvo lugar a partir del año 1990. Durante la presente semana se llevó a cabo el segundo de ellos titulado “Desafíos del Encuentro de la Sociedad Civil y las Fuerzas Militares: Experiencia de Chile”.

En el análisis de procesos de paz, suele recurrirse permanentemente a ejemplos como el centroamericano, el sudafricano, el irlandés, pero la experiencia de Chile aunque muy distinta en esencia, tiene escenarios de aprendizaje fundamentales para la reconciliación de las sociedades y de las instituciones.

En esta ocasión el encuentro  permitió conocer las experiencias aprendidas en Chile con motivo de la instalación de la Mesa de Diálogo, en torno a los temas de verdad, memoria, reconciliación, lo cual permitió construir un nuevo vínculo entre la sociedad civil y las Fuerzas Militares. Y es que garantizar a las víctimas de violaciones de los derechos humanos el acceso a la verdad y la justicia por los hechos que sufrieron es una obligación indiscutible de los Estados que anhelan la paz duradera y a la verdadera reconciliación.

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La mayor claridad y transparencia acerca de los abusos a los derechos humanos refleja la independencia del poder judicial, la libertad de información y opinión, y la voluntad de los Estados para honrar sus compromisos, no sólo con la comunidad internacional sino especialmente con sus propios ciudadanos.  Así lo entendieron en Chile, donde se constituyó una comisión de la verdad que, a través de diversos instrumentos, hizo conciencia colectiva sobre terribles casos de la violencia y las violaciones a los derechos humanos o infracciones al derecho internacional humanitario, pero lo más importante, lideró el diseño e implementación de medidas de reparación y reconciliación.

En la coyuntura actual de Colombia, esta reflexión resuena en la conciencia de muchos compatriotas: ningún Estado puede renunciar a su obligación de ejercer justicia para todos los actores involucrados en los conflictos, pues eludir el ejercicio pleno de la justicia, ante hechos que contradicen leyes del Estado y de la Humanidad, genera desconfianza y descrédito en el mediano y largo plazos.

El proceso en Chile nos enseña que el acceso a la verdad y a la justicia es un requisito para abrir puertas a la sincera y estable reconciliación.   Por esta razón, contar en Bogotá con invitados de la talla de Edmundo Pérez Yoma, ex Ministro del Interior y de Defensa de Chile, del Brigadier General Ejército de Chile Juan Carlos Salgado, Integrante de la Mesa de Diálogo sobre Derechos Humanos y Proceso de Transición Política en Chile, de nuestro Ministro de Defensa Luis Carlos Villegas Echeverri, del rector de la Universidad del Rosario José Manuel Restrepo, del representante residente de la organización de naciones unidas en Colombia y del representante de la Organización de Estados Americanos, así como de altas autoridades colombianas e internacionales, entre quienes se destacaron panelistas invitados como  Clara Rojas, Representante a la Cámara de Colombia,  Henry Medina, General (R), Coordinador Nacional de la “Paz Querida”, León Valencia, Director Ejecutivo, Fundación Paz & Reconciliación y Pedro Javier Rojas, Coronel, Director del Centro de Doctrina del Ejercito Nacional de Colombia, engrandecieron este acto y lo hicieron, hoy más que nunca, pertinente y afortunado, pues el “Proceso de Paz”, no terminó el 26 de septiembre con el acto de firma y ratificación de los acuerdos, apenas tuvo su pistoletazo de partida.

Se comprobó, con la reflexión desarrollada y con la generosidad y profundidad del ejemplo chileno, que hay razones para la contundente sentencia que nos dejó hace pocos días la Presidenta Michelle Bachelet en Colombia: ”Reconciliación no es sinónimo de olvido”.

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