OPINIÓN ONLINE

¿Estamos preparados para la generación Z?

Sus códigos son muy diferentes, dicen lo que piensan, el respeto jerárquico ya no es el mismo de años anteriores, se visten diferente, ven la vida diferente, no se desconectan en ningún momento y no tienen sueños de vivir en una empresa toda su vida.

Claudia Varela, Claudia Varela
7 de mayo de 2017

Hoy todo el mundo tiene los ojos puestos en una generación que aparentemente es la dueña del mundo, los millennials. Muchas empresas siguiendo la tendencia de la atención que hay que ponerles y pensando en que el futuro estará en unos años en sus manos, está haciendo todo tipo de estrategias para conocerlos y darles gusto con el fin exclusivo de retenerlos y comprometerlos con un proyecto más colectivo.

Se habla de los millennials como consumidores, como ejecutivos, se crean servicios especiales para ellos y el consumo incluso de medios se está ajustando a lo que ellos necesitan. Hay que prestar igual mucha atención al mundo de la generación que hoy tiene más recursos para consumir que son los de la generación X e incluso los baby boomers, muchos de los cuales ya están metidos en redes sociales y tienen mucho tiempo para navegar y ver otras formas de aproximarse al consumo.

También le puede interesar: De lo práctico a lo light

En todo este modelo que piensa bastante en el futuro más corto pero no en el más largo, no se está viendo que va a pasar con la generación Z cuando arranque en el mundo laboral. Esta es la generación que nace después de la generación del milenio, algunos autores la definen como todos los nacidos entre 1994 y 2010. La población hoy se compone actualmente de adolescentes en su mayoría y los mayores ya son adultos jóvenes.

Estos chicos son bastante individualistas, creen en sí mismos en exceso, la tolerancia a la frustración es muy baja y esto puede desencadenar en dificultades de interrelación social y baja empatía.

La educación y el trabajo ya no son tan importantes como para las generaciones anteriores. Son muy tecnológicos y estructurados ya que nacieron cuando el mundo digital ya estaba al alcance.

Algunos investigadores consideran que dado que son una generación posmodernista y que sus vidas son más virtuales que reales tendrán una fuerte conciencia de la ética laboral pero serán más egoístas y asociales que las anteriores generaciones, lo que puede llevar a falta de comunicación en el trabajo.

Las empresas que intenten tener modelos sostenibles deben pensar en las brechas generacionales como algo más serio no solo como una  moda. Si los millennials tienen un nivel de compromiso con las organizaciones bastante lejano al de los X y los Baby boomers, estos chicos Z sencillamente ni entienden por qué se debe trabajar en oficinas.

Le sugerimos leer: Haz lo que te haga vibrar y haz vibrar con lo que haces

Ya empezamos a ver a algunos de los Z trabajando en las empresas. Sus códigos son muy diferentes, dicen lo que piensan, el respeto jerárquico ya no es el mismo de años anteriores, se visten diferente, ven la vida diferente, no se desconectan en ningún momento y no tienen sueños de vivir en una empresa toda su vida.

¿Cómo puede ser entonces ese manejo entre millennials y Z? En realidad es algo que hay que empezar a estudiar de manera más estructurada. Si la sociedad va a llegar a ser tan individualista, ¿cómo crear culturas?, ¿cómo llegar a ambientes donde se compartan valores si cada quien tiene los propios?

El reto para las organizaciones es realmente gigante. Si pensamos en el corto plazo no podemos olvidar a la generación X. Son los que hoy poseen la mayor experiencia, background, conocimiento y liderazgo por su experticia. No van de salida, al contrario, los 30 años ahora son los 40 por tanto tienen cuerda para rato. Una organización inteligente debe preservar y cuidar a su generación X para garantizar un futuro sólido.

Los millennials son el mediano plazo. Pero que no se crean que son los únicos porque viene detrás pisando los talones una generación que literalmente hace lo que se le da la gana patrocinada por padres permisivos, falta de límites y una tecnología que les permite saber lo que pasa en el mundo entero en tiempo real.

Las empresas deben repensar sus modelos. Hay que hacer cosas diferentes, tener vías innovadoras, ser empáticos y construir marcas sólidas porque el mundo cambia a la velocidad de un tweet y los X están ya listos para asumir el cambio.

Lea también: El nuevo poder de recursos humanos