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¿Es flexible su organización? Adaptarse o quebrar: esa es la cuestión

La capacidad para aprender a adaptarse a las exigencias cambiantes del mercado y de la propia organización permite su supervivencia en el futuro.

Maria Gabriela García
8 de noviembre de 2016

Las organizaciones en la actualidad se esfuerzan por alcanzar los niveles de satisfacción esperados por sus colaboradores, socios, proveedores y clientes. Este interés se ve afectado por los continuos cambios que la organización  implementa para responder al dinámico entorno. La constante presión sobre la organización genera movimientos en los mecanismos de auto – regulación, con el fin de afrontar de forma adecuada los cambios. Entre ellos están los relacionados con la flexibilidad y la competitividad,  que redundan en productividad.

Cuando se tiene flexibilidad organizacional, se aprende de las experiencias identificando en qué momentos se deben acelerar o desacelerar los procesos según las demandas internas y externas. Los líderes de las organizaciones tienen una responsabilidad importante, ya que ellos son los que perciben las señales del entorno y las convierten en estrategias para generar movimientos específicos en la dinámica empresarial.

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Valdría la pena preguntarse entonces ¿Cuáles son los mecanismos formales que existen en su organización que permiten que las señales del entorno sean comprendidas? ¿Cuáles convierten dicha lectura en estrategias que promuevan la flexibilidad empresarial?

La competitividad de una empresa es la capacidad que permite el posicionamiento, mantenimiento y crecimiento de un negocio en el mercado. Esta se logra a través del aprendizaje colectivo que las personas han adquirido mediante la interacción con el entorno, la organización y con el desarrollo de las competencias empresariales.

Para que la empresa se enfrente al mercado, es importante que las personas tengan identificado qué conocimiento necesitan para realizar su trabajo de manera efectiva, así como realizar una valoración de su conocimiento y desarrollar lo aprendido  mediante redes de aprendizaje con el fin de reconocer aspectos fortalecedores de cada cual y aplicarlos en su estrategia de trabajo. Esto permite a la empresa  gerenciar el conocimiento de manera práctica, para irse adaptando a los cambios.   Se trata de la creación de un contexto que propicia el mejoramiento del desempeño y  apoya la competitividad de cada persona. Al final esa creación de un entorno diferente lo permiten los líderes que son flexibles e impulsan estas iniciativas.

En este sentido cobran relevancia estas preguntas: ¿Los conocimientos, habilidades y aptitudes que se promueven en la organización apoyan la contribución productiva?  ¿Nuestras competencias personales y organizacionales aportan a la competitividad de la empresa?

La productividad empresarial, se refiere a la capacidad de la organización para movilizar sus activos de cara a los resultados  y ser flexible para ofrecer al mercado y a los clientes productos, servicios o soluciones (según el caso) que le permiten mantenerse en la dinámica socio - económica.  Cuando la productividad se basa en ser flexibles adaptándose al entorno de competitividad, la organización logra hacer lo mejor con la mínima inversión de esfuerzo y recursos, lo cual se traduce en rentabilidad.

La flexibilidad de la organización se da principalmente si los líderes piensan que es una capacidad que vale la pena implementar y son capaces de plasmar sus acciones en prácticas que permitan que la organización se movilice de manera rápida, dinámica y competitiva para asegurar su supervivencia. El adaptarse o morir de la evolución de las especies, también aplica al mundo empresarial, en donde las organizaciones que no entienden por qué su producto estrella se dejó de demandar ni reaccionan ante esto, están condenadas a cerrar las puertas de su negocio para siempre.  

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