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Eres lo que fuiste, serás lo que eres

Faltaba una firma, la del expresidente Uribe. No me hago ilusiones de sus habilidades negociadoras para modificar en sustancia los acuerdos. Uribe necesitaba sacarse el clavo y lo hizo con creces. Van a lograr en el mejor de los casos cambiar un par de comas.

Pablo Londoño
6 de octubre de 2016

Estoy en la India, a 100 kilómetros de la frontera entre India y Pakistán. Jaisalmer se llama la ciudad, la famosa ciudad dorada de la India, el único fuerte vivo que queda en esta India maravillosa, mágica, espiritual, colorida, condimentada, ingenua y pobre,..muy pobre. De camino a la ciudad pasamos una gran cantidad de caravanas militares que están fortaleciendo la frontera. Una frontera caliente, que hace pocos días vio avivar el conflicto tras el asesinato  de 14 soldados en cachemira.

El problema en India es religioso. Todavía una parte importante de la población no le perdona al mismo Gandhi el haber dividido el país en dos, entregando Pakistán a una minoría musulmana. Gandhi se la jugó entonces, en pos de una paz duradera, por ceder incluso lo más preciado, el territorio. Estaba por encima el futuro de una nación que no solo quería su independencia de los ingleses, quería también dejar pavimentada una estructura social duradera que les permitiera seguir viviendo como lo habían hecho por siglos: en paz.

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Me desperté a leer las noticias nuestras y realmente creía estar soñando. El titular de El Tiempo que daba la victoria al No, parecía mas bien una inocentada. El inocente fuí yo. Perdimos cuatro años de conversaciones, se impuso una democracia que lejos esta del perdón, mucho más lejos del olvido y que sigue siendo manipulada como sociedad por nuestros líderes; por los de los dos bandos.

En  este proceso las estimaciones de todos fallaron: El gobierno sobreestimó a la guerrilla, entregando tal vez demasiado sin consultar el pensar de la oposición. La oposición subestimó el Acuerdo que hoy pareciera tener el blindaje de los tratados internacionales con las dificultades que esto conlleva. La guerrilla subestimó el dolor causado, las heridas abiertas de un país que definitivamente no está dispuesto a tragarse los sapos y Santos subestimó de nuevo a Uribe que hoy se reviste de nuevo como patriarca de medio país que le sigue a pesar de sus mil imprecisiones para darles un calificativo amable.

En la mitad de los dos bandos, nuestros líderes jugaron con todos nosotros. Verdades a medias en unos casos, muchas mentiras en otros, información entregada a cuenta gotas en la medida en que fuera "prudente" hacerlo, medios comprados que realmente pocas veces fueron imparciales. Por primera vez, desde que tengo memoria, el país reflejó en las urnas lo que vivió en privado estos últimos meses. Una emocionalidad a flor de piel; ninguna capacidad para oir los argumentos de la contraparte y muy poca capacidad para admitir que realmente la paz implicará necesariamente de concesiones que empiezan por un cambio de modelo mental.

Esta paz despertó ilusiones, pero el Acuerdo y su proceso no tuvo un liderazgo que nos arrastrara masivamente como sí ha sucedido en otras latitudes. Santos no genera confianza y no tiene en su liderazgo la fuerza que se requiere para el cambio. Uribe tiene el carácter pero tiene igual un 50% de la población hoy en su contra pensando que por venganza se tiró el proceso atendiendo a su vanidad personal. Nos emocionó más a los Colombianos el triunfo de Nacional en la Copa que la firma del histórico acuerdo.

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Hoy el país se encuentra en el peor de los escenarios. Un Gobierno que amanece sin gobernabilidad, al que le midieron el aceite y que verá su Unidad Nacional resquebrajarse a pasos agigantados ahora que todos empiezan a hacer cálculos políticos de cara a las próximas elecciones. Cambio de tercio y hoy parece validarse la idea de que volveremos hacia la derecha. A Vargas Lleras le tocará renunciar pronto y tendrá que empezar a hablar de algo diferente a sus casitas y sus carreteras. Tendrá que asumir posición y todo parece indicar que de cara a sus posibilidades su discurso se va a endurecer.

Las Farc quedan en un limbo muy dificil de manejar. Si no los recogen rápido será el Eln el que saque el mejor botín del fracasado acuerdo. Difícil para el guerrillero raso ahora que ve deslegitimado el Acuerdo firmado por sus jefes y que les ofrecerán del otro lado argumentos sólidos para seguir en pie de guerra. La comunidad internacional, bueno, fuera de haber avalado un Oso gigante, debe estar tan perdida como nosotros mismos.

Hay una anecdota que le atribuyen a un expresidente Colombiano que viene al caso. Lo contrataron para dar un concepto que hizo con esmero. Al entregar la factura, con una cifra importante sus clientes le reprocharon el valor. Les dijo que no había problema y les volvió a enviar el mismo concepto, esta vez con una factura que tenía un cero menos. Sorprendidos sus clientes le preguntaron el porqué de su descuento, a lo que respondió: la diferencia es que el segundo concepto no lleva mi firma.

A este Acuerdo le pasó lo mismo, faltaba una firma, la del expresidente Uribe. No me hago ilusiones de sus habilidades negociadoras para modificar en sustancia los acuerdos. Uribe necesitaba sacarse el clavo y lo hizo con creces. Van a lograr en el mejor de los casos cambiar un par de comas, modificar un par de números, cambiarle el orden, todo dentro de un proceso que inician en donde lo que realmente está en juego no es el Acuerdo en sí mismo, es la alternación del poder.

Dice un proverbio de la religión Hindú: Eres lo que fuiste, serás lo que eres. Los colombianos acabamos de probar que venimos de la violencia, eso somos y lejos estamos de abandonar nuestros hábitos. Seguimos atados a nuestro pasado, un pasado que parece, irremediablemente, determinará nuestro futuro. ¿Seremos eso?

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