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Energía renovable: una fuerza imparable

Esperemos que la reciente crisis de materias primas sea el estímulo adecuado para crear políticas que beneficien la generación de energías alternativas no solo como lucha ante el cambio climático sino como el negocio del futuro.

Eduardo Bolaños
26 de octubre de 2016

Creo que muy en el fondo, todos tenemos claro que el planeta no puede seguir su senda de desarrollo actual  con las mismas fuentes de energía de hace 200 años; el costo ambiental es evidente y se ha convertido en un problema de salud pública para las economías desarrolladas.  Aunque las fuentes de energía renovable existen desde hace un buen tiempo, su implementación siempre fue complicada por los intereses que envuelven la industria de los combustibles fósiles y por los altos costos ligados al bajo desarrollo tecnológico; sin embargo, esta situación viene cambiando y con el desarrollo de nuevas tecnologías el descenso en los costos abre la puerta a toda una revolución energética de proporciones globales.

Según fue anunciado por la Agencia Internacional de Energía (AIE), durante 2015 las energías renovables sobrepasaron al carbón como la mayor fuente de capacidad instalada para la generación de energía en el mundo, además las energías eólica y fotovoltaica aportaron más de la mitad de la nueva capacidad de generación energética a nivel global.

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Por ejemplo, el año pasado se instalaron 500.000 paneles solares al día en el mundo y en China se instalaron dos turbinas de viento cada dos horas.

Durante los próximos 5 años, las energías renovables serán la fuente de generación de mayor crecimiento y tendrán un 28% de la producción global de energía frente al 23% registrado en 2015.

Recientemente la AIE no ha sido la más acertada a la hora de establecer pronósticos, solo basta con ver que hace dos años vienen esperando que la oferta y la demanda de petróleo encuentren equilibrio; pero esto no le resta mérito al avance de las energías renovales y sus aportes al bienestar general de los pueblos, permitiendo el crecimiento y desarrollo sin que esto represente disminución en la calidad de vida de las personas.

Los mercados financieros cada vez son más conscientes de esta revolución, pero aún queda mucho espacio para participar; empresas como Tesla y Solar City nos demuestran que el negocio de las energías renovables no solo puede ser bueno para las personas sino también rentable.

Lamentablemente dos tercios (2/3) del crecimiento de las energías renovables estarán concentrados en China, Estados Unidos, Europa e India. En Latinoamérica solo Brasil hace la tarea, pero en los otros países hace falta decisión gubernamental para desligarnos de la explotación de los commodities; esperemos que la reciente crisis de materias primas sea el estímulo adecuado para crear políticas que beneficien la generación de energías alternativas no solo como lucha ante el cambio climático sino como el negocio del futuro.

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