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La encrucijada entre inflación y crecimiento

Todo banco central debe tomar la decisión de usar su política monetaria para proteger el nivel de precios de la economía o incentivar el consumo de los hogares y por tanto el crecimiento, esta es la encrucijada a la que se enfrenta el Banco de la República en cada reunión.

Gregorio Gandini
5 de abril de 2017

Ya que la semana pasada hablamos de las decisiones de tasas de la Reserva Federal, hoy quiero tomarme el tiempo de analizar la política monetaria en el ámbito local para poder entender la razón detrás de las decisiones de tasas del Banco de la República.

En su reunión del pasado 24 de marzo el Banco de la República decidió reducir su tasa de intervención en 25 puntos básicos (Pb), si un punto básico equivale a 0,01% esto implica que redujo su tasa en 0,25% pasando de 7,25% a 7%. En el comunicado de prensa se mencionan varias consideraciones que tuvo la junta para tomar esta decisión las cuales revisaremos a fondo más adelante, pero primero es importante entender cómo funciona la política monetaria y su relación con la inflación y el crecimiento.

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La política monetaria y sus implicaciones

Lo primero que hay que hacer es entender que la política monetaria es la forma en la que los bancos centrales garantizan la estabilidad en el nivel de precios y el crecimiento en la economía a través del control de la cantidad de dinero en ella. Si recordamos la fórmula del Producto Interno Bruto (PIB) se puede ver que el consumo es un elemento clave en el mismo:

PIB: Consumo + Gasto + Inversión +(Exportaciónes - importaciones)

Así pues, una decisión respecto a la tasa de interés va a afectar el consumo de los hogares, lo que afectará la cantidad demandada de bienes por un lado y el nivel de precios por el otro. En el cuadro se puede ver el efecto de una política monetaria expansiva, en la cual se aumenta la cantidad del dinero en la economía vía reducción de tasas.

El enfoque de aplicación de la política monetaria del Banco de la República es que “La política monetaria en Colombia se rige por un esquema de Inflación Objetivo, cuyo propósito es mantener una tasa de inflación baja y estable, y alcanzar un crecimiento del producto acorde con la capacidad potencial de la economía”. Es decir, este esquema de inflación objetivo, que se encuentra en 3% con un rango de +/- 1%, permite balancear los efectos de la política monetaria tanto en el crecimiento como en el nivel de precios. El problema viene claro está, cuando el nivel de precios se encuentra por fuera de esta meta, tal y como ha estado pasando desde febrero de 2015.

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La inflación en Colombia

En su comunicado de prensa una de las más importantes razones para continuar disminuyendo tasas es la siguiente: “Los efectos de los fuertes choques transitorios de oferta que desviaron la inflación de la meta se siguen diluyendo. Así lo indica, por ejemplo, la desaceleración del IPC de alimentos en febrero.”

Este argumento es particularmente importante debido a que los precios de los alimentos son en Colombia el componente más volátil dentro de la medición del IPC y tiene un marcado impacto en el nivel de la inflación tal y como puede verse en el siguiente gráfico.

Comparando las dos tendencias tanto de variación de los precios de alimentos como de la inflación durante el último año, es claro como estos afectan la tendencia de los precios. Cuando el comunicado menciona los “choques transitorios” de los precios se refiere particularmente a la vulnerabilidad de los alimentos a efectos externos que pueden reducir la cantidad ofrecida y por tanto los precios. En Julio de 2016 que se registró el mayor incremento tanto de precios en general (8,97%) como los de alimentos en particular (15,71%), se presentó el paro camionero que afectó su transporte y, por tanto, su oferta lo que los hizo más escasos y por tanto más costosos.

El escenario para el resto del año

Este análisis nos ha dado una idea clara de cuáles son las fuerzas detrás de la toma de decisiones de tasa por parte del Banco de la República y en especial como los efectos externos sobre la oferta de alimentos están disminuyendo, esto le da una base muy importante al Banco para continuar con su política de reducción de tasas. Si bien el Banco no puede perder de vista la meta de inflación, mientras los datos de precios continúen convergiendo al 4% tendremos escenarios de reducción de tasa de intervención que puede llegar fácilmente al 6% buscando favorecer el consumo e impulsar el crecimiento durante el resto de este año. Sin embargo, el factor clave para mantener esta postura de política monetaria será el precio de los alimentos que tiene consigo un gran nivel de incertidumbre respecto a condiciones exógenas que puedan afectar el nivel de su oferta.

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