Opinión On-line

¿En qué se afecta el bolsillo con la subida del precio del dólar?

Más allá de los efectos macroeconómicos que implica pagar o recibir muchos o pocos pesos por un dólar ¿qué efectos tiene este movimiento económico para sus finanzas? Opinión de Pablo Moreno Alemay.*

24 de febrero de 2014

Normalmente compramos todo tipo de bienes, algunos por necesidad, otros por lujo; artículos en su mayoría importados y que actualmente, debido a la firma del TLC con Estados Unidos y con otros países industrializados, hacen parte de lo que cotidianamente adquirimos en los centros comerciales o en las grandes cadenas de supermercados.

Si el precio del dólar sube, naturalmente se encarecen las compras de los importadores para elaborar o comercializar sus productos, lo que supone mayores costos para ellos y evidentemente mayores precios para nosotros –los ciudadanos comunes–, quienes recibimos un primer golpe en nuestro bolsillo, especialmente cuando estamos interesados en comprar electrodomésticos, repuestos, herramientas y vehículos, entre otros.

Pero no siempre solemos consumir bienes importados, esta noticia también nos puede afectar cuando tomamos la decisión de programar unas vacaciones en el exterior. Un dólar a un precio alto, supondrá un mayor valor en el tiquete aéreo, una reserva de hotel más costosa, e incluso un costo elevado, superior a nuestro presupuesto, para realizar compras con tarjeta de crédito. Es decir, para hacer turismo fuera del país, no solo basta con desear que haga buen tiempo, sino que el precio del dólar este “barato”.

Tranquilo (a), no todo es negativo, también hay importantes ganancias cuando el precio de esta divisa aumenta. Quienes venden productos en el exterior son los grandes favorecidos pues recibirán más pesos por cada dólar que facturen. ¿Y quienes son los afortunados? Aparte de las reconocidas empresas exportadoras, podemos mencionar al empresario colombiano que con capital humano, técnico y materia prima nacional ofrece un producto que con alta o baja capacidad de transformación, comercializa en otros horizontes.

Debido a estas características, el país suele ver con buenos ojos la depreciación del peso colombiano, además que dichas ganancias suponen mayores posibilidades de inversión y crecimiento de la economía. Esta situación también supone otros efectos macroeconómicos, no todos igual de positivos, pero evitemos caer en este tipo de análisis “aburridos”.

Con relación a las personas que salieron del país recientemente y no precisamente de vacaciones, sino por trabajo o estudio, sus familiares se verán directamente beneficiados cuando les envíen dinero, debido a que van a sentir un efecto positivo cuando realicen el cambio de divisas, es decir, por cada dólar que les envíen recibirán más pesos colombianos.

Ahora, la globalización la evidenciamos no sólo a través de las remesas, sino por la transferencia de recursos que podemos realizar con mayor facilidad, incluso nosotros, los ciudadanos de a píe, a través de inversiones en el exterior. Recordemos, por ejemplo, que ahora las firmas comisionistas no sólo ofrecen acciones del mercado nacional, sino que han incluido en su portafolio acciones de firmas norteamericanas a unos costos de transacción cada vez más competitivos. Cuando invertimos en el extranjero no sólo deseamos que el título sea rentable, sino que esté acompañado de una revaluación del dólar de forma que nuestra inversión inicial en pesos se vea superada por la posterior conversión cuando traigamos los recursos de vuelta al país.

En conclusión, consumo, turismo e inversión, por sólo citar algunos ejemplos, nos convierten en ciudadanos ya no tan comunes y que somos vulnerables al precio del dólar.


* Jefe de Área de Finanzas de la Universidad de La Sabana